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jueves, 13 de abril de 2023

0833.- Can't you hear me knocking - The Rolling Stones



"Can't You Hear Me Knocking" ("¿No me oyes llamar?"es uno de los temas más brillantes del disco "Sticky Fingers" (1971) de The Rolling Stones, del que quizá se recuerdan más canciones tan icónicas como "Brown Sugar" o "Wild Horses", potentes y acertadas creaciones con una estructura más adecuada para ser lanzadas como singles, y derribar la puerta de las fórmulas radiofónicas con mayor suerte que la del protagonista de la canción, que se pregunta si la persona a la que llama insistentemente no puede oírle, o simplemente ignora sus llamadas.

Con sus más de siete minutos de duración, y su derroche de intensidad instrumental, "Can't You Hear Me Knocking" es seguramente la pieza más interesante y elaborada de "Sticky Fingers", y una de las canciones en las que más se nota la influencia del guitarrista Mick Taylor, que participó en varios de los mejores discos de los Stones, aportando un estilo de tocar que Ron Wood, aunque empaste mucho mejor con la forma de tocar de Keith Richards, nunca llegó a igualar. Ya desde el comienzo, en la intro de guitarra tanto Richards como Taylor afilan sus armas, como antesala del intenso riff con el que Richards hace que la canción sea irrepetible.

Los primeros tres minutos serían perfectamente "radiables", pero la gran virtud de esta canción es, precisamente, no detenerse en el límite de esa fórmula, y lanzarse en picado a una sección instrumental en la que los ritmos latinos de las congas de Rocky Dijon, acompañando a un largo e intenso solo de saxofón de Bobby Keys, le dan un aire de arrolladora jam experimental al más puro estilo Santana, en la que las guitarras de Richards y Taylor siguen descargando de fondo, con el órgano de Billy Preston sumándose generosamente a la fiesta. El colofón lo pone, como ya mencionábamos, el solo de guitarra de Mick Taylor, que quizá, y paradójicamente, duro poco en los Stones por interpretaciones tan brillantes como ésta, con las que llegó a hacer sombra al todopoderoso Richards, que seguramente no estaba dispuesto a que otro guitarrista llamara con más fuerza a la puerta.