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miércoles, 6 de agosto de 2025

1679.- Cornbread Moon - Joe Ely


La carrera musical de Ely comenzó formalmente con los Flatlanders, un grupo formado por sus amigos del instituto Jimmie Dale Gilmore y Butch Hancock. El trío se convertiría en algo así como la Velvet Underground de la música texana: «más una leyenda que una banda», como los describiría el título de una compilación años después. Su sonido cósmico con influencias hippies, compuesto por armonías grupales y koans neobudistas, dista mucho de los estilos rudos y alborotados del trabajo en solitario de Ely. Tras la primera etapa de los Flatlanders, Ely viviría una vida desenfrenada que da pie a la buena música country, impregnando su obra de una ironía absurda y una profunda añoranza. Entre los trabajos esporádicos que mantuvo a mediados de los 70, se encontraba como roadie del Ringling Brothers Circus. Como solista, Ely se forjó en el mismo circuito de bares de mala muerte que bluesmen como ZZ Top y Stevie Ray Vaughan, y esa energía estridente ha permanecido en el centro de su música. Con sus primeros álbumes en solitario, Ely causó sensación en Europa, donde se hizo amigo de los miembros de The Clash durante sus giras. Si escuchas con atención las voces en español de "Should Or Stay or Should I Go", puedes oír la voz de Ely como acompañamiento, la primera de muchas sesiones de improvisación entre ambas bandas. Lo que Glen Campbell fue para los Beach Boys o Dylan para los Beatles, Ely se convirtió para The Clash: almas gemelas cuya mutua sensibilidad a la hora de fusionar géneros fomentó un intercambio orgánico de energías colaborativas. En sintonía con los instintos primarios del punk, Ely también regresaba a los orígenes del rhythm and blues, con un espíritu delincuente y una estética con influencias mod, no muy alejada del cowpunk californiano de X and the Gun Club, mitad peón de rancho y mitad vagabundo de carretera lynchiano.


Su álbum Honky Tonk se le puede definir como Country Rock + un sintetizador Moog... ¿Funciona? Claro que sí, y este álbum es un gran ejemplo de por qué y cómo, un disco apasionado de country que parece impulsar el género por nuevos caminos sin perder la esencia de lo que es: un género estadounidense que representa la vida sencilla de un estadounidense de diferentes maneras. Sí, a veces se desvía hacia cosas diferentes, como aquí, con toda la imaginería del Outlaw Country, pero aun así parece más "simple" (en el buen sentido) que, digamos, los aspectos filosóficos de algunos grupos de death metal de los 90. Es simplemente hermoso y fácil de devorar, a la vez que ofrece lo suficiente como para que un álbum completo no se sienta descuidado ni aburrido. El tema de apertura, "Cornbread Moon", arranca con una enérgica, exuberante y densa canción de country progresivo, coronada por una excelente interpretación vocal de Joe. El acordeón añadido es muy divertido y le da un toque country general. Es una canción muy divertida, eso es todo lo que puedo decir. Quizás intenta demasiado la forma en que crea tensión, pero aun así, es una gran canción.