Pornography fue un hito absoluto, tanto para el grupo como para el panorama musical, y eso había pasado factura, después de dos años largos The Cure finalmente volvió para lanzar su tan esperado siguiente disco, la banda volvia a ofrecernos un nuevo trabajo o más bien, sería más exacto decir que su líder siempre presente y el único que ha permanecido siempre en el grupo, Robert Smith, volvia a dar el callo. Y era algo maravilloso tener de nuevo un LP con el nombre de The Cure, pero esto es poco más que un álbum de Cure solo de nombre, en palabras de Smith, el "álbum en solitario que nunca hice, es responsabilidad mia” asi podemos encontrar algo de la música más brutal, fea, amarga, enojada, maníaca e intransigente de The Cure que la banda (¿Robert Smith?) había hecho. El álbum es complicado, os advertimos desde aquí, y mas si no eres un fan absoluto de los chicos de Crawley, quizás puedas encontrar refugio en The Caterpillar una canción de amor extraña y caprichosa, pero también delicada y bonita, aunque surrealista, esta canción no debería haber sido una gran sorpresa, por supuesto, para aquellos que habían escuchado The Glove's Blue Sunshine y / o las canciones posteriores de 1983 Cure, con las que comparte su fantasía psicodélica y distorsión de modismos populares. Su extraordinaria introducción, que comienza con una nota de piano baja con altas disonancias chirriantes en el mismo instrumento. Pero esta canción es totalmente inusual en The Top en su conjunto, y desafortunadamente esto en sí mismo es el defecto fundamental del álbum.
La segunda cara empieza con el único
single oficial que sacaron del disco “The
Caterpillar”, uno de sus experimentos pop más entrañables e ingeniosos, y
también para el que escribe, la mejor canción del disco. Caprichosa y hermosa,
la canción nos entrega un pop psicológico de la manera en que solo The Cure
puede hacerlo, esa melodía tan cursi solo podría ser ellos y salirle tan bien,
añade una intro totalmente fuera de lugar de pianos en cascada, tambores silenciados
y violines disonantes. Llegamos a “Piggy
in the Mirror”, Robert continúa con sus intentos de expandir su rango
vocal, pero sinceramente, la jugada no le sale muy bien, no logra nada, es la
primera y única canción que realmente quedas con la sensación de que sobra, por
lo que no vamos a ahondar más en ella. “The
Empty World”, es flojita pero en cambio es agradablemente pegadiza, con una
letra engañosamente oscura, como tantas veces en The Cure, la voz triste de
Robert es acompañada por una melodía de flauta folclórica irónicamente
optimista sobre un ritmo militar.
“Bananafishbones” nos da la oportunidad en reparar en la inquietante forma en que utiliza principalmente los registros externos, combinando una floritura de armónica introductoria, un riff de órgano agudo dominante, una línea de guitarra eléctrica y más coros de falsete, con una parte de teclado grave y retumbante aderezado con una batería que suena ligeramente borracha pero resulta, el motico de incluirla quizás sea un ligero guiño al período gótico de The Cure. Cerramos con “The Top”, que contiene una atmósfera pesada, la voz de Robert se llena de pavor y un ritmo lento y melancólico nos va envolviendo, y un mensaje sobre su loca vida inducida por las drogas o la confusión de la banda que se desmorona. Una canción de libro de The Cure por si acaso pensábamos desviarnos.