Punch Brothers es un grupo de Bluegrass & Folk con sede en Brooklyn formado por Chris Thile, Chris Eldridge, Noam Pikelny, Gabe Witcher y Paul Kowert. Su música es difícilmente clasificable, un crossover entre bluegrass, pop, americana, clásica y de todo, tocado con instrumentos clásicos de bluegrass (mandolina, guitarra, violín, banjo, bajo) y voces. Entre sus reconocimientos se incluye un Grammy® al Mejor Álbum de Folk por su lanzamiento de 2018, All Ashore, y los elogios de los medios de comunicación, incluido The Washington Post, que dijo: "Con entusiasmo y experimentación, los Punch Brothers llevan el bluegrass a su siguiente etapa evolutiva, inspirándose a partes iguales en el cerebro y el corazón". Y en muchos sentidos, Punch Brothers ha derribado muros entre géneros como el bluegrass y el folk y en este álbum, casi diría que están intentando derribar otro muro, esta vez hacia el Indie Folk/Indie Rock.
Podéis empezar escuchando The Phosphorescent Blues es su cuarto LP de larga duración y estamos ante un disco que te llega como como una tarde soleada en un cálido día de primavera: el primer amanecer después de la dureza del invierno, las hermosas flores en los campos, el aumento general de humor que todos parecen experimentar es lo que te va a trasmitir y empezaras a sentir en el momento que empieces a escucharlo. Voy a detenerme en “Julep”, esta podría ser la mejor canción que hayan escrito los Punch Brothers, no sólo es la canción de amor más pura que hayan publicado, sino que también tiene una madurez que viene con la edad y la experiencia, hay algo maravillosamente simple en la línea de base de Paul Kowert, se necesitan años para llegar a esa simplicidad. Parte de la culpa es que se basa en la relación de Chris Thile con su ahora esposa Claire Coffee, en la fiesta donde se conocieron Claire hizo julepes (cóctel alcohólico típico del sur de Estados Unidos que se hace tradicionalmente con cuatro ingredientes: menta, bourbon, azúcar y agua, los julepes se sirven en copas de plata o peltre que se sostienen solo por la base y los bordes superiores), sin embargo, no se trata sólo del momento que se conocen y se enamoran, también hay una visión del tiempo, “Morí feliz mientras dormía”, comienza la canción, e incluso dada la exuberancia juvenil de la banda, sabes que esto es otra cosa. Por extraño que parezca, la narración nunca se vuelve fantasmal, persiste en la belleza de la memoria y en esos momentos puros y perfectos en los que miras a alguien y de repente sabes que cada centímetro de ellos quedará grabado en tu cerebro por el resto de tus días porque lo amas. Esta canción es inquietante, pero nunca está embrujada, el narrador muere feliz, recordando “amor para siempre”, y el oyente siente lo mismo: maldita sea, qué canción, qué vida….. Que todos aspiremos a este nivel.
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