Tras despedirnos de
Luis "El5Heroe" y darle las gracias por haber sido tan excelente anfitrión en su Zaragoza natal , nos subimos al coche, pues tenemos un viaje a Madrid, donde nos espera nuestro siguiente amigo,
Antonio, otro habitual de nuestras tertulias en Telegram y que tiene una cuenta en Twitter bajo el nombre
@saglez63.
En esta ocasión es
Chema el que conduce, a su lado en el lugar del copiloto viaja en esta ocasión
Storyboy, que duerme como un bebé, detrás viajamos
Nevermind y yo. Durante el trayecto
Nevermind nos relata la rara experiencia con el
Mayor Tom durante el viaje anterior para visitar a
Luis, cosa que agradacemos, pues estamos tan entretenidos que cuando nos queremos dar cuenta ya hemos llegado a Madrid, concretamente a la estación de Pirámides, donde hemos quedado con
Antonio, que ha querido citarnos en su antiguo barrio.
Hemos llegado pronto, tras cinco minutos esperando en la puerta observamos saliendo de la estación entre el gentío a nuestro querido
Antonio, lleva los cascos puestos, ya que aprovecha los trayectos de casa al trabajo y del trabajo a casa para escuchar música, una de sus pasiones. Su alegría al vernos es grande, y tras saludarnos y darnos los correspondientes abrazos
Antonio nos comenta que quiere hacer algo muy especial por nuestra visita, y por eso nos ha citado en su antiguo barrio, a la rivera del Manzanares. Nos invita a acompañarle, dando un paseo hasta nuestro próximo destino, del que no desvela nada por tratarse de una sorpresa. Mientras charlamos vamos tranquilamente paseando, primero pasando por la Glorieta de Pirámides, para luego embocar dirección a lo poco que queda del estadio Vicente Calderón. En ese momento, me fijo y observo como
Antonio mira a la derruida grada que todavía queda en pie mientras se le escapa alguna lágrima, qué grandes recuerdos.
Después cogemos el paseo de los Melancólicos, mientras
Antonio nos indica el gran solar que queda a la derecha y nos habla de la antigua fábrica de Mahou, que estuvo allí hasta hace algunos años. Seguimos hasta llegar al Paseo de Pontones y giramos a la izquierda, cruzamos hacia el otro lado del Manzanares por el Puente de San Isidro hasta llegar al Paseo de la Ermita del Santo. Hace buena tarde, entre la buena compañía de
Antonio y la amena charla que tenemos, el paseo, que se agradece, se hace corto. Después de callejear por un par de calles aledañas al paseo
Antonio se detiene frente a un bar, el bar de
Juan, uno de los lugares que le ha visto crecer. Hemos tenido un viaje largo y antes de ir hacia nuestra sorpresa, quiere invitarnos a tomar algo fresco. El bar lo regenta el mísmo
Juan, al que conoce de toda la vida. Antonio hace las presentaciones, y Juan hace que nos sintamos en seguida como en casa. Tomamos unos revitalizantes refrescos, y tras pasar una agradable media hora llega la hora de irnos, por lo que procedemos a despedirnos de
Juan y darle la gracias por atendernos como se merece.
Salimos del bar de
Juan, atravasemos varias callejuelas hasta llegar a una pequeña plaza, y allí oculto, en una esquina está nuestro destino, un gigantesco local, con un cartel en la fachada donde se puede leer
CRV, Tu centro de Realidad virtual. Nos miramos
Chema, Storyboy, Nervermind y yo extrañados, y
Antonio nos mira y se ríe, sabe que estamos desubicados y no tenemos ni idea de lo que tiene preparado para nosotros.
Entramos por la puerta, al frente un amplio mostrador donde
Antonio se acerca y le dice algo a la recepcionista que se encuentra al otro lado que en ese momento coge el teléfono, y tras colgar, a los treinta segundos aparece un hombre que nos pide que le acompañemos. Nos lleva a una amplia sala, el decorado de las paredes es de una azul muy suave, tendrá unos 50 metros cuadrados y está dotada de unas 3 filas de cinco butacas cada una. El hombre nos explica a todos los presentes que estamos en una sala de realidad virtual, nos pide que elijamos asiento, y una vez sentados, nos explica el funcionamiento, vamos a vivir una experiencia que nos han preparado basándose en una serie de parametros y premisas que
Antonio les ha facilitado, es su sorpresa para con nosotros, quiere que vivamos la experiencia de sus siete canciones de una forma muy especial. Los nervios y la excitación del momento son grandes, no esperábamos tal cosa, estamos nerviosos. El momento ha llegado, el hombre nos pide que nos pongamos las gafas y los cascos que hay conectados al asiento en el cual nos encontramos cada uno, procedemos, la aventura de
Antonio comienza...
Los instantes previos al comienzo de la experiencia se me hacen ciertamente largos, estoy algo nervioso, ¿Qué nos habrá preparado
Antonio?, de repente, tras un pitido, todo comienza, y me encuentro sentado en el interior del mítico cine
Covadonga, más conocido como
"La covacha", situado en la Calle Lopez de Hoyos 161 de Madrid. A ambos lados tengo a
Antonio, Nevermind, Storyboy y
Chema, me fijo un poco más y veo también a
Juanito, el Sasa, Josito, Miguel y
el Grillo, todos sentados, ¡Somos La pandilla!. En el proyector estamos viendo la película
The song remains the same, la película que se lanzó en 1976 sobre una gira y otras secuencias de fantasía de la banda
Led Zeppelin. En concreto estamos viendo el tema
Rock and Roll, tema que tiene la particularidad de ser uno de los pocos temas del grupo en los que aparece un músico adicional en la grabación del tema en estudio, el teclista
Ian Stewart, el teclista de los
Rolling Stones. Miro a ambos lados y veo al resto de la pandilla, algunos botando literalmente del asiento, otros meneando la cabeza, y otros haciendo air guitar con la manos, ¡cómo estamos disfrutando!.
Acaba de sonar
Rock and Roll de
Led Zeppelin y de repente el escenario cambia completamente, ¡qué pasada, estan real!. No se cómo, pero ahora nos encontramos
Antonio, yo y el resto de la pandilla en la
Pradera de San Isidro. Son la fiestas de San Isidro y la pradera está abarrotada, y nos encontramos en corro todos charlando y riendo mientras compartimos unos cuantos minis de cerveza. Un momento, me fijo al fondo, hay un escenario y arriba hay alguien tocando, cuando agudizo el oído y dejo la conversación que transcurre entre la pandilla, me percato que arriba del escanario están
Tony, Ramiro y
Rosendo, ¡Son
Leño!, y el tema que están tocando en este instante es
Entre las cejas, tema compuesto por los tres componentes del grupo, y publicado en su tercer y último álbum de estudio,
Corre, corre en 1982 bajo la discográfica
Chapa/Zafiro. Cuando me quiero dar cuenta estamos toda la pandilla pegando botes al son de la canción de
Leño.
Acaban los últimos acordes del tema y de repente me veo transportado otra vez, me fijo un poco y rápidamente me ubico, me encuentro con el resto de la pandilla en
el Canci, como se conocía popularmente a la mítica sala de conciertos madrilleña
Canciller, ubicada al lado del metro de Ventas, en el madrileño barrio de Ventas. En el escenario reconozco enseguida a
Klaus Maine agarrando el micrófono y haciendo florituras con él mientras canta, secundado por
Rudolf Schenker que le secunda mientras saltan chispas literalmente de su guitarra. El tema que está sonando es
Rock You Like A Hurricane, tema incluido en el noveno álbum de estudio de la banda,
Love At First Sting, y compuesta por
Klaus Maine y el baterista
Herman Rarebell que se encargaron de las letras, y
Rudolf Schenker que lo hizo de la música. Un tema que habla de la actitud y la sexualidad y que demoraron dos años en sacarlo, pues estaban buscando el momento idóneo para hacerlo.
Se acaba el tema y me preparo, pues se que viene otro cambio de escenario, y
¡plas!, un momento, estoy en la misma sala, pero en esta ocasión me encuentro encima del escenario sentado delante de una batería aporreándola con las baquetas como si no hubiera un mañana, reconozco inmediatamente la intro que estoy haciendo, ni más ni menos que
The Number Of The Beast. Empiezo a ser consciente y comprender la situación, me he reencarnado en
Nicko McBrain, el baterista de
Iron Maiden, la sala está llena, miro delante y viene hacia mí el cantante
Bruce Dickinson....¡No! es
¡Antonio! que está cantando y pegando saltos, y se encuentra flanqueado a los lados por los guitarristas
Storyboy "Dave Murray y
Nevermind "Janick Gers", y el bajista
Chema "Steve Harris". Menudo subidón estar en la piel de
Dickinson, Harris y compañía, y poder sentir al público disfrutando, bailando y coreando los temas que estás tocando. Me fijo en la primera línea del público y puedo ver al resto de la pandilla disfrutando de lo lindo. Este tema fue compuesto por
Steve Harris en 1982 para el disco del mismo nombre, y se inspiró en la película
The Omen: Damien.
Steve Harris siempre defendió que el tema trataba de un sueño y no de la adoración del diablo.
El tema llega a su fín con el clásico redoble de batería que yo me marco, y justo al finalizar el último toque, las baquetas desaparecen de mis manos y me encuentro con
Antonio y todos los demás paseando por la calle Bailén, es temprano, está amaneciendo, vamos charlando, riendo y comentando lo bien que lo hemos pasado en
el Canci todos. Apenas hay nadie en la calle, por lo que distingo fácilmente en la lejanía a un músico ambulante en un lado de la calle, está de pie con una guitarra. Al llegar a su altura,
Antonio mira al músico sonríe y le saluda efusivamente, éste se acerca a
Antonio y se dan un abrazo, me fijo bien y no lo puedo creer, es
¡Antonio Flores!. Acabado el abrazo,
Antonio Flores saluda también a
el Sasa, Miguel y todo el resto de la pandilla, que se apresura a presentarnos al músico. Una vez presentados y tras una breve charla, el Maestro nos cuenta que ha salido de casa temprano, pues no podía dormir, y le apetecía pasear y buscar un lugar tranquilo en la calle para tocar, y que el siguiente tema nos lo va a dedicar a la pandilla. Dicho esto, hacemos el correspondiente coro alrededor del músico, y éste agarra con firmeza su guitarra y empieza a rasgarla, acto seguido comienza a cantar:
"Allí donde s e cruzan los caminos / donde el mar no se puede concebir / donde regresa siempre el fugitivo / pongamos que hablo de Madrid..."
"...cuando la muerte venga a visitarme / no me despiertes, déjame morir / aquí he vivido, aquí quiero quedarme / pongamos que hablo de Madrid". Acaban los últimos acordes y toda la pandilla aplaudimos a al Maestro
Flores emocionados, con alguna lagrimilla que otra producto de la emoción. No me ha dado tiempo a gritarle
"Bravo Maestro" cuando el escenario vuelve a cambiar, sigo en la calle Bailén, pero ahora es de noche y estoy corriendo, a mi lado corren todos los demás,
Antonio, el
Sasa, Miguel, Juanito, Josito, el Grillo, Nevermind, Storyboy y
Chema, y de fondo, como si de la banda sonora de una película se tratase, está sonando
Stairway To Heaven, de
Led Zeppelin. Llegamos a la altura de la
Catedral de la Almudena, todavía en obras, pues no está acabada, nos colamos por un hueco de la verja al interior del recinto de la catedral. Nuestro objetivo es claro, llegar a lo alto de la torre más cercana a la calle Bailén, pero debemos ir despacio y no armar mucho ruido, pues en el interior de la catedral viven numerosos vagabundos que suelen buscar resguardo de la intemperie y no queremos molestarlos. Mientras estamos inmersos en nuestro objetivo
Plant y compañía siguen sonando de fondo, ahora conseguimos llegar a una escalinata de hierro que hay en una de las aristas del tercer cuerpo de la torre, y procedemos a subirla, nuestra propia
escalera hasta el cielo, pues esa escalinata da a un balcón de la cúpula, y mientras
Stairway to Heaven rompe y llega al punto álgido del tema, yo estoy disfrutando de una de las vistas más bellas que he visto nunca del Madrid de los Austrias. Mereció la pena el riesgo y la aventura.
Stairway to Heaven está llegando a su fín, y yo sigo contemplando las vistas de Madrid desde la cúpula. Voy a apurar hasta el último acorde, pues se que esta escena no puede ser para siempre, y justo en ese momento suena como una especie de pitido, las imágenes desaparecen y observo que las gafas se han apagado, por los cascos no suena nada y se han encendido las luces de la sala. Salimos del recinto, y mientras caminamos, los cuatro,
Satoryboy, Chema, Nevermind y yo le damos las gracias a
Antonio por la increíble experiencia que nos ha regalado, estamos alucinando por la experiencia que acabamos de vivir, pero
Antonio nos interrumpe, todavía no ha acabado nuestra experiencia, pues nos ha mostrado únicamente seis temas, falta uno.
Antonio nos dice que ese tema nos lo va mostrar en un sitio y con un entorno muy especial. Llegamos a ese lugar tan especial para Antonio, el bar de
Juan, la noche está ya cayendo y hay que reponer fuerzas, y que mejor sitio para hacerlo que hacerlo allí.
Juan se encuentra en una esquina de la barra, y está acompañado de cinco personas más. Según nos vamos acercando al grupo de
Juan con
Antonio, empiezo a reconocer al grupo, es la primera vez que los veo en persona, pero es como si los conociera de toda la vida, pues aunque no lo sepan, hemos vivido una serie de fascinantes aventuras juntos, son
Miguel, el Grillo, Juanito, el Sasa y Josito. Nos abrazamos entre todos como si nos conociéramos de toda la vida.
Juan se ha alejado y procede a pinchar un tema, el último tema que
Antonio quería compartir en su barrio, en uno de los lugares, el bar de
Juan, que le ha visto crecer, y en compañía de su pandilla de toda la vida. El tema,
Wonderful Tonight, de
Eric Clapton. Mientras suena el tema de
Eric de fondo, nosotros comenzamos en gran compañía de
Antonio y los suyos los que promete ser una noche maravillosa como colofón a un día inolvidable en el que
Antonio "@saglez63" nos ha regalado no sólo siete temas, también siete pedacitos de su historia, una historia que ha querido compartir con
7dias7notas para este maravilloso viaje por la
ruta 77. Muchas gracias
Antonio, hasta la siguiente parada