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viernes, 21 de julio de 2023

Disco de la semana 336: Use you Illusion II - Guns & Roses (Mes Guns N' Roses)



La publicación conjunta de los discos Use your Illusion I y Use Your Illusion II (1991) fue un auténtico golpe sobre la mesa de una banda que mostraba orgullosa toda la fuerza y la capacidad creativa que habían moldeado y trabajado en la cocina desde el genial Appetite for destruction (1987) y el deslavazado Lies (publicado en 1988 con una cara en directo y otra de apreciables temas acústicos), pero aunque en realidad ambas "Ilusiones" fueran parte de la misma obra, la distribución de las canciones en uno u otro les dotó (sorprendentemente, porque afirmaron haberlas repartido por sorteo) de una identidad diferencial muy marcada y característica.

Así, dónde en Use your illusion I predomina el rock rotundo y luminoso (Right next door to hell, Double Talkin' Jive) complementado por grandes baladas de heavy épico (November Rain, Don't Cry), en Use your Illusion II las canciones tienen una carga de reflexión y melancolía que no encontramos en ningún otro disco de la banda californiana, haciendo de este disco una curiosa gema de su discografía. Pero hablar del tono de tristeza y oscuridad que transmiten letras como la de la larga e intensa Civil War con la que comienza el disco ("en mis primeros recuerdos dispararon a Kennedy, y me volví insensible cuando aprendí a ver") o la desgarrada mirada al pasado de 14 years ("Han sido catorce años de silencio, catorce años de dolor") no significa que nos encontremos ante un disco lento o musicalmente apagado. Todo lo contrario, estamos ante un mastodóntico disco de rock, en el que la tristeza de las composiciones viene acompañada siempre de una buena dosis de rabia contra lo establecido, y tanto Slash como Stradlin dan buena cuenta de ella con sus afiladas guitarras.

La mirada melancólica al pasado continúa en los primeros versos de Yesterdays, pero la rabia se abre paso y la banda parece rebelarse contra su propia melancolía ("De repente, en este momento, he descubierto que estoy solo y en la calle, y los días de ayer no me aportan nada, son solo viejas fotos que siempre estoy mirando"). Es la rabia del que se sabe deprimido y al borde del abismo, y la diferencia conceptual respecto al primer "Illusion" es todavía más clara si nos fijamos en una curiosa pauta: Cada "Illusion" incluye una versión de una canción de otro artista, pero si en el primero optaron por el luminoso y orquestal Live and let die ("Vive y deja morir") de Wings, en éste optan por una intensa revisión del melancólico Knockin' on heaven's door ("Llamando a las puertas del cielo") de Bob Dylan.

Get in the ring, con efectos de falso directo o de la audiencia de un combate de boxeo, es la pieza más rabiosa del álbum, en la que un presentador radiofónico presenta a los Guns & Roses en un lado del cuadrilátero, mientras en el otro van desfilando, con nombre y apellidos, y a través de la desafiante voz de Axl Rose, un buen puñado de críticos musicales a los que el cantante desafía a subirse al ring. La intensidad no decae en Shotgun blues, tan acelerada que no merece el calificativo de "blues", y que habría encajado más en la dinámica de temas de Use your Illusion I. ¿A cambio de qué canción? A estas alturas del disco, una canción como Dead Horse habría encajado mucho más dentro del disco más introspectivo e inquietante de unos Guns & Roses en estado de gracia.

Cambios deseados aparte, la sensación de bajada de pistón de Shotgun blues dura poco, porque una canción tan oscura y reflexiva como Breakdown, y a la vez tan rotunda y rabiosa, resucitaría cualquier momento valle de cualquier disco. Recuperada de nuevo la "ilusión", llega el momento de la polémica misógina de Pretty tied up, un tema que habría encajado en cualquiera de las dos entregas, y de la brillante Locomotive, un tema largo e intenso que es como una gran locomotora atravesando el disco a gran velocidad. Una pena que todo descarrile en So fine, la aportación compositiva del bajista Duff McKagan, que queda sosa en un conjunto de tanta profundidad lírica y de tanta intensidad sonora.

No puedo evitar rasgarme las vestiduras, al pensar en lo que habría sido terminar el subidón de Locomotive y, casi sin pausa, haber empezado con el piano y la dolorosa voz de Axl Rose en el arranque de Estranged, probablemente la obra maestra del disco, un tema largo, épico y desgarrador en el que toda la banda está a un nivel excelso, pero en el que la voz desgarrada de Axl destacan sobre el conjunto, aderezados por los siempre efectivos solos de Slash. Y en este punto, sí que consiguen mantener la llama en todo lo alto, porque el último redoble de batería de Estranged encaja a la perfección con el rotundo ritmo de batería con el que Matt Sorum comanda el arranque de You could be mine, un éxito mundial que no necesita presentación. Fue el tercer sencillo de mayores ventas de la banda (solo por detrás de Sweet Child o' Mine y November Rain), llegando a vender más de 7 millones de copias. Buena parte de la culpa de su éxito la tuvo, sin duda, que fuera incluida como tema principal de la banda sonora de Terminator 2: El Juicio Final, y que el mismísimo Arnold Schwarzenegger participara en el videoclip promocional de la canción.

Dicen los buenos contadores de historias que hay que saber terminarlas en un punto alto, y en You could be mine debería haber acabado este disco, porque ni la alternativa versión de Don't cry, que no mejora la incluida en el primer disco, ni la anecdótica pseudo canción electrónica de My world, deberían siquiera haber sido parte de ese sorteo con el que aparentemente decidieron las canciones que irían a uno y otro Illusion. Y si el azar les puso en bandeja la creación de dos discos tan acertados y con una personalidad tan propia y diferente, no habría estado de más algún que otro pequeño ajuste para que ambos discos hubieran sido, si cabe, aún más "ilusionantes". No hacía falta tocar mucho, simplemente darse cuenta de que, descartando los temas ya mencionados, una canción tan depresiva y atormentada como Coma habría tenido más sentido y sitio como cierre de este segundo disco. Pero no fue así, y a cambio hizo también más grande a su hermano gemelo, y entre los dos lograron que, en los albores de los noventa, no perdiéramos nunca la ilusión por el rock.

martes, 18 de enero de 2022

Grandes éxitos y tropiezos: Guns and Roses

 


En esta nueva entrega de Grandes Éxitos y Tropiezos, le llega el turno a una de los grupos más grandes de finales de los 80 y primeros de los 90, los angelinos Guns and Roses. Armas y Rosas, delincuencia y estrategia de marketing, talento e irreverencia, y otros muchos términos contrapuestos que se nos podrían ocurrir, y que servirían todos para describir a una banda que parecía no tener techo y que, asfixiada por los conflictos internos, acabó por devorarse a sí misma, hasta convertirse en la mercenaria reunión de viejas glorias que, hoy en día, pasa la gorra (y se la lleva llena de billetes verdes) de festival en festival. ¿Quieres comprar un disco de Guns and Roses? Pues deja que te orientemos en esta sección, porque en eso tampoco escapan a esa dualidad a la que nos referíamos anteriormente, coleccionando grandes éxitos, pero también sonoros tropiezos.


Estás tardando en comprarlo:

Axl, Slash y compañía debutaron en 1987 con el mayúsculo Appetite for Destruction. Jóvenes, rudos y derrochando talento a raudales, entregaron uno de los mejores discos de rock de la historia, con temas que forman parte del cancionero universal de la banda como Welcome to the Jungle, Paradise City, Sweet child of mine o Rocket Queen. Un disco casi perfecto, que podría haber sido aún mejor si tenemos en cuenta que, entre sus descartes se encontraban temas como You could be mine o Back off Bitch, que acabarían siendo trallazos de discos posteriores. Todo lo que necesitas de Guns and Roses está en Appetite for Destruction, sin aderezos ni instrumentaciones añadidas, solo el derroche sonoro de unos descarados debutantes, dispuestos a disputarle el trono del rock a cualquiera que se les pusiera delante.

 

Si te queda pasta, llévate también:

Cuatro años después de este fulgurante debut, y con el paréntesis de Lies (1988), un disco refrito de una actuación en 1986 y de cuatro memorables temas en acústico por las que merecería la pena llevárselo (Patience y One in a million están a la altura de lo mejor del grupo), entregaron simultáneamente Use your Illusion I y II, dos desmesurados e intensos discos dobles en los que, casi literalmente, vomitaron todo lo que les quedaba dentro. Los excesos de una vida de rock stars y de carretera, y las continuas confrontaciones internas, les habían llevado casi al límite de su relación, y todos peleaban por incluir su material en el siguiente disco.

El resultado son dos discos enormes, plagados de hits tan memorables como Don't Cry, November Rain o la ya mencionada You could be mine, junto con acertadas versiones de clásicos como Live and let die (Paul McCartney) o Knocking on heaven's door (Bob Dylan). Hacia afuera, el brillo de los nuevos temas les hizo alcanzar sus mayores cotas de popularidad y reconocimiento de mega estrellas, mientras de puertas para adentro, el grupo había perdido la frescura y el peligro que rezumaban las pistolas humeantes de Appetite for Destruction, y se desangraba por los pinchazos de los tallos de las rosas con las que intentaban aderezar y evolucionar su sonido.


Vuelve a dejarlo en el expositor:

Pocas veces, en esta sección, estarán tan claros los discos que deben ocuparla. Tanto nos dieron (y se dejaron) en los Use your Illusion que, cuando tuvieron que volver al estudio, solo les quedaba agotamiento y resquemor entre unos y otros. Intentaron salvar el compromiso con un disco de versiones de temas punk, pero The Spaghetti incident (1993) es desidioso y desacertado ya desde la portada. El batiburrillo de espaguetis tiene su continuación en el interior del disco, con temas mal escogidos, en los que ni la banda ni la voz de Axl Rose encuentran oportunidad de brillar o reivindicarse. Ninguna de las versiones mejora los originales, y cometen tropiezos tan evidentes como dejar fuera del disco el Simpathy for the devil de los Rolling Stones (que grabaron para la película Entrevista con el Vampiro), que cumplía la máxima de ser versión, y que estaba muy por encima de lo que entregaron en este disco.

La cosa podría quedar aquí, pero Axl Rose se ganó con Chinese Democracy (2008), firmado como Guns and Roses cuando ya era el único que quedó achicando agua en un barco a la deriva, un lugar privilegiado en esta sección de tropiezos. Muy lejos quedaban ya los brillos de tiempos pasados, y después de muchos años de idas y venidas, obsesionado por encontrar el sonido perfecto, acabo entregando un disco megalómano y sobre-producido, que solo desprende un olor parecido al de la pólvora y las rosas de antaño en temas como Better, Street of dreams o There was a time) y que tiene en la balada This I love el único momento realmente excelso, que te pueda hacer dudar cuando te decimos que lo dejes de nuevo en el expositor.


Nuestro TOP 5
 
1.- Welcome to the Jungle
2.- You could be mine
3.- November Rain
4.- Estranged
5.- Paradise City