
El cuarto disco de estudio de los suecos The Cardigans, supuso un cambio de registro importante en el registro habitual de la banda, y su propuesta de oscuro pop rock electrónico les catapultó al éxito internacional. Gran Turismo (1998) combina a la perfección cierta frialdad electrónica, con la sensual y emblemática voz de su cantante y líder Nina Persson. Dentro de una discografía algo corta pero bastante completa e interesante, quizá no estemos ante el mejor de sus discos, pero es innegable que es el más arriesgado de todos ellos, y el que les puso en lo más alto, consiguiendo hasta siete nominaciones a los premios Grammy de 1999, y vendiendo más de tres millones de copias en todo el mundo.
El título de "Gran Turismo" hace referencia a la propuesta de cambio y de viaje musical que The Cardigans estaban ofreciéndole al oyente a lo largo de once novedosas canciones, un viaje en el que la banda estaba también buscando su propia identidad y destino. Jugaron con la idea de un título en francés o en italiano, y a partir de esa idea llegaron al concepto de "Gran Turismo", en referencia a la propuesta de cambio y de atmósfera con respecto a sus discos anteriores y a sus raíces e influencias nórdicas, con la que ellos mismos se sentían también como turistas en pleno proceso de descubrimiento de otros lugares musicales.

Explode retoma las atmósferas minimalistas y electrónicas de Paralyzed, en un tono de balada más apagada pero no menos brillante, en uno más de los momentos acertados del disco, con Nina debatiéndose entre "explotar o implosionar". No termina de hacer ni lo uno ni lo otro en Starter, un efectivo tema de pop rock electrónico que, intentando combinar las tres cosas, se queda un poco a medio camino de todos esos géneros.
Hanging Around es la segunda de las canciones que, inevitablemente, estaban destinadas a convertirse en single, y así fue. Con más peso de las guitarras y claramente volcada hacia los esquemas del indie rock que premiaba en los noventa, estamos ante otro de los momentos más recordados de un disco que, singles aparte, combina efectivamente la electrónica y el pop en temas como Higher, una sugerente balada que despega por encima de una fría base rítmica electrónica, o Marvel Hill, un interesante medio tiempo que mezcla rock y electrónica con cierta mística y épica coral, aunque a estas alturas la mezcla ya no suene tan fresca como al principio.

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