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viernes, 12 de diciembre de 2025

1807.- Tusk - Fleetwood Mac

 

Tusk, Fleetwood Mac


En 1979 Fleetwood Mac vivía bajo el peso y el yugo de un éxito colosal. Rumours (1977) había vendido decenas de millones de copias y convertido al grupo en una institución del rock suave y melódico. Pero esa misma gloria traía consigo un dilema: ¿seguir explotando la fórmula que les había llevado a la cima o arriesgarse a incomodar a su público? Lindsey Buckingham, el miembro más inquieto y experimental, optó por la segunda vía. Así nació Tusk, un álbum doble grabado entre 1978 y 1979 en los Village Recorder Studios de Los Ángeles, con un presupuesto que superó el millón de dólares, cifra inédita en la industria de entonces. La producción, a cargo de Richard Dashut y Ken Caillat junto a la propia banda, se convirtió en un campo de pruebas. Buckingham insistió en grabaciones caseras, texturas crudas y estructuras poco convencionales. Frente al sonido pulido y cristalino de Rumours, Tusk se erigía como un manifiesto de ruptura: un disco que mezclaba pop sofisticado, baladas introspectivas y explosiones de rock nervioso. La crítica inicial lo recibió con desconcierto, pero con el tiempo se ha sido considerado como una obra maestra de la experimentación.

En ese contexto podemos situar la canción que da título al álbum, Tusk, que Publicada como primer sencillo en septiembre de 1979. La canción alcanzó el número 8 en las listas de ventas estadounidenses y el 6 en las del Reino Unido. El tema condensaba la voluntad del grupo de dinamitar expectativas y demostrar que el éxito no los había domesticado. La canción se construye sobre la percusión tribal de Mick Fleetwood, que abandona el beat convencional para abrazar un pulso casi ritual. La decisión de incorporar a la banda de música universitaria USC Trojan Marching Band fue tan extravagante como visionaria: más de 120 músicos universitarios grabaron junto a la banda, aportando un carácter marcial y festivo que rompía con cualquier estándar del rock de estadio. El resultado es un crescendo hipnótico, donde la batería y los metales se convierten en protagonistas.

La lírica de Tusk es directa y desconfiada, es todo un reclamo de honestidad brutal, un deseo carnal que se impone sobre las promesas románticas. En el contexto de las tensiones internas de Fleetwood Mac (rupturas sentimentales, celos y resentimientos tras el drama de Rumours), la canción refleja un estado de paranoia emocional. Buckingham, obsesionada con no repetir fórmulas, volcó en Tusk toda su frustración y su necesidad de autenticidad. La grabación con la USC Marching Band fue un acontecimiento en sí mismo. Fleetwood, entusiasmado con la idea, organizó una sesión en el estadio de la universidad. El coste fue elevado, pero el impacto visual y sonoro resultó inolvidable: el videoclip muestra a la banda tocando en medio de la formación, rodeados de uniformes y metales, una imagen que subrayaba la extravagancia del proyecto.