lunes, 12 de mayo de 2025

1593.- Gary Gilmore's Eyes - The Adverts


 

"Gary Gilmore's Eyes" ("Los ojos de Gary Gilmore") de The Adverts es una de las canciones más impactantes y provocadoras del punk británico de los años setenta. Lanzada en 1977, la historia de un paciente que, tras una operación de trasplante de córneas, descubre que ha recibido los ojos de un asesino convicto llamado Gary Gilmore, ejecutado en Estados Unidos, se convirtió en un éxito inmediato, alcanzando el puesto nº 18 en las listas del Reino Unido.

La audaz e innovadora letra  de T.V. Smith, líder de la banda, basada en un asesino real, no se queda simplemente ahí, sino que desarrolla de manera macabra e inquietante la casi cinematográfica historia, porque el paciente empieza a ver el mundo que le rodea a través de los ojos de Gary Gilmore, y la voz de T.V. Smith transmite a la perfección la urgencia y la sensación de desconcierto y horror del protagonista de la canción, ante lo que ve y lo que siente al verlo.

Musicalmente, "Gary Gilmore's Eyes" es una explosión de energía punk, con una banda que suena contundente, guitarras aceleradas y una estructura tan sencilla como efectiva. La producción, a cargo de Larry Wallis, dota a la canción de la crudeza y la inmediatez características del género, y la mezcla de la polémica y arriesgada temática y la actitud punk de The Adverts, convierte sin duda a "Gary Gilmore's Eyes" en una de las piezas clave para entender y valorar del punk británico primigenio.

domingo, 11 de mayo de 2025

Depeche Mode - Music for the Masses (Mes Depeche Mode)



Descubrí a Depeche Mode como muchas personas de mi generación, con ese disco doble sublime en directo que es "101" (1989), que de alguna manera resumía en una sola obra lo mejor de sus primeros discos. Fue ese disco para mí como uno de esos menús de degustación de los restaurantes de una estrella Michelín, de los que sales encantado de haber probado ocho exquisitos platos coloridos y diferentes, y algo achispado por los diferentes vinos con los que los expertos los han maridado, pero con el paso del tiempo, inevitablemente olvidas los ingredientes y los sabores de la inmensa mayoría de aquellos platos.

En mi caso, de todos menos de uno, porque ya conocía anteriormente el tema Never let me down again de una impactante escena de la serie 21 Jump Street (En España la llamaron "Jóvenes Policías"), uno de los primeros trabajos de un por entonces veinteañero Johnny Depp. Aquella canción, pieza clave del álbum Music for the Masses (1987), contribuía poderosamente a la intensidad de la escena, en la que dos coches conducían uno junto al otro a toda velocidad por una carretera de doble sentido, mientras una problemática adolescente jugaba con el riesgo "surfeando" las olas del viento con un pie en la ventanilla de cada coche.

Impactado por la intensidad que transmitía aquella canción, busqué el disco Music for the Masses (1987) y comprobé ilusionado que Never let me down again era, como no podía ser de otra manera, el tema con el que el disco arrancaba. Un himno a la amistad y la confianza, y un intenso viaje sonoro a base de coros apocalípticos, rotundos sintetizadores y una poderosa percusión. Como la chica de la escena, de algún modo me excitaba el riesgo que suponía haber comprado ese disco, sin saber si el resto de canciones me acabarían gustando (eran los ochenta una época en la que había que asumir esos riesgos, no existía Spotify ni Youtube Music, ni móviles ni nada por el estilo).

Pronto comprobé que la arriesgada apuesta me había salido bien, y de la excitación pasé a la satisfacción por la sofisticada producción del disco y las oscuras pero accesibles atmósferas que Depeche Mode creaban en temas como el minimalista y melancólico The things you said, o la intensa pieza de hipnótico ritmo que es Strangelove, otro de los temas incluidos en "101" y uno de los sencillos más relevantes de Music for the Masses y de la discografía de Depeche Mode.

La instrumentación vuelve a ser grandiosa e intrigante en temas como Sacred, que precede a Little 15, otro de los singles promocionales del álbum, y uno de los temas más sombríos de Music for the Masses, con su minimalismo instrumental y su misteriosa atmósfera. Ambas contribuyen a la oscura ambientación del disco, y sirven de puente hacia el tercer tema clave de una obra icónica e imprescindible: Behind the Wheel. Incluida también en 101, destaca por su poderosa línea de bajo y por la hipnótica y oscura atmósfera marca de la casa y tónica habitual del disco. 

Con semejante nivel de calidad, no es criticable que el disco pueda tener algunos momentos valle como en I want you know, una canción íntima y apasionada que vuelve al minimalismo y juega en una segunda división comparada con los grandes himnos que contiene un disco como Music for the Masses. La sensación de tramo medio, menos intenso y brillante desaparece rápidamente con To Have and to Hold, un tema tan breve como poderoso, de agresiva instrumentación y una atmósfera de los más opresiva.

Llega entonces el turno de Nothing, una de las canciones más enérgicas del álbum, en la que la producción brilla y el dinámico y optimista ritmo consiguen elevarte de nuevo y a tiempo para disfrutar en lo más alto con la excelsa Pimpf, que curiosamente en 101 sirve de dramática y poderosa entrada, y aquí es el apoteósico cierre coral e instrumental de un álbum top, como si el final de este disco y de esta etapa fueran intencionadamente el punto de partida del álbum en directo, que retomaba las cosas donde Music for the Masses las había dejado, para mostrarle al mundo lo mejor de esa primera época, y cerrar de algún modo ese brillante período para abrir otro no menos luminoso.

En los noventa, Depeche Mode volverían a impresionarnos con obras como Violator (1990) o Songs of Faith and Devotion (1993), que tendrán también su espacio en el #MesDepecheMode de 7días7notas, en un menú degustación del que ya le hemos hincado el diente a Music for the Masses, una de sus primeras obras maestras de synth-pop y rock electrónico, y un álbum que captura la esencia de Depeche Mode en su mejor momento, cuando escucharles era como surfear las olas del viento a toda velocidad por una carretera solitaria, disfrutando del riesgo y de la intensidad de una época en la que el término "música para las masas" era positivo e implicaba todo lo contrario a lo que hoy en día suponen los productos construidos para el consumo masivo. 

1592.- I Don't Mind - Buzzcocks

I Don't Mind, Buzzcocks



      Buzzcokcs, la banda británica de punk rock formada en Bolton en 1976, lanza en 1978 I Don't Mind, canción que supone el tercer sencillo de su álbum debut, Another Music in a Different Kitchen. La banda en ese momento está compuesta por Pete Shelley (guitarra, voces), Steve Diggie (guitarra rítmica, voces), Steve Garvey (bajo) y John Mayer (batería, voces). La canción no alcanzó el éxito comercial de otros temas de la banda, pero fue importante por su impacto y relevancia en la escena punk de la época. Fue publicada el 14 de abril de 1978 por el sello discográfico United Artists, con Autonomy como cara B, otra canción del mismo álbum escrita por el guitarrista Steve Diggle. Tanto la canción como el álbum fueron producidos por Martin Rushent, conocido por su trabajo con T. Rex. Muy destacable la intensidad de las guitarras de Diggie y Shelley y la precisión de la sección rítmica de Steve Garvey  y John Maher. La banda, en ese momento estaba en plena efervescencia creativa tras la salida del vocalista original Howard Devoto y el despido del bajista Gart Smith, siendo asumidas las tareas vocales por Pete shelley

El sencillo llegó en un momento crucial para Buzzcocks, quienes ya habían ganado notoriedad con su EP debut Spiral Scratch (1977) y singles como Orgasm Addict y What Do I Get?. Another Music in a Different Kitchen, grabado en 1978, alcanzó el número 15 en las listas británicas, consolidando a la banda como una fuerza mergente en la escena punk de Manchester. I Don’t Mind se caracteriza por tener unas melodías más suaves, algo que los diferenció de grupos contemporáneos más agresivos como Sex Pistols o The ClashI Don't Mind es un torbellino de poco más de dos minutos, con un ritmo acelerado y unos riffs de guitarra afilados. La producción de Rushent dio a la canción un toque pop que contrasta con la energía cruda, creando un equilibrio perfecto entre accesibilidad y actitud punk. La canción se hacía eco de la despreocupación juvenil, la actitud de indiferecnia adolescene y la sensación de confusión existencial, pero con un tono desenfadado que invitaba a no tomarse la vida demasiado en serio.

I Don’t Mind no fue un gran éxito comercial, pero su influencia ha crecido con el tiempo, siendo considerada una de las mejores canciones de Buzzcocks. La banda trajo “melodías nítidas, guitarras impulsoras y letras mordaces” al punk, y extendio su influencia no sólo a este género, también a otros géneros como el power pop, el pop punk y el indie punk. La canción también se convirtió en un clásico dentro de la escena musical de Manchester, escena que Buzzcocks ayudó a definir y expandir junto a bandas como Joy Division y The Fall.

sábado, 10 de mayo de 2025

Disco de la semana 429: Welcome to Sky Valley - Kyuss

 


“Welcome To Sky Valley” siguió un camino musical bastante similar al de sus anteriores discos, todos los elementos que te atrapan en sus primeros trabajos seguían estando allí , pero de alguna manera parecían aún más atractivos esta vez, no podría decrite si hay más material psicodélico en esta ocasión, pero creo que los momentos más alucinantes son quizás más seguros y expansivos. Lo primero que te llama la atención es la forma de tocar la guitarra de Josh Homme, ha vuelto a mejorar notablemente y en este disco intenta algunas cosas mas desafiantes y extremas, y lo lleva a cabo perfectamente, puede que sea la primera vez donde descubrimo que tiene un pleno control en su instrumento y eso suena genial además la voz de John García es tan apasionante y vital como siempre y por encima de todo nos dan una composición de canciones de muy alta calidad, ya que hay muchos ganchos y aspectos destacados para atraer al oyente. Curiosamente, el álbum está organizado en tres suites, cada una con tres o cuatro canciones aparentemente no relacionadas, no tengo idea de por qué estructuraron las cosas de esta manera y debo admitir que lo encuentro un poco extraño, preferiría poder saltar de una canción a otra cuando quisiera en lugar de tener que avanzar rápidamente o escuchar varias pistas primero, esto no es algo determinante en el album, pero vale la pena avisarlo. Las dos primeras suites son impresionantes, estamos ante “rock fumeta” de la más alta calidad. A diferencia de los lanzamientos anteriores de Kyuss, no añoro la voz de John García durante las largas secciones instrumentales, la banda finalmente encontró la capacidad de involucrarme completamente en sus instrumentales y eso hace que la experiencia auditiva sea más placentera. La tercera suite comienza tan brillantemente como las dos primeras, pero las cosas comienzan a aplanarse un poco en el medio antes de convertirse en otra pista monstruosa épica al final. “Demon Cleaner” es mi canción favorita del álbum la razón es simple me llega mucho mas, dicho esto, realmente me encantan temas como “Gardenia”, “Asteroid”, “Space Cadet”, “Odyssey” y “Whitewater”, desafortunadamente, Kyuss ha vuelto a incluir una pista de broma completamente inútil al final del álbum. “Lick Doo” no tiene otro propósito que quitarle algo de brillo a un álbum que por lo demás es muy bueno. Sólo dura un minuto, pero mentiría si dijera que no me dejó un ligero mal sabor de boca al terminar el disco.

'Movement I' arranca el disco con el excelente 'Gardenia'. Junto con el conocido 'Demon Cleaner', 'Gardenia' fue sorprendentemente lanzado como single (sorprendente para mí, ya que no podía imaginar que esto alguna vez se vendiera como single, pero ¿qué iba a saber yo?) Kyuss no eran muy conocidos aquí, al menos no en los círculos principales, como otros han dicho, esta canción es la quintaesencia del rock fumeta: el estilo de guitarra característico de Josh Homme a todo volumen, cuando se le une Drums & Bass. Lo que me encanta de esta canción es su rebelión, insinuaciones sexuales mezcladas con algunos riffs y cantos funky. El solo de guitarra de Josh Homme es simplemente maravilloso, su Ovation GP realmente resalta esas notas altas de una manera que nunca había oído hablar. ¿Y qué pasa con la voz de García? ruda simplemente no hay una mejor manera de describirlos. 'Supa Scoopa and Mighty Scoop' es otro fantástico tema de rock fumeta, casi todas las virtudes más destacadas de 'Gardenia' están presentes aquí también, pero esta vez con una interpretación vocal más inspirada, aunque un poco más mesurada y menos "rudo". El riff es simplemente brutal, se integra en el coro épico con un ritmo de tambor militarista. 'Asteroide' separa estas dos pistas y es una grabación lenta que luego alcanza un clímax impresionante en sus últimos 90 segundos aproximadamente, una epopeya espacial, completa con efectos exagerados, reverberación y eco y demás (funciona aquí). Se vuelve más rápido e intenso hacia el final.


'Movement II' comienza con el corto y agudo '100°, rápido, enérgico, el efecto de desvanecimiento al final es genial. La pista del medio, 'Space Cadet', desafortunadamente es lo mas flojito de este álbum, no estoy en contra totalmente de la elección de la banda de insertar pistas con cambios más lentos, pero en este caso realmente altera el impulso del álbum, escrito por Josh Homme, su epifanía guitarrista mientras estaba en Kyuss. Termina con el contundente 'Demon Cleaner', la última pista es un poco más lenta, un poco sabática, con redobles geniales y voces espaciales, es una canción muy profunda, con una letra interesante. Recientemente vi una pieza en un foro de entrevista basada en la realización de este CD donde Josh Homme dice que esta canción en realidad pretende hablar sobre cepillarse los dientes, jaja, ese tipo tiene un gran sentido del humor.

'Movement III' comienza con otra porción del paraíso del rock fumeta 'Odyssey', que es un poco más espacial que fumetas anteriores, Es un rifferage de metal de ritmo rápido mezclado con un trabajo de guitarra muy psicodélico, guitarras al revés, guitarras distorsionadas, lo que sea. Conan Troutman es una verdadera golosina, la canción destaca por estar basado más claramente en el blues tradicional, pero aún funciona bien dentro del álbum con el tratamiento estándar. La última canción "real" del álbum 'Whitewater' es otra canción de calidad, esta vez con una introducción atmosférica realmente genial, tiene energía real... golpea tus oídos, voces distorsionadas y psicodélicas con un estribillo épico... luego todo se diluye en una agradable sesión de enfriamiento para deprimir al oyente.

Y finalmente, por supuesto, está la novedad no incluida en la lista 'Lick Doo', que es simplemente una canción carnavalesca con letras tontas de "single entendre". Es un poco divertido en ese momento en que las pistas no listadas/ocultas comenzaban a volverse populares.

En general, Welcome to the Sky Valley es una marcha constante a través del desierto nocturno, donde los únicos momentos de alivio son los breves descansos de suave improvisación que ofrecen algunos tonos más brillantes. Dado que estas cualidades tan extenuantes son el pan de cada día de la mayor parte de la música rock, no es difícil ver por qué este disco se ha vuelto querido por mucha gente. 


1591.- Beyond the Realms of Death - Judas Priest

Beyond the Realms of Death, Judas Priest




Beyond the Realms of Death, de la banda británica de heavy metal Judas Priest, fue incluida en su álbum de 1978 Stained Class. Considerada una power ballad, fue escrita principalmente por el vocalista Rob Halford, con un riff principal creado por el baterista Les Binks. La canción, escrita en si menor, presenta una estructura verso-coro, con versos que emplean un riff acústico que evoca introspección, contrastando con coros y un outro más pesados, típicos del sonido metálico de la banda. Los solos de guitarra de Glenn Tipton y K.K. Downing, que aparecen tras el primer y segundo coro, dotados de una gran habilidad técnica, son considerados algunos de los mejores en la discografía de Judas Priest, y la voz de Halford, aguda y expresiva, eleva la canción a un nivel de dramatismo que hicieron que publicaciones como Allmusic describieran la canción como “la obra maestra del álbum”.
Les Binks, baterista de la banda en ese momento, recibió su único crédito como compositor en Judas Priest por el riff principal de esta canción. Este riff, junto con la producción de Dennis MacKay, ayudó a definir el sonido de Stained Class, un álbum que marcó un alejamiento de las influencias de Black Sabbath y Led Zeppelin presentes en los primeros trabajos de la banda.

Beyond the Realms of Death aborda temas de depresión, aislamiento y la lucha interna por encontrar libertad. La canción describe a un hombre que, abrumado por el dolor y la desesperanza, se retira a su mente, entrando en un estado de pseudo-catatonia. Aunque la letra sugiere que su muerte puede ser por suicidio, Halford aclaró en una entrevista con The New York Times en 1990 que la canción tiene un mensaje contra el suicidio, explorando cómo las personas con depresión tienden a aislarse de la sociedad. En su autobiografía Confess, Halford reveló que las líneas “I’m safe here in my mind / I’m free to speak with my own kind” reflejan su lucha personal como hombre gay en un entorno predominantemente heterosexual. La canción adquirió notoriedad en 1990 durante un juicio en el que los padres de dos adolescentes que se suicidaron tras escuchar Stained Class alegaron que mensajes subliminales en otra canción del álbum incitaban al suicidio. Aunque Beyond the Realms of Death no fue el foco principal, su temática depresiva fue mencionada por la fiscalía. El caso fue desestimado por falta de pruebas.

viernes, 9 de mayo de 2025

1590 - Kate Bush - The Man with the Child in His Eyes


1590 - Kate Bush - The Man with the Child in His Eyes

The Man with the Child in His Eyes es una de las canciones más emblemáticas de la carrera temprana de Kate Bush, lanzada en 1978 como parte de su aclamado álbum debut The Kick Inside. Con solo 19 años, Bush demostró una madurez artística sorprendente, combinando una sensibilidad lírica poética con una composición musical delicada y emotiva. La canción no solo consolidó su reputación como una artista única, sino que también reveló su capacidad para transmitir emociones complejas a través de su voz y melodías.  

Musicalmente, la canción es minimalista pero profundamente evocadora. El piano, ejecutado por la propia Kate Bush, es el elemento central, creando una atmósfera íntima y soñadora. Los arreglos de cuerdas, añadidos con elegancia, complementan la melodía sin abrumarla, permitiendo que la voz de Kate domine el espacio sonoro. La producción, a cargo de Andrew Powell, es sutil pero efectiva, enfatizando el tono nostálgico y misterioso de la pieza.  

La letra de The Man with the Child in His Eyes es ambigua pero profundamente sugerente. Kate Bush canta sobre un hombre que conserva la inocencia y la curiosidad de un niño, alguien que existe en un espacio entre lo real y lo imaginario. Algunos interpretan la canción como una reflexión sobre la dualidad en las relaciones, donde un hombre maduro exteriormente guarda una vulnerabilidad infantil. Otros ven en ella un guiño a un amor idealizado o incluso a una figura paternal.  

Versos como "He's here, he's here" y "I hear him in my mind" sugieren que este hombre podría ser una proyección mental, un sueño o un recuerdo. La ambigüedad es una de las grandes virtudes de la canción, permitiendo múltiples lecturas y conectando con el oyente en un nivel personal.  

La interpretación vocal de Kate Bush es magistral. Su voz, etérea y expresiva, fluctúa entre susurros delicados y notas más potentes, transmitiendo una mezcla de ternura y melancolía. Hay una cualidad casi teatral en su entrega, como si estuviera contando un secreto íntimo al oyente.  

Aunque The Man with the Child in His Eyes no fue tan comercialmente exitosa como Wuthering Heights, su impacto artístico es innegable. La canción mostró el lado más introspectivo de Kate Bush, alejándose del dramatismo gótico de su primer éxito para explorar una sensibilidad más íntima. Además, su éxito en el Reino Unido (llegó al puesto #6 en las listas) confirmó que Kate Bush no era un fenómeno pasajero, sino una artista con una visión única.  

Más de cuatro décadas después de su lanzamiento, The Man with the Child in His Eyes sigue siendo una joya en el catálogo de Kate Bush. Su belleza radica en su simplicidad y en la profundidad emocional que logra transmitir en poco más de dos minutos. Es una canción que invita a la reflexión, a la nostalgia y, sobre todo, a apreciar el genio de una de las artistas más originales de la música popular.  

Para quienes buscan descubrir la esencia de Kate Bush, esta canción es un punto de partida perfecto: un viaje a través de la inocencia, los sueños y la eterna búsqueda de lo inefable en el amor y la memoria.

Daniel 
Instagram storyboy 

jueves, 8 de mayo de 2025

1589.- Street Hassle - Lou Reed



Lanzada en 1978 como parte del álbum del mismo nombre, "Street Hassle" es una de las composiciones más crudas y emotivas de Lou Reed, una larga y memorable pieza que combina a la perfección el rock urbano y la poesía underground, para retratar la dureza y la desesperación de la vida en las calles de Nueva York.

Grabada en la por entonces innovadora técnica de la grabación binaural, "Street Hassle" tiene una compleja estructura dividida en tres partes diferenciadas. En la primera sección, conocida como "Waltzing Matilda", Lou Reed nos presenta una historia de deseo y superficialidad, a través de una mujer que sale de noche a buscar compañía, pero en el segundo tramo el tono vira de manera dramática hacia un desenlace oscuro y perturbador, narrando con frialdad la indiferencia de los que la rodean cuando ésta muere de una sobredosis.

La tercera sección, conocida como "Slipaway", es una melancólica reflexión sobre el amor perdido y la soledad, que tiene como pieza central un oscuro y desesperanzador recitado de Bruce Springsteen, sobre una base musical oscura y minimalista que contribuye poderosamente a la brutalidad temática de la canción. El efecto total es tan crudo e impactante, que "Street Hassle" es sin duda una de las obras maestras de Lou Reed, por más que por su difícil temática y su sombría instrumentación, no sea comercialmente la pieza más popular de su extensa discografía.

miércoles, 7 de mayo de 2025

Depeche Mode - Black Celebration (Mes Depeche Mode)

Black Celebration, Depeche Mode




     Londres, 1986, la niebla se desliza por las calles como un susurro, envolviendo los edificios en un abrazo frío. En un estudio de grabación, bajo la luz tenue de lámparas parpadeantes, cuatro figuras se mueven entre cables, sintetizadores y el humo de cigarrillos. Son Depeche Mode, y están a punto de dar vida a algo que definirá su carrera, y sonará en multitud de reproductores de oyentes. Black Celebration, su quinto álbum, supuso, una declaración, un lienzo pintado, un grito que se alza desde las profundidades de la modernidad.



Tras el éxito de
Some Great Reward (1984), Depeche Mode ya no eran los chicos tímidos de Basildon (Essex, Inglaterra) que jugaban con sintetizadores en garajes. Habían conquistado charts, pero también habían despertado críticas, su sonido había evolucionado de un pop electrónico burbujeante a algo más audaz, con letras que exploraban la ambigüedad moral y la sensualidad. Sin embargo, el mundo aún los veía como un producto de la moda new wave, y ellos estaban decididos a romper esa percepción.

Black Celebration nació en un momento de transición, Dave Gahan, el carismático vocalista, se sumergía en un torbellino personal, mientras Martin Gore, el cerebro lírico, canalizaba sus emociones en letras más introspectivas. Alan Wilder, el perfeccionista, y Andrew Fletcher, el ancla emocional, completaban un cuarteto que trabajaba bajo la presión de reinventarse. Contrataron nuevamente al productor Daniel Miller y al ingeniero Gareth Jones, pero esta vez el ambiente era diferente. Las sesiones en los estudios Westside de Londres y Hansa Tonstudio en Berlín Occidental estaban impregnadas de una urgencia casi palpable. El título, Black Celebration, surgió de una idea de Gore. No era solo un guiño a lo gótico, sino una reflexión sobre la dualidad de la vida: la celebración que coexiste con la melancolía. El álbum marcó un punto de inflexión, abrazando un sonido más oscuro y atmosférico que influyó en el goth y el synth-pop posterior.


El proceso de grabación no fue sencillo, el grupo experimentó con técnicas de sampling, capturando sonidos cotidianos (el chirrido de una puerta, el golpe de un martillo) para integrarlos en las pistas. En Hansa Tonstudio, cerca del Muro de Berlín, el ambiente opresivo de la ciudad dividida se coló en el disco. Las paredes del estudio, cargadas de historia, parecían susurrar, y canciones. 
Desde los primeros acordes de la pista homónima, Black Celebration te arrastra a un mundo donde la luz apenas se filtra. La canción abre con un sintetizador que suena como un latido distante, mientras la voz de Gahan murmura. Es una invitación a abrazar lo sombrío, a bailar en la penumbra. Además de ser el comienzo del álbum, esta pieza establece el tono del mismo: un equilibrio entre lo industrial y lo emocional, con texturas que evocan tanto la frialdad de una fábrica como el calor de un corazón roto. 
La melodía principal, ejecutada con teclados graves por Alan Wilder, recuerda a Tubular Bells de Mike Oldfield (usada en la película El Exorcista), lo que aporta una atmósfera siniestra, aunque algunos críticos señalan esta similitud como falta de originalidad. La canción dio nombre a la gira Black Celebration Tour de la banda. Fly on the Windscreen seguía absorbiendo esa tensión latente. Esta pista, originalmente un lado B, fue regrabada para el álbum con un ritmo más pesado y una letra que medita sobre la mortalidad, la inevitabilidad de la muerte. La versión Final regrabada es más pulida que la original, con un arreglo más robusto para encajar en el tono del álbum.  A Question of Lust  es una balada electrónica.. La voz de Gore, más suave que la de Gahan, ayuda a transmitir el lirismo de la letra, explorar un amor intenso pero frágil, con matices de devoción y duda. Fue una de las primeras colaboraciones con el productor Flood, quien luego trabajó en Violator. El video marcó el inicio de la relación con el director Anton CorbijnSometimes es una joya subestimada, un lamento minimalista donde Gahan canta sobre los malentendidos en una relación. La simplicidad de los arreglos de piano y el coro gospel  introduce un contraste inesperado con el tono oscuro del disco. Cierra la cara A It Doesn't Matter Two, con una melodía que flota en el ambiente como un suspiro, es otro de los momentos introspectivos del álbum. Utiliza un efecto electrónico repetitivo que crea una atmósfera hipnótica, complementada por la voz susurrante de Gore refleja la tendencia de Gore a explorar temas existenciales, un sello de su escritura en esta etapa.



Abre la cara B con el ritmo frenético de A Question of Time, que al igual que A Question of Lust, explora temas de deseo, poder y vulnerabilidad. Es uno de los temas más enérgicos y bailables, con un sonido industrial y una letra provocativa sobre los peligros al que se enfrentan las mujeres jóvenes ante posibles abusos. En la edición estadounidense, el sencillo tuvo un error de masterización que repite el intro. Stripped, el sencillo principal, es quizás el alma del álbum. Su introducción, con el sonido de un motor de motocicleta sampleado, da paso a un ritmo hipnótico. Gore escribió la canción como un himno a la vulneración, a despojarse de las máscaras sociales. Estamos, quizás, ante una de las composiciones más icónicas de Depeche Mode. El video, filmado en blanco y negro, refuerza esa estética austera y minimalista, mostrando al grupo destrozando un coche en un acto de catarsis. Here Is the House Una pieza pop bailable con una melodía optimista y armonías vocales, que contrasta con el tono sombrío del álbum. La letra reflexiona sobre la soledad inherente a las relaciones humanas. Hay quien definió esta canción como una "pieza pop perfecta" por su equilibrio entre melodía y emoción, y razón no le falta. World Full of Nothing es una delicada canción cantada por Gore, con una letra que explora la soledad y la vacío emocional. La instrumentación, minimalista, con teclados suaves y un tono introspectivo prosigue con el guion minimalista establecido del álbum. Dressed in Black es una pieza teatral con un tono catastrofista, que describe a una figura femenina "vestida de negro" como símbolo de pérdida o fatalidad. La canción apela al ficticio mundo gótico de la época, conectando con la subcultura que comenzaba a abrazar a la banda. New Dress critica la superficialidad de los medios, con Gore cuestionando por qué el mundo se obsesiona con la moda mientras ignora tragedias. Es una rareza en el disco, con un tono casi punk en su indignación, pero encaja en la narrativa de un álbum que no duda señalar las contradicciones humanas. Esta canción es, junto con The Queen Is Dead de The Smiths, una de las mejores canciones que reflejan el descontento de la juventud británica de la década de los 80, con la monarquía británica.


Cuando salió al mercado el 17 de marzo de 1986, no fue un éxito inmediato, alcanzando unas modesta cifras si lo comparamos con sus trabajos posteriores. Los críticos estaban divididos: algunos elogiaron su audacia, mientras otros lo consideraron demasiado sombrío. Sin embargo el tiempo dio la razón a los primeros, y el álbum se convirtió en un clásico de culto. Su influencia es innegable: bandas como Nine Inch Nails, The Cure y hasta artistas modernos como The Weeknd han citado el álbum Black Celebration como inspiración. Estamos ante el disco donde Depeche Mode encontró su voz definitiva, un puente entre el pop electrónico y el rock gótico.
El álbum también marcó un antes y un después en la relación de la banda con sus fans. Las giras de 1986 y 1987 mostraron a un Depeche Mode más teatral, con Gahan transformándose en un frontman magnético. Las imágenes en blanco y negro de los conciertos, con multitudes ondeando en éxtasis, capturan la fiebre que Black Celebration desató. 

Es Black Celebration un disco que no envejece, porque sus temas (el deseo, la mortalidad, la lucha interna) son eternos. En cada nota, en cada palabra, hay un pedazo de aquellos cuatro chicos de Basildon que soñaban con algo más grande, que encontraron en la oscuridad un lienzo para pintar su verdad. Y Mientras la niebla se disipa en las calles de Londres, el eco de Black Celebration permanece como un recordatorio de que, incluso en los momentos más sombríos, hay belleza en celebrar lo que somos. Y en algún rincón del mundo, alguien enciende un viejo tocadiscos, cierra los ojos y deja que el sintetizador los transporte.

1588.- You Really Got Me - Van Halen

You Really Got Me, Van Halen



 La versión de You Really Got Me interpretada por Van Halen en su álbum debut homónimo de 1978, es una explosiva reinvención del clásico de 1964 de The Kinks. Esta versión, además de convertirse en uno de los temas más populares de la banda, también se convirtió en un pilar del hard rock, destacando por su energía cruda, virtuosismo técnico y actitud desenfadada. Van Halen grabó esta versión en 1977 bajo la producción de Ted Templeman, quien buscaba capturar la intensidad en vivo de la banda. La canción, escrita originalmente por Ray Davies de The Kinks, fue seleccionada como el primer sencillo del álbum debut, una decisión estratégica para presentar el sonido explosivo de Van Halen al mundo. La banda fue capaz de transformar el riff garage-rock de The Kinks en algo más robusto y electrificado, adaptándolo al naciente movimiento del hard rock de finales de los 70. Por si esto fuera poco, Eddie Van Halen, inspirado por el original, añadió un explosivo e incendiario solo de guitarra a la canción.

Esta cruda versión contiene unos musculosos y potentes arreglos con un enfoque en la guitarra de Eddie con unas técnicas innovadoras, incluyendo tapping y bends agresivos. El riff principal, aunque fiel al original, suena más pesado gracias a la distorsión y al tono característico de la guitarra Frankenstrat de Eddie. La batería de Alex Van Halen y el bajo de Michael Anthony proporcionaron una base rítmica sólida, mientras que la voz de David Lee Roth le dio al tema un aire teatral al tema y aportó una actitud casi punk, diferenciándose del tono más introspectivo de Ray Davies. la banda aceleró ligeramente el tempo respecto al original, lo que hizo que se intensificara la urgencia de la canción. Además, el solo de guitarra de Eddie, que aparece tras el segundo verso, es un momento definitorio, mostrando su destreza técnica y su capacidad para fusionar melodía con espectáculo. Van Halen consiguió respetar la esencia de The Kinks, y al mismo tiempo darle al tema su propio toque. 

You Really Got Me fue un éxito inmediato, llegando a alcanzar el puesto 36 en la lista estadounidense Billboard Hot 100, un logro más que notable para una banda debutante. La canción, lanzada como primer sencillo, ayudó a emerger a Van Halen como una fuerza innovadora en el rock, con un sonido que combinaba la agresividad del heavy metal con la accesibilidad del pop. La canción también recibió elogios por su capacidad para conectar generaciones: los fanáticos de The Kinks apreciaron la fidelidad al espíritu original, mientras que los nuevos oyentes quedaron cautivados por su potencia moderna. la canción se convirtió en un elemento fijo en los conciertos de Van Halen, a menudo usada para abrir shows debido a su energía contagiosa.

martes, 6 de mayo de 2025

1587 - Runnin' with the Devil - Van Halen


1587 - Van Halen - Runnin' with the Devil

Runnin’ with the Devil es la icónica canción que abre el álbum debut homónimo de Van Halen (1978), y desde sus primeras notas se erige como un himno del hard rock y una declaración de principios de la banda. Con una combinación explosiva de energía cruda, actitud rebelde y virtuosismo musical, esta canción no solo definió el sonido de Van Halen, sino que también se convirtió en un referente del rock de finales de los 70 y principios de los 80.  

La canción comienza con un rugido de motores y un bajo distorsionado que inmediatamente capta la atención. El riff principal, ejecutado por Eddie Van Halen, es simple pero efectivo, con un groove contagioso que se complementa a la perfección con los golpes secos de la batería de Alex Van Halen y el bajo resonante de Michael Anthony. Sin embargo, lo que realmente destaca es la voz de David Lee Roth, cuyo estilo desafiante y lleno de actitud encarna perfectamente la esencia de la letra.  

La producción, a cargo de Ted Templeman, mantiene un equilibrio entre crudeza y claridad, permitiendo que cada instrumento brille sin perder la fuerza del conjunto. El solo de Eddie, aunque breve, es una muestra temprana de su genialidad, con bends y vibratos que añaden un toque de blues al sonido agresivo del tema.  

La letra de Runnin’ with the Devil refleja la filosofía de vida de la banda en sus inicios: una mezcla de hedonismo, libertad y desafío a las convenciones. Roth canta sobre vivir al límite, sin ataduras ni remordimientos:  

"I live my life like there’s no tomorrow,  
And all I’ve got, I had to steal."  

Estos versos transmiten una actitud de vivir el presente, aunque también sugieren cierta soledad y alienación, como si el estilo de vida rockero tuviera un precio. La frase "Runnin’ with the Devil" puede interpretarse como una metáfora de asumir riesgos y desafiar el status quo, algo que Van Halen encarnó tanto en su música como en su imagen.  
  
Runnin’ with the Devil no solo fue un éxito comercial, sino que también marcó el inicio de una revolución en el rock. Eddie Van Halen redefinió lo que significaba ser un guitarrista, mientras que Roth se convirtió en el arquetipo del frontman carismático y extravagante. La canción sigue siendo un clásico en las radios de rock y un elemento fijo en los recitales de bandas tributo.  

Runnin’ with the Devil es mucho más que una canción: es un símbolo de una era en la que el rock era salvaje, descarado y lleno de pasión. Su influencia perdura hasta hoy, recordándonos por qué Van Halen se convirtió en una de las bandas más importantes de la historia del género.  

Daniel 
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lunes, 5 de mayo de 2025

1586.- Gates of Babylon - Rainbow

 

Gates of babylon, Rainbow


     En 1978, la banda británica Rainbow, liderada por el virtuoso guitarrista Ritchie Blackmore y el carismático vocalista Ronnie James Dio, lanzó su tercer álbum de estudio, Long Live Rock 'n' Roll. Incluído en este disco, que marcó el cierre de una era para la banda con Dio al frente, se encuentra Gates of Babylon, una pieza de hard rock con tintes progresivos y una profunda narrativa lírica. Esta canción no solo es un testimonio del talento compositivo de Blackmore y Dio, sino también un portal hacia un universo místico.

Gates of Babylon forma parte de Long Live Rock 'n' Roll, grabado en el Château d'Hérouville en Francia entre abril y diciembre de 1977. El álbum fue el último con Ronnie James Dio, quien abandonó la banda debido a diferencias creativas con Blackmore, que buscaba un sonido más comercial. La canción, escrita por Blackmore y Dio, con letras exclusivamente de Dio, refleja la fascinación de este último por temas medievales y fantásticos, una característica que definió su trabajo en Rainbow. El tecladista David Stone, aunque no acreditado oficialmente, afirmó haber compuesto partes de la introducción. 

El proceso de grabación no estuvo exento de tensiones. Blackmore, insatisfecho con el bajista Mark Clarke, tocó la mayoría de las partes de bajo él mismo, aunque el bajista Bob Daisley participó en Gates of Babylon y otras tres canciones. La alineación, que incluía al baterista Cozy Powell y al tecladista Tony Carey en sesiones iniciales, creó un sonido robusto, con influencias de música clásica y heavy metal, Este disco sería una de las últimas grandes obras de Rainbow antes de su cambio de dirección.
Musicalmente, Gates of Babylon es una obra de contrastes. La canción comienza con una introducción de sintetizadores y teclados que nos traslada a oriente. Los riffs de Blackmore, impregnados de su formación clásica, se entrelazan con la batería poderosa de Powell, mientras que la voz de Dio, lleva la narrativa a nuevas alturas. Muy destacable la fusión de elementos progresivos y heavy metal, con un solo de guitarra que muestra la destreza técnica de Blackmore y un interludio que recuerda a las bandas sonoras de películas de aventuras. Líricamente, Gates of Babylon es un viaje metafórico hacia un lugar de pecado celestial. La canción nos invita al oyente a dejar atrás lo familiar y embarcarnos en una aventura guiada por un narrador que promete visiones y transformaciones. Babilonia, descrita como una "ciudad de pecado celestial", simboliza la decadencia y la tentación, un lugar donde el poder del pasado atrapa a quienes cruzan sus puertas. El narrador, que al final se revela como el diablo mismo, encarna la dualidad entre guía y tentador. La canción es toda una advertencia sobre los peligros del conocimiento prohibido y la esclavitud a los propios deseos.