jueves, 20 de febrero de 2025

Metallica - Reload - #MesMetallica



"¿No te gusta el café? Pues toma dos tazas", pensé al tener que afrontar mi segunda reseña del #MesMetallica. Ya comenté en la reseña de "...And Justice for All" que, aún reconociéndoles el poderío instrumental de muchos de sus temas, no son santo de mi devoción, y aún así siempre es positivo escuchar un disco al que no había dedicado tiempo ni atención antes. Siempre se encuentran cosas, así que no me ha importado "recargar" de nuevo las pilas y lanzarme a la escucha de "Reload" (1997), el séptimo álbum de la banda, que salió al mercado como una continuación natural de Load (1996), y tanto es así que, en un primer momento, la idea original fue lanzar Load y Reload como un álbum doble, pero resultó problemático para el grupo gestionar la grabación de tantos temas a la vez, y optaron por grabar solo la mitad de los temas para una primera entrega, y reservarse la otra mitad para el siguiente disco.

¿Es entonces Reload un conjunto de descartes de Load? Hay quién podría verlo así, porque el disco no terminó de convencer ni a crítica ni a público, pero yo apuesto por que el reparto fue algo más equilibrado, porque tampoco fue excesivamente bien valorado su antecesor, y porque canciones como "Fuel", con la que arranca el disco, o especialmente "The Memory Remains" (con la estimable colaboración de Marianne Faithfull, en la que fue la primera canción de Metallica en la que incluyeron a una invitada) están a la altura o incluso por encima de muchos de los temas de "Load".

Quizá no se pueda sacar tanto pecho de temas correctos como "Devil's Dance" o "The Unforgiven II", una innecesaria secuela de "The Unforgiven", que aunque tiene suficiente brillo, inevitablemente deja un regusto a relleno. Son temas destacables que bajan un peldaño el nivel pero que siguen por encima de lo que podría considerarse un descarte. Y en el resto de temas de Reload no se puede hablar realmente de malas canciones, sino más bien de un giro hacia el rock sureño que no fue bien recibido por los fans más clásicos del grupo, y que tampoco logró captar a una hornada de seguidores diferentes, dejando además la sensación de que a canciones como "Better Than You" o "Slither" les faltó un punto de cocción y podrían haber sido más trabajadas y desarrolladas.

"Carpe Diem Baby" y "Bad Seed" mejoran algo el panorama y son buenos temas que, sin brillar en exceso, contribuyen a darle empaque al álbum, pero no ocurre lo mismo con casi toda la última parte del disco, en la que en canciones como "Where the Wild Things Are", "Prince Charming" y, en menor medida "Low Man's Lyric" y "Attitude" es difícil resistirte a la tentación de saltar a la siguiente hacia la mitad de cada canción, hasta llegar a "Fixxxer", que junto a las ya mencionadas "Fuel" y "The Memory Remains" conforma el trío de ases de una partida de cartas de Metallica algo deslucida.

El farol del rock sureño no funcionó, y la falta de ases en la manga de "Reload" quedó al descubierto, pese a lo cual el disco entró inicialmente en el nº1 del Billboard 200, vendiendo más de 400.000 copias en su primera semana, y manteniéndose en la lista durante 75 semanas, aunque en su totalidad solo llegó a los cuatro millones de copias vendidas en Estados Unidos, una cifra agridulce para un álbum de una banda tan relevante como Metallica, que en futuras entregas intentaría retomar su rumbo más clásico, con mayor o menor acierto, como contaremos en las siguientes entregas del #MesMetallica.

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