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La idea que llevó a David Bowie a crear Tin Machine proviene en realidad de muchos años atrás, cuando se embarcó como tecladista en la banda de Iggy Pop para la gira del disco The Idiot (1977). Ese gesto de humildad y de camaradería para con la Iguana, tocando en un segundo plano y oculto tras unas gafas de sol y una gorra, le sirvió para escapar de la presión de la fama y a disfrutar de la música sin ser el centro de la atención y los focos. Años después, a finales de los ochenta, y cansado y decepcionado por los malos resultados de crítica y ventas de sus discos de esa década, busco de nuevo repetir esa sensación relajante y liberadora de ser simplemente uno más dentro de una banda de rock, y montó junto a los hermanos Sales (que también fueron parte de aquella banda de Iggy Pop) y el guitarrista Reeves Gabrels el proyecto Tin Machine.
En el primer disco, titulado simplemente Tin Machine (1989), las canciones de Bowie se contagiaron de la energía rockera del resto de miembros de la banda, pero para Tin Machine II (1991), y aunque algunas canciones siguieron una línea continuista respecto a su antecesor, en conjunto se aprecia una interesante evolución hacia una mayor sensibilidad melódica y una producción más pulida, casi como si las canciones de Bowie, como la cabra del refrán, hubieran acabado por tirar al monte. Grabado en varias sesiones entre 1989 y 1991 en Sídney y Los Ángeles, y producido por la banda junto a Tim Palmer y Hugh Padgham, Tin Machine II mantiene la agresividad del primer disco, pero con canciones más melódicas, logrando un resultado tan extraño como atractivo.
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Llega después el turno de If There Is Something, una correcta versión de un tema de Roxy Music, con un toque más emocional y dramático que el de la versión original. Amlapura es la canción más mística del disco, y otra de las más destacables. Inspirada en un viaje a Bali, mezcla de manera intensa lo exótico y lo introspectivo, y su atmósfera suave y contemplativa le sienta a Bowie como un guante. Le sigue Betty Wrong, en la que la banda vuelve al rock alternativo y a los ritmos envolventes, pero con un toque de melancolía y misterio. Mas contundente, pero también más breve, es You Can’t Talk, con un ritmo casi punk que recuerda al sonido del anterior disco.
Stateside, con el batería Hunt Sales a la voz principal es un sorprendente giro hacia el blues-rock, interesante aunque alejada de los primeros escalones del disco. Igualmente sorprendente, e infinitamente más oscura es Shopping for Girls, canción de sórdida letra que denuncia la prostitución de menores en Tailandia. Tras este tramo tan experimental y oscuro, se agradece la llegada de A Big Hurt, que sin ser un hit destacable, al menos nos devuelve las guitarras distorsionadas y la energía abrasiva de los temas más intensos del disco. En Sorry encontramos a un Bowie vulnerable e introspectivo, en una balada tan sombría como minimalista. Y con Goodbye Mr. Ed se cierra el disco, y de paso el grupo de grandes canciones destacables, gracias a una instrumentación rica y luminosa, y una enigmática letra cargada de ironía y melancolía. O no exactamente, porque el álbum culmina con realmente con un tema oculto conocido como Hammerhead, una pieza experimental y de agresiva instrumentación.
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