Hace poco, para cargar aún más la despensa mental de datos para el #MesMichaelJackson, vi un documental en televisión. Los documentales sobre Michael Jackson suelen estar bastante polarizados, o ensalzan su talento artístico y la visión empresarial que desplegó durante los años ochenta o, por el contrario, se concentran en sus excentricidades, en las caprichosas y desproporcionadas decisiones financieras de los últimos años, y en una vida personal marcada ya para siempre, justa o injustamente, por la sombra de la sospecha. El documental en cuestión era más de los que mostraban su lado positivo, y en general no aportaba demasiados datos nuevos sobre el personaje, pero hubo un detalle sobre su conocida ambición profesional que me llamó la atención. En el cuarto de baño de su casa, escribía mensajes que pegaba en post-its en el espejo, para recordarse a sí mismo que, a lo largo del día, debía perseguir los ambiciosos objetivos que se había marcado.
Uno de aquellos mensajes me sirve para hablar de Dangerous. Michael entraba en la década de los noventa con su status profesional intacto, tras las brillantes entregas de los ochenta. Thriller y Bad habían vendido 45 y 20 millones de discos, respectivamente, algo inalcanzable para la mayoría de artistas contemporáneos, pero el autoexigente Jackson había escrito en el espejo del baño una "pequeña" nota, que decía: "100 millones". Quería vender esa cantidad de discos, no en conjunto, sino con su siguiente disco. Y a partir de esa pequeña nota, empezó una empresa de lo más "peligrosa". Sin embargo, y pese a que el declive profesional aún no había comenzado, y se sentía aún en plena forma, algunas de sus decisiones profesionales empezaron a ser equivocadas, y aunque entregó un buen disco con varias canciones relevantes, el nuevo álbum palidecía ante los dos totems entregados en los ochenta.
Así, el disco con el que planeaba alcanzar los 100 millones de ejemplares vendidos arrancó con una decisión poco entendible y que, a la postre, demostró ser equivocada. Jackson separó su camino del de Quincy Jones, productor de Off the Wall, Thriller y Bad y, en buena parte, responsable del poder de aquellos discos, con el objetivo de modernizar su sonido y explorar nuevos caminos sonoros. El problema fue que, para sustituir al gigante Jones en lo que sería el doble vinilo de Dangerous, optó por trabajar con productores como Teddy Riley (en la mayor parte de los temas del primer disco), Bill Botrell (en la tercera cara del disco) o Bruce Swedien (en la cuarta cara), coproduciendo con ellos todos los temas e incluso produciendo él solo algunas de las canciones. La colaboración no fue igualmente fructífera en todos los temas, dando lugar a un disco que carecía de la unidad y la brillantez conjunta de los anteriores.

In the closet es un giro en el sonido del disco. De nuevo el prescindible Riley y el propio Jackson firman la producción, y es probablemente el tema que más moderno sonaba para la época, el más cercano a lo que los nuevos artistas negros estaban haciendo en aquellos momentos, lo cuál no significa que lo que estuvieran haciendo fuera interesante. El tema se pensó, originariamente, como dúo con Madonna, pero la colaboración no fructificó, y Michael asumió la parte vocal al completo, reduciendo la participación de la nueva partenaire (Naomi Campbell) al lugar en el que más podía brillar, en el tórrido vídeo que acompañó a la canción. La producción es pegajosa y algo atropellada, y es uno de los temas innecesariamente alargados, para llegar a los 74 minutos que quiso entregar en formato CD y que, por consiguiente, convirtieron la obra en un doble vinilo. Esa fue otra de las estrategias para llegar a los 100 millones, y que perjudicó un disco que, siendo más breve, habría sido también más bueno.

Tras una pegadiza Can't let her get away, que se salva a pesar de las machaconas baterías programadas y el exceso de duración al que someten un buen tema pero claramente secundario en el disco, no podía faltar la puntual balada con la que "curar al mundo, haciendo de él un lugar mejor". Y para que negarlo, Heal the world es un gran acierto, tanto en la producción de Michael en solitario, vistiendo al tema con un brillante coro gospel que lo hace aún más grande, como en las ya mencionadas dotes de afinación y armonía, de la voz de nuestro protagonista del #MesMichaelJackson. Un gran cierre para el primer disco del álbum, que tuvo su momento de gloria en la actuación del intermedio de la Superbowl de 1993.

La cuarta y última cara se compone de los temas producidos por Michael con la ayuda de Bruce Swedien (ingeniero de sonido de la época de Bad) y un último tema producido con Riley, la canción Dangerous, que cierra el disco y da título a esta obra. Es Dangerous un buen tema que parece algo desnudo y, de nuevo, innecesariamente alargado. Es inevitable pensar en lo que Quincy Jones habría podido hacer con ese buen material. Pero antes de llegar a Dangerous, aún tenemos que pasar por el resto de temas de esta cara y, si tenemos en cuenta que con Will you be there, tema en la línea de sonido étnico de Who is it, perdió un juicio por plagio de una canción de Albano, y que Gone too soon tiene un toque clásico que no encaja con la propuesta sonora del resto del disco, es quizá en esta cara donde más meteríamos la tijera, para haber conseguido un disco más mesurado y que no llegara a su tramo final transmitiendo un cierto cansancio. Pero no todo está perdido en esta cara, que tiene su mejor defensa en Keep the faith, una canción con arreglos gospel que nos animaba a mantener la fe.
Y eso fue lo que hicimos porque, mirando atrás, a través del espejo y del poso del tiempo pasado, vemos el gran disco que se esconde en Dangerous. Con sus imperfecciones y excesos, pero con un buen puñado de brillantes temas, que pasaron a engrosar la lista de canciones del imaginario y la leyenda de Michael Jackson. No llegó al nivel de Thriller y Bad, ni vendió 100 millones de discos, pero es que ese objetivo era tan desproporcionado, como injustas las comparaciones con aquellos discos. En definitiva, juzgar así un disco como éste puede resultar muy "peligroso".
No hay comentarios:
Publicar un comentario