Le he dado cientos de vueltas para comenzar este post, de cómo
deberían ser las primeras frases de mi experiencia en el Camino de Santiago, si debía comenzar cronológicamente o no, pero a
fin de cuenta me he dado cuenta que mejor comenzar desde el final diciendo que
lo volvería hacer una y más veces porque la experiencia es brutal, y no por el
esfuerzo que representa hacer el camino, ya que esta lleno de ávidos atletas e
incluso de inexpertos peregrinos en el fitness, y los hay quienes persiguen
promesas envueltas de fe o solo el hecho de hacerlo.
Por ello les diré que sea cual sea el objetivo que persigues
solo lograrás hacer el camino si llevas tu fe por delante y un espíritu de
compañerismo hacia los que hacen el camino, porque creerme que he visto al
ávido atleta ser sobrepasado por el inexperto peregrino en materia de fitness.
Y está historia comienza en Pedrafita do Cebreiro a 155 kilómetros de Santiago, luego de dos
horas de autobús desde León y otro
par de horas desde Madrid, en León vivimos la misa del domingo de
ramos, debo decir qué pese a ser católico no practicante vale la pena haber
estado, pero este post no es para convencer a nadie de que debe profesar, cada
uno es libre de llevar sus creencias.
En Pedrafita do
Cebreiro nos preparamos para pasar lo que sería nuestra primera noche
anterior a la salida de la mañana siguiente, así que pronto a la cama, mire que
todo estuviera en orden y sobre todo el CD de Black Sabbath estuviera preparado para la aventura que íbamos a
comenzar. Con las primeras luces del día salimos rumbo a nuestro objeto que era
llegar a Triacastela, pero en los 27 kilómetros por delante que nos
esperaban, nos llegarían llenos de lluvia y frío, pero también tendríamos la
recompensa de un buen caldo gallego, junto a una copa de vino, acaso “con pan y vino se hace el camino”, nos
dijo un peregrino, sabias palabras de experiencia.
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Triacastela primer día |
Nosotros luego de un largo día, a dormir en el albergue, pero antes a lavar la ropa que la lluvia y lo inexperto de mi primer camino había hecho que llegara toda la ropa mojada.
El primer día ya había pasado, pero debe saber el lector que
en este camino no andaba solo, me falta presentarles a mis dos compañeras de
viaje una de ellas, aunque pequeña y grande a la vez llevaba ya 4 camino, mi
otra compañera no se quedaba atrás, aunque fuera su segundo camino llevaba el
espíritu protector que nos cuidaba para que todos lleguemos sanos y salvos.
El segundo día nos llegó con buen sol, ya habíamos dejado
atrás la lluvia y el objetivo de hoy Sarria, allí se sumarían siete nuevos
compañeros en esta aventura, con el sol en la
espada y este muy buen clima no
nos fue difícil llegar, hasta llegamos a alcanzar a uno de los peregrinos del
día anterior, se los he dicho el camino te vuelve a unir, así que a compartir
un plato de queso y un buen vino, pero entre risas nuevamente nuestro nuevo
amigo tuvo que partir, pero seguro el camino nos volverá a unir.
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Sarria - Convento da Mercé |
Y nosotros tres debíamos prepararnos para buscar un lugar
donde dormir, sellar nuestro pasaporte el cual da fe de las huellas del camino,
pero no antes sí que mi pequeña amiga cenara, que con la panza llena corazón
contento dice un dicho.
Seis de la mañana, había comenzado el nuevo día, donde
pasamos de ser tres peregrinos a ser diez, algunos de ellos hasta ese instante
perfectos desconocidos, pero el camino une ya lo he dicho, por ello desde el
primer momento no faltaron las bromas y las risas, que las necesitaríamos para
alcanzar los 115 kilómetros hasta Santiago que nos restaban, paso a paso el
primer día asomaba para nuestros nuevos compañeros, algunos de ellos llevaban
altavoces en sus mochilas, así que con música nos lanzamos al camino todos
juntos, y la consigna era simple, siempre adelante, y creo que algo en mi decía
que esto estaba ya hecho, y a paso firme Portomarin nos esperaba, para un
puñado de nosotros ya era nuestro tercer día.
Portomarin |
Temprano comenzaría nuestro cuarto día, con las primeras
luces y en búsqueda de una buena taza de café con leche y pan con tomate, que predisponía
muy bien el día, para que no se diga que en Galicia se come mal, nunca en mi vida he cómico
cosas más ricas que allí, así que luego del desayuno dejamos atrás Portomarin,
y dos objetivos claros nos llevaría la jornada. El primero de ellos era llegar y
hacer una parada en Melide, donde n
os deleitamos con un buen pulpo, así que
amigos si viajan rumbo a Santiago y por casualidad pasas por Melide no dejen de
comer allí, ya lo he dicho panza llena corazón contento, así que el camino nos
esperaba nuevamente para nuestro segundo objetivo del día, un sello de lacre, y
este estaría en Palas de Rei, en una tienda de un Rumano muy particular,
discapacitado de una de sus piernas que había hecho una promesa a dios donde
dedicaría parte de su vida a ayudar al prójimo, una experiencia de vida
inigualable, por ello es digna de contar. Ya con nuestros dos objetivos del día
alcanzados era hora de descansar mañana un nuevo desafío nos esperaba, llegar a
los 100 kilómetros recorridos.
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Melide - Pulpo |

Presentado el grupo les pasare a contar nuestro quinto día, dejamos
Palas de Rei ubicada a 67,9 km de la ciudad de Santiago, con ese único objetivo
llegar al kilómetro 59, eso quería decir que habíamos llegado a recorrer 100 kilómetros,
por ello cargue mi mochila como todos los días y salimos a andar, nunca en mi
vida había caminado tanto, claramente no soy de los del fitness, más bien me podría
considerar un peregrino de los de fe.
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100 Kilómetros |
Habíamos pasado la noche en un albergue pegado a la plaza
del pueblo, desde nuestras literas se escuchaba a lo lejos que esa noche había fiesta,
yo creo que más de uno se escapó durante la noche porque a la mañana siguiente
costo retomar el camino, el sexto día había llegado eran los últimos 39 kilómetros
por recorrer, una etapa de 20 kilómetros a O Pedrouzo y luego de O Pedrouzo a
Santiago esto estaba hecho!.

Todos esos recuerdos no hacían más que reforzar que el
camino ya estaba llegando su fin, durante la cena y ante el inicio al día siguiente
de la séptima y última etapa, que deberíamos levantarnos muy temprano para
llegar a la misa de las 12, así que el desafío estaba poner los relojes a las 4.30
hs. de la mañana, saldríamos de noche, pero un buen peregrino tiene sus trucos
y sus linternas preparadas.
Los despertadores sonaron muy temprano y todo marcaba que había llegado el séptimo día de nuestro camino, un camino que en lo personal había sido por etapas muy duro, ya sea por el clima, las cuestas, las bajadas en zigzag, y mi vieja rodilla izquierda que fruto de un golpe haciendo esquí llevo los ligamentos fisurados, pero a estas alturas la llevaba sujeta con una rodillera, pero nada me detendría de mi objetivo.
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O Pedrouzo |
Alumbrados solo con los focos de las linternas salimos por los últimos 19 kilómetros que nos separaban de Santiago, recordaba mientras caminaba en la oscuridad de la noche aun, como todo había comenzado, mi salida de Madrid en tren a León, el dar los dos primeros pasos en el camino y comenzar a llover y mis piernas mojadas por la lluvia, mi primer caldo gallego en aquel bar de pueblo recién hecho por la mañana, las copas de vino que nos invitaron aquellos peregrinos al vernos entrar en el bar todos mojados, las risas sobre todo, y era emocionante saber que estábamos llegando, debía prepararte para regalar el CD de Black Sabbath a un peregrino, ese era en su momento mi primer objetivo y no era que lo había cambiado, pero yo y ese CD nunca nos habíamos esperado que el
camino fuera lo que realmente termino siendo, y mientras tanto los rayos de sol asomaban y el amanecer nos dejaba ver el camino sin las linternas, ya estaba hecho no faltaba nada para Santiago, era pasar el aeropuerto, el Monte do Gozo a las afuera de Santiago, que un año atrás habíamos estado con unos amigos en un festival de música que se llama “O son do camiño”, era pasar el puente y tener el cartel de bienvenida a Santiago, habíamos ya llegado, esto estaba hecho, nos separaba de la plaza apenas 3 kilómetros o 4 kilómetros, pero que eran nada con lo que habíamos logrado recorrer.
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Entrada de Santiago |
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CD Black Sabbath |
Así que amigos estas historias son las que me gusta contar,
las que uno mismo ha vivido como suelo decir en mis post en 7dias7notas, a quienes
vuelvo a agradecer esta iniciativa e invito a sumarse a todos uds., por ello con la inexactitud de lo vivido y el tiempo vivido como espectador me despido de todos uds. y BUEN CAMINO.
Daniel
Instagram @Storyboy
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