
En 1991, los chavales de Getafe sentíamos un gran orgullo de pertenencia a la autoproclamada "Capital del Sur", pero paradójicamente, al mismo tiempo teníamos una actitud bastante "fronteriza" y separatista entre los que nos considerábamos normales (aunque desde el otro bando nos tildaran de "frikis") y aquellos a los que despreciábamos por ser "pijos". En esa particular situación de antagonismo entre los dos bandos, era inevitable sentirse identificados con los protagonistas de películas como West Side Story o Quadrophenia, y asignar a los despreciables "pijos" el merecido papel de "villanos", por jurar como juraban siempre por Snoopy, por no perderse un solo capítulo de Friends, por llevarse siempre a las mejores chicas y, sobre todo, por cantando con los brazos en alto y los ojos cerrados cada vez que el disc-jockey ponía una canción de Hombres G o, incomprensiblemente, de U2...

Evidentemente, ni Bono ni el resto de miembros de U2 sabían nada de la profunda y verdadera razón por la que sus discos no se vendían bien en los barrios de Las Margaritas o La Alhóndiga, pero sí que estaban molestos por las críticas recibidas a nivel mundial por el álbum Rattle and Hum, y decidieron dar un giro a su música, alejándose de los himnos comerciales de los ochenta y dejándose llevar por las influencias del rock alternativo y de la música industrial y electrónica. El cambio se trasladó también a la temática de las composiciones, en un álbum mucho más oscuro e introspectivo. Dónde antaño aparecían grandilocuentes slogans políticos y sociales con los que parecían querer salvar al mundo, ahora su paleta narrativa se adentraba en temas más realistas y profundos sobre las relaciones humanas, el amor, la sexualidad, la soledad o el desengaño.
Grabado e ideado en su mayor parte entre el Berlín del recién derribado muro y su Dublín natal, con Achtung Baby fue como si los irlandeses hubieran hecho un corte de mangas a Chandler y Rachel, mientras María rechazaba a su novio Jet para liarse con un friki, y el más famoso de los rockers se compraba una parca verde y una vespa para ir de peregrinación a Brighton. De repente, los U2 molaban y eran muy frikis, con un brillante y recién estrenado disco que no era apto para ser cantado en un bar con los ojos cerrados, sino para degustarlo en la soledad de tu cuarto, con unos buenos auriculares, y no perderte el más mínimo detalle de aquella impactante transformación sonora y narrativa.

Dentro del tono oscuro general del disco, en Even better than the real thing se cuelan algunos de los mensajes más luminosos del disco, en la que es la canción más sexual y positiva, y The Edge combina su particular estilo de tocar la guitarra con la incorporación de efectos y sonidos de marcada influencia electrónica, que hacen que la canción suene mucho más adelantada al sonido de canciones similares del pasado reciente. Un pasado con el que querían romper, pero no les fue fácil encontrar la fórmula correcta para hacerlo. Para lograrlo, decidieron alejarse de la rutina y de los lazos familiares, y eligieron el Berlín del gran cambio socio-político del momento como fuente de inspiración, trasladando su campamento base a los estudios Hansa en los que se habían grabado discos como "Low" y "Heroes" de David Bowie o "The Idiot" de Iggy Pop, pero tras varias sesiones infructuosas, la moral y las relaciones en el seno del grupo se fueron poco a poco deteriorando, al no ponerse de acuerdo en la dirección a seguir.

Con las energías renovadas por la sensación de haber encontrado por fin el camino correcto, la creatividad y la determinación se dispararon y los nuevos temas siguieron rompiendo las barreras con las que habían limitado su capacidad musical y la temática de sus textos. En Until the End of the World profundizan en temáticas religiosas y apocalípticas, a través de una conversación entre Jesucristo y Judas Iscariote. Fue publicada como single, como también lo fue Who's Gonna Ride Your Wild Horses, el quinto y último sencillo extraído del álbum, una descripción de los problemas de pareja con melancólicas texturas musicales que de nuevo desafían las viejas fórmulas.
El tono melancólico sigue presente en So Cruel, un tema de atmósfera intimista en el que destaca la calidez de la voz de Bono, que en varias de las canciones de Achtung Baby trabaja en registros más bajos, logrando dar una mayor profundidad a las composiciones. El tono es de nuevo sombrío y derrotista, con referencias al amor no correspondido y la obsesión que esto puede generar en el desdichado enamorado.

En Tryin 'to Throw Your Arms Around the World ese hombre vaga en estado de embriaguez, sin encontrar la salida a una relación tempestuosa, descrita también en Ultraviolet (Light My Way), mientras en Acrobat los problemas de pareja se entremezclan con una vuelta a las referencias religiosas que ya aparecieron en Until the end of the world, y el lamento por el amor fallido de So Cruel es aún más desgarrador y sombrío en Love is Blindness, que nos revela que la historia de amor de este disco no tiene un final feliz.
El recorrido del disco sí que lo tuvo, a tenor de los 18 millones de copias vendidas, el Grammy al mejor álbum de rock, y la larga lista de premios que recibió por parte de la crítica especializada, que lo sigue considerando uno de los mejores álbumes de la historia. Achtung Baby está incluido en el libro "1001 álbumes que debes escuchar antes de morir", y la revista Rolling Stone lo posicionó en el puesto 63 de "Los 500 mejores álbumes de todos los tiempos"), pero el gran mérito de este disco siempre será habernos dado a los "frikis" el único momento de gloria en nuestra desigual lucha contra los "pijos" cuando por primera vez empezó a sonar The Fly en los bares del centro de Getafe. Cuando estaban a punto de cerrar los ojos y levantar los brazos al cielo, notaron que algo no funcionaba. Aquellas guitarras distorsionadas les desconcertaban, y al mirar a su alrededor, vieron a un grupo de frikis rasgar al aire sus imaginarias guitarras. Algo había cambiado. Ellos seguían teniendo la ropa de diseño y las gafas de marca, pero el muro había caído, y de repente U2 era nuestro. Nos duró solo un par de discos más (Zooropa y Pop) pero nos supo a batalla ganada.