domingo, 27 de septiembre de 2020

The Rolling Stones - Exile on Main St. (Mes Rolling Stones)

 


Estamos sin duda ante una de las mejores obras de The Rolling Stones, para muchos fans este supone su punto álgido, aquello por lo que un día se juntaron para dejar una obra que permanecerá eterna en la memoria de cualquier amante de la música, porque una obra realizada con la personalidad de Exile es difícil encontrar. Ya sea porque que te limites a disfrutar de su sonido turbio, irregular, pero no nos engañemos ¡eso es rock! o por la carga de riffs increíbles que descubrimos canción tras canción que nos lo escupen tan directos y brutales, un disco que pulula por el lado áspero, sucio y hastiado de lo genial que es el sexo, las drogas y el rock'n'roll. También está el título brillante, que resume todo sobre la personalidad de la estrella de rock (el forajido en medio del nexo social, distante pero observado por todos, colapsando entre los contenedores de basura que reflejan el brillo de Broadway). Pero aquí estamos para hablar de la música en este disco, así que centrémonos en eso, ¿de acuerdo?

 


El sonido Rolling continúa su desarrollo paso a paso de Beggars Banquet a Sticky Fingers (que continuaría con otro paso concluyente a Goats Head Soup ): hard rock, blues eléctrico, baladas de rock con tintes country. Es todo esto, pero aún más intensificado y con menos amor por los detalles en el arreglo y la producción. Si bien pusieron canciones tan diversas como "Prodigal Son" y "Jigsaw Puzzle" en Banquet , mantienen el mismo sonido básico en todos los géneros mencionados: guitarras catárticas, pianos honky y, presagiando su camino desde las raíces hasta la grandilocuencia, una sección de metales que enfatiza los riffs. Pero es aquí donde encontramos algunas de sus mejores canciones de todos estos géneros que hemos mencionado, empecemos, “Rocks Off“ es un rock duro con un riff y una actitud desgarradora que llega a ser deslumbrante, con uno de los mejores coros de gritos. "Rip This Joint" crea un ambiente de fiesta para el álbum y "Shake Your Hips" es un tributo al artista de blues John Lee Hooker. "Tumbling Dice" es otro punto culminante de Exile, con un ritmo lento y funky.  El conmovedor "Torn and Frayed" es un homenaje a Gram Parsons, con un gran órgano gospel que fluye por todas partes. "Sweet Black Angel" tiene una letra inteligente y política, el tema de Richards, "Happy", es un destacado toque de metal que muestra su actitud al diablo le importa, que fue su marca registrada durante los 70, declarando que necesita "amor para mantenerlo feliz".


"Ventilator Blues" esta sediento de sangre es pantanoso y enorme, y "Sweet Virginia" es otro de esos grandes números de country para las noches solitarias en los taburetes o los largos viajes por carretera. La balada "Let It Loose" está dominada por un fino toque de guitarra de Richards y una gran interpretación de Jagger. "All Down the Line" es un sentimiento rockero típico de los Stones, y "Stop Breaking Down" es la mejor interpretación de guitarra de Richards en el album. "Shine a Light" es una balada para órgano y piano con otra buena interpretación de Richards en la guitarra de blues, y "Soul Survivor" es la pista más groovie del álbum, con el ritmo persistente del baterista Charlie Watts. "Turd on the Run“ introduce un nuevo tipo de canción de los Stones que reutilizarían con buenos y malos resultados a lo largo de la década de 1970. Esto lo convierte posiblemente en el sonido más "Stone" que jamás ya que estaba plagada de una producción más arcaica, más artesana y con un exceso de trabajo, en Exile, todo todavía suena bastante "hecho a mano", y es por eso que este álbum tiene un sonido deliciosamente oxidado y letras cansadas, y muestra a los Stones en su pico más alto de composición, Exile es, por supuesto, un álbum maravilloso y por excelencia. Algunos materiales desechables y de relleno disminuyen el impacto general, pero lo bueno aquí son los Stones en su mejor momento.

 


"Exile on Main St." es un disco influido por su entorno. Un retrato vívido de una época tormentosa y bullente de creatividad. Un puro bullicio, un fluido puro no apto para tiempos de estrés. Requiere su tiempo, pero no porque sea difícil, sino porque es inmenso, inabarcable en una aproximación de puntillas. La obra maestra de los Stones requiere una inmersión profunda y prolongada. Lo que ofrece merece la pena. Quedarán saciados por completo, enganchados de por vida. Y puede que, como yo, no puedan encontrar una época más gloriosa que los cuatro años que empiezan con "Beggars Banquet" en el 68 y culminan con esta obra. Por más que busco no la veo. En ningún artista.

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