![]() |
| American Fool, John Cougar |
A principios de los 90, siendo yo un chaval curioso y hambriento de música, descubrí a John Cougar. Aquella época fue una explosión de descubrimientos, pues cada cinta, cada vinilo, cada recomendación de un amigo o artículo en una revista era una puerta abierta a un nuevo mundo sonoro. No había internet, ni redes sociales, ni algoritmos que te dijeran qué escuchar. Había que buscar, escuchar la radio, preguntar, rebuscar en tiendas de discos, leer entrevistas en revistas, que las había, y muy buenas, y dejarse llevar por la intuición. Y en medio de esa exploración, apareció American Fool, un disco que me descubrió una América que no conocía, y que me hizo sentir cercana. Aquel disco era crudo, directo, melódico y lleno de historias que parecían sacadas de cualquier barrio de clase trabajadora. Ese encanto de descubrir música por uno mismo, sin filtros ni recomendaciones automatizadas, es algo que hoy echo de menos. American Fool no solo fue una revelación musical, sino también un símbolo de esa época dorada de descubrimiento personal. Y a día de hoy, cada vez que lo escucho, su energía sigue intacta, como si lo hibiera descubierto ayer.
American Fool fue el quinto álbum de estudio de John Mellencamp, quien por entonces aún usaba el nombre artístico impuesto por su discográfica: John Cougar. El disco fue lanzado el 27 de abril de 1982 por Riva Records, y se grabó en los estudios Cherokee Studios de Hollywood y Criteria Studios de Miami, ambos en Estados Unidos. La producción corrió a cargo de Don Gehman, quien también trabajó como ingeniero junto a George Tutko. Gehman fue clave en el sonido del disco, apostando por una mezcla sencilla pero poderosa, con guitarras prominentes, baterías secas y una voz al frente que transmitía autenticidad. El baterista Kenny Aronoff, que se uniría a Mellencamp de forma estable, aportó una base y una energía rítmica sólida que elevó las canciones a otro nivel.
El álbum fue un éxito rotundo: se mantuvo nueve semanas consecutivas en el número 1 de la lista estadounidense Billboard 200, y sus sencillos Hurts So Good y Jack & Diane se convirtieron rápidamente en himnos del rock americano. Mellencamp confesó en entrevistas que el proceso fue difícil, con presiones de la discográfica y dudas sobre su dirección artística. Pero el resultado fue un disco que capturó el espíritu de la clase media estadounidense, con letras que hablaban de amor, juventud, frustración y esperanza.
Comienza el álbum con el himno Hurts So Good, coescrita con George Green (compositor estadounidense y colaborador clave de John Mellencamp durante más de dos décadas). Esta canción mezcla deseo y sarcasmo con un riff de guitarra demoledor. Mellencamp quería capturar esa tensión entre el placer y el dolor en las relaciones, algo que “duele pero que a la vez gusta”. El tema alcanzó el puesto número 2 en la lista estadounidense Billboard Hot 100 y ganó el Grammy a Mejor Interpretación Vocal de Rock Masculina. La producción de Gehman es cruda y frontal, con la batería de Aronoff siendo el complemento perfecto y elevando el nivel de la canción. Le sigue Jack & Diane, otra de las joyas del álbum. Inspirada en parte por Sweet Bird of Youth, obra de teatro escrita por Tennessee Williams en 1959 que explora los temas de juventud perdida, ambición frustrada y decadencia emocional. Mellencamp nos cuenta la historia de dos adolescentes atrapados entre el deseo y la resignación. Mellencamp casi la descarta, pero la figura de Mick Ronson, guitarrista de Bowie, ayudó a salvarla, sugiriendo las famosas palmadas y coros. La canción pasó cuatro semanas en el puesto número 1 de la lista estadounidense Billboard y se convirtió en un himno generacional. Mellencamp llegó a afirmar que esta canción le compró su casa. Turno para Hand to Hold On To, una reflexión sincera sobre la necesidad universal de conexión humana, presentada con una mezcla de ternura, ironía y empatía. El cantante nos habla de la necesidad de tener a aguien que nos arrope, nos sostenga y nos aliente cuando flaqueamos. Mellencamp la describió como “una manta para el alma”. Danger List, coescrita con Larry Crane, compositor y productor estadounidense, conocido por haber sido miembro clave de la banda de John Mellencamp entre 1976 y 1991. La canción nació de una improvisación en el estudio. Mellencamp empezó a tocar y cantar lo primero que se le venía a la cabeza. El resultado es una pieza introspectiva donde la guitarra, tocada con un tono sombrío, es acompañada por la resignada y desafiante voz de Mellencamp. Cierra la cara A del álbum Can You Take It. Provocadora y desafiante, narra un encuentro con una joven de clase alta, con tono burlón, con un ritmo desenfrenado, rápido, unas guitarras afiladas, y la actitud de pura arrogancia rockera de Mellencamp. La canción fue grabada como cara B del sencillo Jack & Diane.
Turno para la cara B y Thundering Hearts, una de las joyas ocultas del disco. El cantante rememora los veranos calurosos y los amores adolescentes. La batería de Aronoff simula el latido de un corazón acelerado. La canción es una radiografía del cantante sobre la urgencia juvenil, el deseo de libertad y la intensidad emocional de los días de verano en la América rural. Llegamos a China Girl, canción que nada tiene que ver con la de David Bowie. Mellencamp, acompañado por una melodía pegajosa y guitarras limpias, canta sobre una relación frustrada y marcada por la distancia. Mellencamp dijo que fue escrita “para alguien que nunca supo que existía”. Close Enough es toda una declaración de principios. Mellencamp representa aquí, con un aire desenfadado, desafiante y coqueteando con el punk, a un tipo imperfecto que no encaja en moldes sociales, pero que está “lo suficientemente bien para el rock and roll”. Cierra este brillante álbum Weakest Moments. Y lo hace desde lo más íntimo con esta balada acústica donde Mellencamp muestra su vulnerabilidad, hablando de traumas familiares y soledad. La producción es mínima y permite que la voz y la letra brillen con honestidad. Mellencamp llegó a decir de esta canción que es lo más cerca que había estado de desnudarse emocionalmente en público.
John Mellencamp consiguió con American Fool hacer un brillante retrato sonoro de una época, una declaración de intenciones, y para mí sigue siendo un disco, cada vez que lo escucho, que me hace vibrar como la primera vez, recordándome a aquel chaval de los 90, con un walkman en el bolsillo y el mundo por descubrir.





No hay comentarios:
Publicar un comentario