viernes, 12 de marzo de 2021

El disco de la semana 216 - Black Pumas - Black Pumas

 



El puma es un mamífero carnívoro nativo de América, que a pesar de su gran tamaño, está más emparentado con los pequeños felinos ya que, a diferencia de los grandes felinos, no puede rugir, ya que carecen de la laringe especializada de otros felinos. Algo así le ocurría al guitarrista y productor Adrián Quesada, que tras una exitosa etapa a bordo de la banda de funk latino Grupo Fantasma, con la que ganó el Grammy al mejor álbum de rock alternativo latino por el disco "El Existencial" en 2010, en 2017 andaba buscando una nueva colaboración que le proporcionara una voz a la altura de las pistas de retro-funk y R&B en las que había estado trabajando.

La empresa era complicada, ya que los avistamientos de pumas son más bien raros, pues se trata de un felino solitario y crepuscular, que normalmente evita el contacto con las personas. Sin embargo, ​y a través de un amigo en común, Quesada entró en 2018 en contacto con Eric Burton, cantante y compositor que, tras un tiempo cantando y tocando música en las calles y el muelle de Santa Mónica (California), realizó una peregrinación por el Oeste de Estados Unidos, hasta establecerse en Austin, Texas. Los pumas no rugen, pero sus gritos y ronroneos son muy característicos, como lo es la voz de Eric Burton, que encajaba perfectamente con los esbozos de canciones de Quesada. Acababan de nacer los Black Pumas, y con ellos los primeros sencillos de la banda, Black Moon Rising y Fire. Ambos temas fueron después parte de lo que sería su primer y, de momento, único álbum de estudio.

El álbum  Black Pumas (2019) abre precisamente con Black Moon Rising, dónde Burton despliega todos los matices de su voz, falsetes incluidos, mientras Quesada construye alrededor de ella un manto sonoro de de ritmos sincopados e influencias retro-soul que recuerdan a bandas sonoras de películas de los 60 y 70. Como buen depredador, el puma busca cazar una amplia variedad de presas, y éstos dos pumas no se conforman con los dos sencillos anteriores. En el segundo tema del disco, desnudan su sonido en la gospeliana Colors, el siguiente sencillo de la banda, con un efectivo ritmo de guitarra acústica y piano acompañando a las excelencias vocales de Burton. La fe de que Black Pumas enfilaban ya la senda del éxito la dan los más de 63 millones de visitas del vídeo de esta canción en Youtube.

Know you better es soul sureño de muchos quilates, un tema con reminiscencias a Marvin Gaye o Al Green, y ritmo de teclado a lo Black Keys, que explota rotundo en el estribillo. Otro certero ataque de puma, una más de las eléctricas chispas que anteceden al fuego de Fire, una de esas canciones que queman con solo escucharlas y a las que ya no puedes después resistirte. Tiene el regusto clásico en la interpretación y la música, y suena al mismo tiempo moderna y rompedora, como el graffiti de la portada del disco, que en el vídeo promocional de esta canción vemos pintar a cámara rápida sobre una pared negra.

El pelaje del puma es generalmente dorado, pero también puede ser de color gris plateado o rojizo. Los Black Pumas también cambian la paleta de colores de su variado pelaje, poniéndose más melódicos en temas como Oct 33, con esos arreglos de viento que tan bien sientan a los buenos temas soul, o en Stay Gold, dónde a Burton le acompañan unos coros muy del estilo Motown y la sempiterna distorsión de guitarra retro con la que aderezan la mayor parte de los temas. Y aunque realmente no se haya documentado nunca la existencia de "pumas negros" como los del título del álbum, y sea ese un color más asociado a las panteras, en Old man su música suena negra e intensa, y nos traslada a otras décadas prodigiosas a la misma velocidad que el Delorean de Marty Mcfly.

Los pumas pueden dar grandes saltos, gracias a sus fuertes patas traseras. Confines es otro salto en la calidad vocal de Burton, más cercano aquí a los registros de un Smokey Robinson, jugando con el falsete mientras la música juega con el oyente, envolviéndole en la experiencia de la escucha. Quizá no puedan saltar tan alto como para tocar el cielo (Touch the Sky) pero sí para mantener el listón de la calidad del disco constante y equilibrado sin derribarlo en ningún momento. Como expertos escaladores, saben que no hay nada como una sección de vientos para darle a un tema la bocanada de aire extra para no desfallecer y alcanzar la cima.

Y una vez en ella, toca descansar sentados sobre una roca y contemplar satisfechos las vistas panorámicas. Es tiempo para dulces conversaciones (Sweet Conversations), apenas una letanía ambiental con un suave ritmo de guitarra de fondo. Un tema que se entiende desde la perspectiva de la calma del final, de querer cerrar el disco desde la sencillez y la bruma que acompaña al descenso de la montaña, pero que al escuchar los temas que quedaron fuera del disco, rescatados para la versión deluxe, no se entiende que ocupe el lugar que podrían haber ocupado temas tan rotundos como I'm Ready, Black Cat o las brillantes versiones del Fast Car de Tracy Chapman o del Eleanor Rigby de los Beatles, zarpazos de puma mucho más efectivos y que habrían sumado aún más fuerza a su inesperado y felino ataque.

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