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lunes, 21 de noviembre de 2022

Hail to the thief - #MesRadiohead



Seguimos con el #MesRadiohead, y yo en concreto con mi particular cruzada de escucha de un grupo al que nunca le he llegado a encontrar los atributos por los tanta gente les venera. Más allá del excelso OK Computer (1997) y de cosas sueltas, nunca he pensado que la cosa fuera para tanto. Y al enfrentarme al #MesRadiohead y escuchar Amnesiac (2001) me encontré con un disco que era mucho mejor de lo que me esperaba, así que he afrontado la escucha de Hail to the Thief (2003), el tercer disco de Radiohead que he escuchado entero, con mucha mejor actitud y una mente mucho más abierta, y me ha sorprendido gratamente que en este disco se acercaran de nuevo al rock, y que las guitarras vuelvan a estar más presentes que en discos anteriores, más experimentales y electrónicos.

Se nota que Hail to the Thief es un disco de un grupo consolidado, que ha exprimido una productiva etapa de experimentación y que aun regresando a algunos patrones de un pasado más guitarrero, sigue mirando hacia adelante, cuidando al máximo la producción de sus discos y planteando una propuesta diferente a las anteriores. Dado mi desconocimiento general sobre su trayectoria, no juzgaré este disco en comparación con otros del pasado, prefiero hacerlo como si fuera el primer y único disco de una banda que acabo de conocer, y si lo hago así, debo decir que el arranque de 2+2=5 es más que prometedor. La combinación de sonidos electrónicos con guitarras, y los acertados cambios de ritmo, la sitúan directamente en lo más alto. Dicen que este tema, junto con Go To Sleep tienen un sonido y planteamiento más cercanos  a los de sus dos primeros discos, y eso me hace pensar que, quizá, tenga que escucharlos.

Leo entonces que esos discos no son los más valorados de la banda, y de nuevo no entiendo nada, por lo que decido de nuevo abstraerme y seguir escuchando. Sit down, Stand up pasa sin hacer mucho ruido y sin captar mi atención, y la que sí que consigue captarla es la bella Sail To The Moon, que me recuerda a ese otro gran tema que es Subterranean Homesick Alien de, como no, mi venerado OK Computer. Perdón, dije que no iba a comparar, así que sigamos avanzando. Backdrifts vuelve a la electrónica que se suponía habían dejado algo de lado en esta obra, y la mencionada Go to Sleep mantiene mi interés por el disco, que no decae durante la escucha de Where I end and you begin y su poderosa línea de bajo.

We suck young blood no termina de despegar, demasiado quejumbrosa y minimalista, es el tipo de canciones de Radiohead que me disuaden de escuchar discos enteros. Perdón de nuevo si con esto hiero la sensibilidad de los que valoran la sensibilidad de este tipo de canciones tan intimistas y experimentales. Para gustos los colores, y yo no vuelvo a encontrar los que más me gustan hasta que, tras un nuevo episodio de fría electrónica en The Gloaming, me topo con la enorme There There. ¡Así sí, Thom Yorke y compañía! Puede que esté ante la mejor canción del disco, pero como aún me quedan otras cinco, voy a ser prudente y a esperar al resto. Y cuál será mi sorpresa, cuando en I will encuentro un tema dramático e intenso, que al parecer quedó fuera de Amnesiac. Se les olvidaría, claro, pero afortunadamente la acabaron repescando, porque es tan breve y tan desnuda, y con un ejercicio vocal tan cuidado, que junto a 2+2=5 pasa a formar parte del podio de este disco.

A punch at the wedding es otro tema asequible y directo, sin excesivas tristuras o minimalismos, y en este punto ya me decanto definitivamente por las canciones de guitarra de esta banda, por encima de los flirteos electrónicos que tanto gustan a la mayor parte de sus seguidores. Como minoría absoluta, le pongo un notable a este tema. Y otro a Myxomatosis, el tema más duro del disco. Scatterbrain recupera la línea de There There y A punch... con un toque más melancólico pero no por eso menos llevadero, y la gran sorpresa llega con A wolf at the door, con versos que incluso diría que tienen cierto toque a Beck o a Red Hot Chili Peppers (sin pasarse, pero queda curioso, en un tema intenso y que actúa de gran cierre). Y para acabar este singular "cuento del lobo", incumplo de nuevo mi promesa de no compararlo con los otros dos discos que he escuchado de ellos, pero lo hago para decir que me parece que Hail to the Thief, estando en un escalón por debajo de Amnesiac, y dos por debajo de OK Computer, es en conjunto un gran disco.

Y ahí llega mi gran duda... Si he escuchado tres discos de Radiohead, y en todos he encontrado cosas buenas... ¿Tendrán razón los que tan desproporcionadamente les veneran y les consideran la banda más grande del planeta? Mucho me temo que sigo sin estar de acuerdo, pero tendré que escuchar un cuarto disco, para salir de dudas. ¿Cuál me recomendáis?

miércoles, 16 de noviembre de 2022

Amnesiac - #MesRadiohead



En los años ochenta y noventa, si decías que no habías leído "El Quijote" te acusaban de ser un inculto. Eso desembocó en una gran mentira colectiva, ya que a todo el que le preguntaban decía haberlo leído para evitar el rechazo público, cuando en realidad muchos de los que preguntaban tampoco lo habían leído. ¿Y qué tiene que ver esto con Radiohead y su disco "Amnesiac"? Pues, sencillamente, en muchas ocasiones me he sentido como aquellos que confesaban no haber leído "El Quijote" cuando reconocía que nunca le había encontrado el punto a Radiohead y que no compartía la admiración general que despiertan, y me pregunto a veces si no estaremos todos cayendo de nuevo en otra gran mentira colectiva, queriendo aparecer ante el resto como grandes y sesudos eruditos musicales, cuando en realidad los que nos preguntan no hayan tampoco escuchado nunca OK Computer, Kid A o el Amnesiac que protagoniza esta reseña.

Este pensamiento tan utópico no me lo parece tanto, cuando para informarme para esta reseña me he puesto a leer varias críticas sobre el disco, y todas ellas hablan, poco más o menos, de la quintaesencia musical contenida en sus surcos. No es mi ánimo polemizar con nadie, ni tampoco quiero con esto transmitir que Amnesiac me parezca un mal disco. Todo lo contrario, es un disco con buenas canciones, de marcados tintes electrónicos y perfectamente ejecutado, contando además con una ambiciosa producción a cargo de Nigel Godrich, con el que grabaron al mismo tiempo las sesiones de Amnesiac (2001) y las de Kid A (2000), pero eso no significa que tengamos que perder la cabeza y pasarnos de frenada en las alabanzas al grupo y a éste su quinto disco de estudio, hasta el punto de considerarlo, como muchos comentan, su mejor obra.

En mi opinión, esa medalla le correspondería a OK Computer, un disco con el que nunca miento cuando digo que lo he escuchado, al completo, y muchas veces. Pero esa reseña ya estaba hecha en 7días7notas, y aunque quisiera estar "Amnésico" para no recordar ese pequeño detalle y poder escribir sobre aquel disco, la realidad es que, irónicamente, me ha tocado "recordar" este otro, y al hacerlo vuelvo a sentir que algo parecido a lo que ocurría con "El Quijote" nos está pasando con Yorke y compañía, si temas como Packt like sardines in a Crushd Tin Box, que de manera curiosa pero algo fría mezcla de música electrónica con sonidos de percusión metálica en el arranque del disco, o la extraña e innecesaria Pulk/Pull Revolving Doors son considerados la cumbre creativa de este grupo.

Afortunadamente, entre ambas está el single Pyramid Song, un gran tema de piano y arreglos de cuerda con cierto regusto a jazz en la batería y un tono atmosférico y dramático en los teclados que la hacen grande. La cosa sigue mejorando en el progresivo crecimiento en intensidad de You and Whose Army, un tema con aires de himno intenso y melancólico, o en I might be wrong, el tema de ritmo y estructura más reconocibles y convencionales, que lo hacen también más digerible y disfrutable que las experimentaciones anteriores. Le sigue Knives out que es, con todo merecimiento, el segundo single del disco tras Pyramid Song. Una canción triste y melancólica en la línea de las mejores composiciones del grupo, que tardaron más de un año en completar, y que tiene ciertas influencias de la guitarra de Johnny Marr en The Smiths.

El tono de lamento profundo y sombrío no es puntual, y tras mantenerse en temas como Morning Bell/Amnesiac o Dollars and Cents, la escucha empieza a hacerse demasiado costosa, como en su momento lo fue la lectura de alguno de los capítulos centrales de la obra de Miguel De Cervantes de la que, mientras escucho la extrañamente eléctrica e instrumental Hunting Bears, o la densa y experimental Like Spinning Plates, ya no quiero o no puedo acordarme. ¿Veis como sí que tenía algo que ver el libro que contiene la frase más famosa sobre la amnesia, con este disco de Radiohead?

Mientras Don Quijote y Sancho Panza se alejan a lomos de sus monturas en mi imaginación, el trompetista de jazz Humphrey Lyttelton y su banda convierten Life in a Glasshouse en la mejor banda sonora para una despedida, la de un disco de esos que nadie olvida, y no solo por lo buenos que son, sino por si en algún momento alguien pone cara de interesante y pregunta si "has escuchado este disco de Radiohead". En ese momento, sufrir de amnesia sería un error imperdonable que haría que todo el mundo nos señalara con el dedo, tal y como hacía Donald Sutherland en La Invasión de los Ultracuerpos, quién sabe si tras descubrir que Brooke Adams nunca había escuchado a Radiohead