jueves, 10 de enero de 2019

La música en historias: Añorando a Bowie




El 10 de Enero de 2016, un triste acontecimiento inundó las redes sociales desde primera hora de la mañana. Las primeras noticias adelantaban la muerte de un hombre de 69 años en Manhattan, Nueva York. Víctima de un cáncer contra el que llevaba luchando en secreto en los últimos tiempos, David Jones fallecía rodeado de su familia.

Fallecía también en ese mismo instante David Bowie, uno de los últimos grandes iconos de una generación de músicos que hoy en día parece irrepetible. "Bowie" fue el apellido artístico que adoptó para diferenciarse de otros artistas con nombres similares, en la época en la que intentaba abrirse paso hacia una fama por aquel momento aún esquiva. Al parecer escogió el nombre por una marca de cuchillos de la época, los cuchillos Bowie.

Pero la cosa no quedó ahí. Como en una reacción en cadena inexplicable, las muertes se fueron sucediendo y el mundo se fue haciendo eco de las catastróficas consecuencias que produjo este hecho aparentemente aislado.


En Londres falleció Ziggy Stardust, el único caso de avistamiento extraterrestre en el que la criatura del espacio exterior permaneció en la Tierra durante un largo período de tiempo, intentando avisarnos del futuro de destrucción al que nos encaminamos.




El mundo lloraba en ese momento su pérdida, cuando de nuevo las noticias se dispararon. Acababa de morir también Aladdin Sane, mesiánico personaje de pelo rojizo y el rostro atravesado por un misterioso e icónico rayo.





Casi no podíamos creer lo que estaba sucediendo cuando llegó una nueva noticia. El Duque Blanco, un personaje marcado por la elegancia de un dandy, el atractivo gentleman de pelo corto y rubio platino que bebía de la estética del cabaret decadente berlinés, nos dejaba también en ese momento.


Ya pensábamos que era imposible que pudiera ir peor, pero aún nos quedaba comprobar que las consecuencias de esta tragedia llegarían más allá de los confines de nuestro enfermo planeta.

Desde el espacio exterior nos llegó un mensaje desesperado de un astronauta que sabía que ya no podría volver a casa en su nave. Las infructuosas llamadas de la torre de control al Major Tom ya no tuvieron respuesta. Su cuerpo flota eternamente en el espacio sin posibilidad de retorno.


Fueron demasiadas cosas las que perdimos en un solo día. Ya no habrá más personajes, ya no apostaremos más sobre el próximo giro musical, la próxima propuesta, ya no habrá próximo LP (salvo el saqueo pertinente al archivo como con cada icono que nos deja). Nadie se acuerda ya de los otros Jones, los que le llevaron a cambiar su nombre, como nadie recuerda ya aquellos cuchillos, pero como añoramos a Bowie.

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