Merle Haggard, fue uno de los arquitectos del "Bakersfield
Sound", llamado así por la ciudad de California en la que nació en 1937.
Etiquetado como un "rebelde de sombrero negro", fue considerado el
campeón de la música country de los desamparados. Comenzó su vida con su
familia en un vagón de ferrocarril reconvertido en las afueras de Bakersfield,
su padre consiguió un trabajo en el ferrocarril de Santa Fe, contribuyendo así
a la obsesión de Haggard por los trenes de toda la vida. Le regalaron una
guitarra a la edad de 12 años y aprendió a tocar escuchando discos de Bob
Wills, Lefty Frizzell y Hank Williams. La devastadora muerte prematura de su
padre cuando Haggard tenía 9 años ya lo había puesto en un camino que lo llevó
a varios períodos en varios centros de detención de menores y cárceles locales,
terminando en la prisión de San Quentin hasta 1960. Allí, comenzó a tocar en la
banda country de la prisión. Dos acontecimientos marcaron de un tajo la vida
Haggard: primero, la muerte de su padre a causa de un derrame cerebral, cuando
Merle apenas tenía nueve años, lo que lo llevaría a alternar su afición por el
violín con el robo, y a pasar su adolescencia entre la calle y reformatorios
hasta ser condenado a 15 años de prisión por intentar robar, borracho, una
cafetería cuando tenía 21. Y segundo, ser testigo de un concierto de Johnny
Cash en la prisión de San Quintín, en 1958, donde cumplía condena, en 1960
salió libre bajo fianza convencido de lo que quería a hacer para siempre. Y eso
hizo, Haggard regresó a Bakersfield y empezó a escribir canciones que narraban
con una crudeza devastadora la vida de los reclusos, de los pobres, de los
desdichados, incluso desde la nostalgia más tradicional. La temática y la
sonoridad de sus canciones, en donde la Fender Telecaster alcanzaba
protagonismo, eran la cara contraria a la exuberancia del sonido dulzón de
Nashville, y eso llamó la atención de muchos. Entre 1966 y 1969, junto a su
banda The Strangers, editó cuatro discos esenciales para la historia de la
música popular del siglo XX: I’m a lonesome fugitive, Branded man, Sing me back
home y Mama tried que, además de resultar exitosos comercialmente, le dieron
forma a un nuevo estilo en el country que impactó de forma contundente en el
rock.
I’m a lonesome fugitive fue escrita por Liz Anderson y Casey
Anderson (padres de la cantante de música country Lynn Anderson ) . Fue lanzada
como el primer sencillo y canción principal del álbum I'm a Lonesome Fugitive y
le otorgo el primer número uno de Haggard and The Strangers en la lista de
sencillos country de EE. UU. Los Anderson escribieron la canción y habiendo estado
en la cárcel en numerosas ocasiones, Haggard sintió una conexión instantánea
con la canción. Recitando la letra, Haggard se mete en los zapatos de un
convicto fugitivo, un papel que había desempeñado en la vida real varias veces.
Dividido entre la libertad y el deseo de establecerse, Haggard estaba
'resignado a vivir una vida solitaria en la carretera como una "piedra
rodante". Esta fue su primera canción sobre presos, un tema que volvería a
visitar muchas veces durante los próximos 40 años. La canción se creo inspirada
en la popular serie de televisión "The Fugitive" donde no se revela
si el antagonista es culpable o injustamente acusado, lo que contrasta con las
últimas canciones de prisión de Haggard, en las que el narrador suele ser
culpable y arrepentido. Con este tema Haggard consolidó su imagen como un chico
malo arrepentido, atrapado entre un ángel y un diablo que tiene posado en cada
hombro.
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