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viernes, 20 de diciembre de 2019

El disco de la semana 157: Kula Shaker - K




La sombra de los Beatles es alargada. Tanto que puede llegar hasta la India, lugar al que un músico de la era del "brit pop" viajó para encontrarse a sí mismo y a la creatividad que creía que le abandonaba. Crispian Mills, sintiéndose estancado con lo que estaba haciendo en el grupo Objects of Desire, comunicó a su amigo y compañero Alonza Bevan y al resto de integrantes de la banda que lo dejaba. Al poco tiempo, comenzó un viaje de peregrinación a La India para encontrarse a sí mismo y comenzar de nuevo.

Volvió, tiempo después, con el zurrón lleno de ideas e influencias de la música y la cultura hindú, e ilusionado hasta el punto de llamar de nuevo a Alonza Bevan y reflotar el grupo bajo el nombre de The Kays, que poco después pasaría a llamarse definitivamente Kula Shaker, en homenaje al rey Kulashekhara, uno de los doce santos del sur de la India. Cuando resultaron ganadores del concurso "In the City" para nuevos talentos (compartiendo el premio con unos desconocidos Placebo), se abrió ante ellos la oportunidad de grabar su primer disco con Columbia Records. Junto a las evidentes influencias musicales que a Mills proporcionó aquel viaje, en las canciones de su disco de debut también quedó patente su predilección por los Beatles. Por relevancia e influencia, los de Liverpool son un género en sí mismos, como el blues o el soul, y su sombra sigue siendo muy alargada.


"K"

Lo primero que nos llega de un disco, al tenerlo entre las manos, es la portada. Es como una tarjeta de presentación, la primera impresión, el primer beso. No debería ser relevante para juzgar lo que vendrá después, porque lo que importa realmente es la música, pero puede ser también un indicio o una ventana abierta a lo que estará por venir. La portada de "K" es un guiño claro al "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band", aunque sustituya los retratos de famosos por dibujos de personajes con nombres o apellidos con la letra K, cómo John Kennedy, Karl Marx, Gene Kelly, Katherine Hepburn, Kareem Abdul-Jabbar, Krishna o King Kong, entre otros. Hasta los objetos que aparecen en el resto del conjunto siguen esa regla, como lo demuestra la kettel (tetera) que aparece a la izquierda del collage.


K es precisamente eso, una mezcla de diferentes estilos y sonidos muy dispares, pero la fuerza de las canciones hace que todas las piezas encajen en un brillante conjunto. El disco arranca con Hey Dude, y aunque el título de nuevo nos lleva hacia los Beatles,  no guarda ningún parecido con el "Hey Jude" de Paul McCartney. Estamos ante el primer tema con el que se dieron a conocer antes de grabar el disco, y uno de los temas más potentes por su efectiva combinación de ritmos, que van del pop rock britpopero a cierto sabor a salmos hindúes en las estrofas y en el modo de cantar de Mills, todo ello salpicado de ramalazos de guitarras wah wah y un estribillo con mucho gancho.

Tras este efectivo arranque, el disco irá alternando entre los temas más guitarreros, en los que Mills da rienda suelta a su afición por los riffs con sonido wah wah y el uso del slide (Knight on the town, Smart Dogs, 303), con la mística y la psicodelia de temas en los que juegan con evocadoras líneas de piano e instrumentos indios como el sitar y la tambura (Temple of Everlasting light, Magic Theatre o el breve instrumental Sleeping Jiva). Las referencias hindúes se hacen más evidentes en las geniales Govinda y Tattva, los dos temas del disco que tienen la letra, total o parcialmente, en sánscrito.

Tattva nos sirve también para introducir el bloque de temas claramente influenciados por los Beatles.  La canción tiene dos tramos muy diferenciados, por un lado el mantra de matices psicodélicos recitado en sánscrito,  y por otro un tramo que bebe directamente de las fuentes de los temas alegres y desenfadados de los primeros años de la dupla Lennon-McCartney. En este grupo de canciones "estilo Beatle", entraría tambien la evocadora Into the Deep y la melódica Start all over.

No son los Beatles la única influencia clara o reconocida, la joya Grateful when you're Dead / Jerry was there es, como el juego de palabras de su título indica, un homenaje a la psicodelia y la mística de los Grateful Dead, además de ser musicalmente uno de los momentos más excelsos del disco, tanto en un primer tramo en el que las guitarras se desatan y echan humo al ritmo de la rotunda batería. El segundo tramo gira radicalmente hacia el rock progresivo, gracias a los matices de los teclados y la guitarra.

El disco cierra con Hollow Man parts I & II, uno de los temas más largos y desarrollados del disco. Hollow Man I tiene, a su vez, dos tramos completamente diferentes, primero en forma de semi-instrumental al piano, y después con la entrada de la guitarra acústica y un registro de voz que recuerda a George Harrison, y con la explosión de guitarras posterior. La referencia del título a las dos partes de la canción puede llevar al error de concluir que estos dos tramos diferentes son Hollow Man I y Hollow Man II, respectivamente, cuando en realidad Hollow Man II no es más que una frase que aparece tras más de 10 minutos de pista en silencio. Se trata de una grabación de A.C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada, fundador de la "Sociedad Internacional para la conciencia de Krishna". Lo que entendemos se concibió como una sorpresa o mensaje oculto, se convierte en una primera escucha en una incómoda y excesivamente larga espera, que acaba en decepción al no encontrar, al final del camino, la segunda parte del tema que parecía esperarnos oculta.

Después de un disco tan plagado de cambios de ritmo y con tantos sonidos étnicos apareciendo generosamente por diferentes rincones de cada una de las canciones, ¿qué más queríamos encontrar en la pista oculta? Es precisamente un proverbio de la India el que mejor lo explica: "Cuando todo está perdido, aún queda la esperanza". ¡Queríamos más!