Mostrando entradas con la etiqueta Pete Seeger. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pete Seeger. Mostrar todas las entradas

viernes, 3 de enero de 2025

Disco de la semana 411: Rainbow Race - Pete Seeger


Tras más de treinta años dedicado al folk más clásico y reivindicativo, Pete Seeger siguió el ejemplo de Bob Dylan y, sin perder un ápice de intensidad social y política en sus proclamas, se arriesgó a revestir sus canciones con instrumentos adicionales a sus tradicionales y característicos banjo y guitarra acústica. Al no electrificar su sonido, la decisión no fue tan arriesgada como la de Dylan, pero fue tanto o más acertada, ya que dotó a su octavo disco de estudio Rainbow Race (1971) de un sonido mucho más completo y accesible para el gran público. sin enterrar con ello la escucha de sus reivindicativas y afiladas letras.

Para lograr el sonido y el efecto deseados para Rainbow Race, Pete Seeger se encomendó a la efectiva producción de Bob Johnston, que precisamente había trabajado en varios de los discos de Bob Dylan y de Simon and Garfunkel, entre otros, y el resultado sorprendió a muchos, pero no defraudó a nadie, ya que todas y cada una de las diez piezas que lo componen brillan por la agradable sonoridad de sus melodías y sus sencillos pero efectivos arreglos orquestales. Ocho de ellas están firmadas por el propio Pete Seeger, que como siempre volcó en ellas mensajes reivindicativos sobre la problemática social y política del momento en Estados Unidos, y se lanzó además a versionar un par de temas de otros artistas del género.

El disco abre con la incisiva "Last train to Nuremberg" ("Último tren a Nuremberg"), en la que Seeger denuncia la responsabilidad colectiva de su país en la guerra de Vietnam, enumerando a los culpables a los que enviaría en tren a Nuremberg para ser juzgados por sus delitos: "Veo al presidente Nixon, a ambas Cámaras del Congreso, veo a los votantes, a mí y a ti. Último tren a Nuremberg...¡Todos a bordo!

La brillante canción de arranque no será la única en tratar las profundas heridas sociales y políticas de la participación en la guerra de Vietnam, ya que tras la también brillante "Sailing Down this Golden River" ("Navegando por este río dorado") el tema vuelve con fuerza en "Uncle Ho" ("El tío Ho"), en la que se inspira en una frase de Benjamin Franklyn ("Ama a tus enemigos: Ellos te descubren tus defectos")La cara A se completa con la bella y melancólica "Snow Snow" ("Nieve, nieve") y "My Rainbow Race" ("Mi carrera del Arco Iris"), un efectivo tema con aires de canción infantil, con el que Pete Seeger dio título al disco.

En la cara B alterna buenos temas propios como "Our Generation" ("Nuestra generación"), "Old Devil Time" ("El Tiempo del viejo demonio") o "Words, Words, Words" ("Palabras, palabras, palabras") con las dos mencionadas versiones de temas ajenos: "The Clearwater", un tema de protesta ecológica que Bud Foote, un profesor de escuela de Georgia, había escrito tras escuchar a Seeger en un concierto, y "Hobo's Lullaby", un viejo tema de country de Goebel Reeves que Seeger aprendió de Woody Guthrie en los años cuarenta. Se dice que era la canción que Pete Seeger cantaba a Guthrie en sus últimos días, cuando iba a verle al hospital. Quizá por eso, y por ser el tema más antiguo, es también la interpretación más austera y desnuda del disco, un sentido homenaje al folk clásico de Guthrie con el que terminar de manera brillante un disco en el que Pete Seeger estaba dando un paso más allá de las sabias enseñanzas de su maestro. 

miércoles, 8 de septiembre de 2021

0251: Turn, Turn, Turn - The Byrds

 

"Hay una estación para todo", cantaba la banda de folk The Byrds en Turn, Turn, Turn, tema inspiracional y anti-belicista escrito a finales de los 50 por Pete Seeger, y que da título a su álbum de 1965. Una canción que, en el estribillo, tiene una estructura de bucólicos coros repitiendo el Turn, Turn, Turn (Cambia, cambia, cambia) como complemento o respuesta a cada una de las aseveraciones de la voz cantante: Para cada cosa (Cambia, cambia, cambia) hay una estación (Cambia, cambia, cambia) y un momento para cada propósito...

Las breves estrofas son un compendio de todas esas cosas que se pueden hacer en la vida, para las que siempre habrá un momento "para nacer y para morir, para reír y para llorar, para construir y derribar, para amar y odiar, para la guerra y para la paz" Lo queramos o no, la vida nos pondrá en todas esas tesituras contrapuestas, pero el mensaje subyacente de la canción es que, para muchas de ellas, tenemos la capacidad de poder cambiar para mejor, y en particular para evitar las confrontaciones y luchar por la paz en el mundo, esperanza reflejada en el último verso de la canción: "Un tiempo para la paz, juro que no es demasiado tarde". Esta última frase, junto con el "Turn, Turn, Turn" de los coros, fueron las únicas frases originales de la letra de Pete Seeger, ya que el resto eran prácticamente un calco de un pasaje bíblico del capítulo 3 del Libro del Eclesiastés, atribuido al famoso Rey Salomón, que declara la existencia de un tiempo y un lugar para todas las cosas: la risa y el dolor, la curación y la muerte, la guerra y la paz... 

The Byrds decidieron hacer una versión de la canción durante un viaje en el autobús de la banda en una gira por Estados Unidos, cuando el cantante Roger McGuinn la interpretó en un tono más rockero que el de la versión folk original. La grabaron en septiembre de 1965 y la publicaron como single un mes después, siendo un gran éxito de ventas hasta el punto del llegar al número 1 del Billboard estadounidense. "Para todo hay un momento", y esa era la canción perfecta y el mensaje adecuado en el apogeo del folk-rock y la era hippie que se estaban viviendo en todo el mundo.