Con el desmedido objetivo de vender 100 millones de discos todavía entre ceja y ceja, y el fallido intento de un buen disco como Dangerous, que no sólo no llegó a esa meta, sino que en ventas quedó por debajo de discos como Thriller y Bad, el siguiente disco de Michael Jackson fue una nueva batería de estrategias para intentar dar en el blanco. Pero, de nuevo, y cada vez de manera más evidente, los cañones no apuntaban en la dirección correcta.
Para esta ocasión, y no se sabe bien si como estrategia de negocio, o motivado por una creciente inseguridad, se tomó la inexplicable decisión de acompañar los nuevos temas con un disco recopilatorio de su etapa desde Off the Wall a Dangerous, con la proclama de estar ofreciendo "150 minutos de música" al precio de un disco normal. Si Dangerous flaqueaba en las comparaciones con los discos anteriores, en HIStory facilitaban esa cruel e innecesaria comparación con la inclusión de ese recopilatorio, que además era el disco 1 del doble CD con el que se lanzó el nuevo álbum de Michael Jackson. De nuevo una decisión incorrecta, porque los nuevos temas de HIStory suenan, en su mayoría, más frescos y refinados que los de Dangerous, y aunque no haya tantas canciones destacables en su conjunto, de nuevo aportaba unas cuantas gemas a incluir en el joyero del artista.
Janet y Michael en "Scream" |
Vídeo del tema "Earth Song" |
Y aquí es donde empiezan los problemas de "su cuento" (HIS-tory), porque lo que vendrá a continuación, jugando al mismo juego de palabras del título, será otra "historia". Un descenso vertiginoso con tan sólo algunos esperanzadores repuntes. "D.S" es solamente vehículo para la crítica al responsable de la investigación por los supuestos abusos de los que se le acusó, y una nueva colaboración con Slash que podían haberse ahorrado porque su participación es mínima y reducida al breve y poco impactante solo central. El descalabro no lo arreglan ni el correcto Money, un tema en el que Jackson intentaba recuperar el sonido de batería de Billie Jean y sonar como Prince, ni la innecesaria versión del Come Together de The Beatles.
Hablábamos de repuntes salvadores, y uno de ellos es la repetitiva pero eficaz You are not alone, balada de terciopelo en la que la voz más suave de Michael encuentra el acomodo perfecto en el acompañamiento de los cálidos teclados y la base rítmica, y el tono gospel del crescendo final está además muy bien ejecutado. Un nuevo oasis en el que poder beber de las fuentes del talento del artista, que se empeña después en incluir Childhood (Theme from "Free Willy" 2), otra de sus baladas de musical de Broadway o de película de los años cincuenta, cuando ese tipo de temas nunca terminan encajando bien en la dinámica y la modernidad de sus discos. Eso sí, en el título remarcaba, casi a modo de disculpa, que se trata de un tema para una banda sonora, y así de paso intentaba aprovechar el posible tirón del tema con la promoción del film.
El problema es que la infancia perdida de la letra, o la queja sobre los paparazzi y los periódicos sensacionalistas de Tabloid Junkie, empiezan a ser temas demasiado manidos, y la sensación de agotamiento y repetición corretea libremente por esta parte del disco. Si a eso le añadimos que, en este disco, la propiedad conmutativa no se cumple (2 Bad no es Bad 2 ni se le acerca), y HIStory es un extraño pastiche plagado de sampleados de marchas militares y enardecidos discursos, en los que se encaja a capón un bonito estribillo, con el que se podía haber hecho una gran canción, la sensación de que el gran disco que apuntaban las primeras cinco canciones se ha disipado como el polvo mágico soplado desde la palma de la mano del huidizo mago Jackson.
El problema es que la infancia perdida de la letra, o la queja sobre los paparazzi y los periódicos sensacionalistas de Tabloid Junkie, empiezan a ser temas demasiado manidos, y la sensación de agotamiento y repetición corretea libremente por esta parte del disco. Si a eso le añadimos que, en este disco, la propiedad conmutativa no se cumple (2 Bad no es Bad 2 ni se le acerca), y HIStory es un extraño pastiche plagado de sampleados de marchas militares y enardecidos discursos, en los que se encaja a capón un bonito estribillo, con el que se podía haber hecho una gran canción, la sensación de que el gran disco que apuntaban las primeras cinco canciones se ha disipado como el polvo mágico soplado desde la palma de la mano del huidizo mago Jackson.
El último repunte es Little Susie, sentido tema que arranca con una melancólica melodía en una cajita de música y que desemboca después en unos impactantes arreglos clásicos. Este cuento terrorífico sobre una niña muerta debería haber sido el rutilante final del disco, pero, ya sea por llegar a los 100 (millones de discos) o a los 150 (minutos de música), aún nos regala una correcta pero innecesaria versión del Smile de Charles Chaplin en Candilejas, que funciona como curiosidad pero resta impacto al gran final de la cruda Little Susie. El tema termina con Michael silbando y tarareando melancólicamente la melodía, y en un momento del tarareo parece faltarle un poco el aire. ¿Quizá un reflejo premonitorio de que estaba dejando de ser "Invencible"?
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