WE SHALL OVERCOME: THE SEEGER SESSIONS
Sábado a mediodía. No me apetece hacer nada, así que me siento frente al televisor, sin grandes expectativas sobre que ver. El zapping hace su labor como terapia relajante hasta que me topo con ¿Quién da más?, el programa de subasta de trasteros. Lo que, en principio, iba a ser sólo un vistazo de unos segundos, se convierte en una adictiva sesión a las pujas por los trasteros y al descubrimiento posterior de los objetos adquiridos, en su mayoría inservibles, pero entre los que, de cuando en cuando, aparecen algunos tesoros enterrados. No puedo evitar pensar en mi trastero, y en la última vez que intenté ordenarlo. ¿Cuánto darían los expertos de ese programa, si le echaran un vistazo rápido? Prácticamente nada, porque nada brillante está oculto tras el muro de cajas y maletas en el que se ha convertido ese reducido espacio. Pero es que yo no soy Bruce Springsteen.
Desconozco con que frecuencia Bruce Springsteen revisa su trastero musical, ni si en su caso está perfectamente ordenado, o si como el resto de los mortales, las cosas se apilan entre sus paredes sin orden ni concierto, pero en 2005 acudió a él para buscar unas cintas grabadas en 1997 para Jim Musselman, director del sello discográfico Appleseed, que en aquel momento le propuso a Springsteen aportar un tema para un disco de homenaje a Pete Seeger. Springsteen colaboró, en aquel momento, con el tema We Shall Overcome, pero grabó cinco canciones más de Seeger para que Musselman tuviera dónde elegir. De vuelta a 2005 y al trastero de nuestro artista del mes, el Boss buscaba desempolvar canciones antiguas para su proyecto de publicar una segunda parte del álbum "Tracks", con el que había dado salida a temas inéditos y descartes de sus discos anteriores. Y allí donde yo solo encontraría viejos objetos inservibles, Springsteen encontró las grabaciones de los temas de música tradicional americana que había grabado para el homenaje a Seeger.
Entusiasmado por el descubrimiento, convocó a los músicos que habían participado en aquellas sesiones, y el 19 de marzo de 2005 se juntaron en la casa de campo de Springsteen en New Jersey. Un elenco de casi una veintena de músicos, repartidos por las habitaciones y pasillos de la casa con sus banjos, contrabajos, tubas, trombones, violines, mandolinas y un sinfín de instrumentos tradicionales. El disco se completó con una tercera sesión, el 21 de enero de 2006, durante la cuál grabaron frenéticamente durante todo el día para poder dejar el disco terminado.
Con el material grabado, más los temas desempolvados del trastero musical, el 25 de abril de 2006 veía la luz We shall overcome (The Seeger Sessions), un brillante compendio de folk, blues, bluegrass, gospel, jazz y swing, nacido en un ambiente relajado y abierto a la improvisación que contagió a los músicos y quedó reflejado en los temas, que en las manos de Springteen & Cía suenan más acelerados y alegres que en las de Seeger, haciendo que composiciones tradicionales que, en algunos casos, databan de cinco siglos atrás, sonaran ahora más enérgicas y totalmente renovadas.
Ya desde el inicio, con el arrebatador bluegrass de Old Dan Tucker y su pegadizo estribillo, queda claro que ésta es una fiesta de músicos, un disco hecho para ser disfrutado por los que lo interpretan, y eso irremediablemente redunda en la experiencia del oyente. Si el músico se divierte, entonces todo funciona a la perfección, y se nota, tanto en esta pieza tradicional del siglo XIX como en el desgarrado canto a Jesse James que nos traslada al más puro y salvaje oeste. Del bluegrass al gospel, con espirituales de la talla de O Mary don't you weep o Eyes on the prize, pasando por piezas como Erie Canal o Jacob's Ladder, en las que la banda suena a auténtica y descarnada big band, todo el disco rezuma a alegría proletaria, pese a las dificultades y la injusticia (Pay me my money down), desbordada y cantada a pleno pulmón en cantinas, muelles y callejuelas en las que la música, siempre la música, se abre paso a la misma velocidad que la ilusión o la rabia. reflejadas a la perfección en la reivindicativa protesta de We Shall Overcome, esa gran versión de 1997 con la que empezó este disco, aunque después tuviera que macerarse entre las paredes de un trastero de New Jersey.
Por si fuera poco, decidieron darse el homenaje de llevar el disco al directo, en una extensa gira que comenzó en una lugar emblemático, en la Nueva Orleans devastada meses atrás por el huracán Katrina, el epicentro y el símbolo de la lucha contra la adversidad y la desesperación de los que lo habían perdido casi todo. "Venceremos algún día... Caminaremos de la mano... No tenemos miedo... La verdad nos hará libres algún día, en el fondo de mi corazón, yo creo, la verdad nos hará libres algún día..." siguen casi teniendo, por desgracia, la misma aplicación a nuestro tiempo que en el momento en que se escribieron o la primera vez que se cantaron, así que lo que encontró Springsteen en su trastero no eran trastos inservibles, siguen teniendo una vigencia y una fuerza incontestable, tanto en estudio como en directo. Así que, señoras y señores, ya han echado un vistazo al interior de las Seeger Sessions en el #MesBruceSpringsteen. Ahora... ¿Quién da más?
Fenomenal documento e historia que me hace mucho interés por el disco.
ResponderEliminarMuchas gracias, conocer las historias que hay detrás de las canciones y los discos los hace mucho más interesantes 👍
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