Es una de las canciones más aclamadas y reconocidas del cantante y guitarrista británico, que nos regala en ella algunos de sus mejores momentos con las seis cuerdas, destacando especialmente su manejo de la guitarra slide, y alejándose del sonido de la banda matriz y de lo que, ya en solitario, había hecho en su disco anterior, el desmesurado e icónico "All Things Must Pass" (1970). Ya desde el momento de su publicación, se convirtió al instante en una de las canciones imprescindibles en sus pocas actuaciones en vivo, y formó parte del disco en directo "Live in Japan" (1992).
La letra abordaba uno de los temas habituales del artista, muy metido en todo lo relacionado con el karma y el concepto de liberación espiritual a través del ciclo de la reencarnación, y para Harrison aquellos versos eran casi como una oración personal o una sincera conversación con Dios. Artistas como Sting, James Taylor o Elton John, entre muchos otros, han versionado un tema que se encuentra entre los mejores de un artista irrepetible y no siempre valorado en su justa medida, escondido a la sombra de dos monstruos de la talla de John Lennon y Paul McCartney, pero capaz de entregar joyas atemporales como "Give Me Love (Give Me Peace on Earth)".
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