I Put a Spell on You es una canción mágica ya desde su título ("Te hechicé"), y su embrujo te lleva desde lo que comienza como una balada sobre el amor perdido hasta el paroxismo rockero del amante despechado, que reclama violentamente lo que ya no puede tener. Ya en su origen, la canción compuesta e interpretada por Screamin' Jay Hawkins en 1956 hizo ese camino "in crescendo", ya que estaba planteada como balada de blues, pero la sesión de grabación desembocó en una fiesta de alcohol que acabó derivando hacia una interpretación mucho más salvaje del tema.
Diez años después, y como no hay nada más salvaje que un animal, los Animals versionaron la canción de Hawkins para su disco Animalisms (Animalismos). El grupo británico, que había alcanzado la fama con temas como The house of the rising sun o Don't let me be misunderstood, había sufrido varios cambios en su formación original, y los miembros que permanecieron tenían la sensación de estarse volviendo demasiado comerciales. La consecuencia fue la ruptura con EMI, para embarcarse ese mismo año 1966 en un contrato discográfico con MGM (para Estados Unidos y Canadá) y Decca Records (para el resto del mundo), con los que editaron el que sería su último disco como The Animals.
Como si de un cruel hechizo se tratase, The Animals se disolvieron poco después, en medio del caos financiero y las desavenencias internas, dejando para la historia esta paradójica versión de un lamento sobre lo que un día se tuvo y se escapó entre los dedos. Una vez más, y como por arte de magia, la balada blues se convirtió en una explosión de furia animal, que se llevó por delante a Eric Burdon y Cía, los únicos capaces de hechizarnos y, acto seguido, dilapidarse en un puro y salvaje ejercicio de animalismo.
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