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La letra, cantada con la intensidad y el entusiasmo habituales de Freddie Mercury, es una oda a las mujeres con curvas, rompiendo con los estándares de belleza convencionales. Aunque ha sido objeto de controversia por su tono provocador, también ha sido reivindicada como una canción que celebra la sensualidad sin complejos.
Musicalmente, el tema destaca por su producción robusta, con guitarras pesadas y coros épicos que le dan una sensación de himno operístico. La interacción vocal de Mercury y las guitarras de May son impecables, mientras que el bajo de John Deacon y la batería de Roger Taylor aportan la profundidad rítmica que le da cuerpo a la canción por encima de su aparentemente ligero y provocativo mensaje: "Las chicas de culo gordo son las que hacen que este jodido mundo gire".