La canción de hoy nos lleva de nuevo al cine, concretamente
a uno de los grandes musicales de la historia de este arte, nos estamos
refiriendo a “West Side Story” estrenada en el año 1961. La película está ambientada
en la ciudad de Nueva York en los años 50 y está basada en una obra de Broadway
con el mismo nombre e inspirada en la obra de Shakespeare “Romeo y Julieta”
pero en vez de enfrentarse las familias Montesco y Capuleto, los protagonistas
son dos bandas callejeras: los Sharks, inmigrantes puertorriqueños y donde está
nuestra Julieta latina, María y los Jets, estadounidenses de origen irlandés
con nuestro Romeo, Tony. Si bien es cierto que el punto de partido es el de la
obra de Shakespeare el posterior desarrollo difiere bastante del original. Los
protagonistas del film Tony (Richard Beymer) y Maria (Natalie Wood) no sabían
ni cantar ni bailar, por ello se utilizó el playback y no los veremos casi
bailar en el film ni sus voces son las que suenan cuando cantan, el papel de
Tony en principio iba a ser interpretado por Elvis Presley, pero su manager no
acepto, más tarde comentaría que fue uno de los grandes errores en su carrera
como manager. Tampoco Natalie Wood era la candidata inicial para el papel de
Maria. Este debía ser interpretado por Audrey Hepburn pero la actriz,
embarazada de su esposo, el también actor Mel Ferrer, se vio obligada a
rechazar la oferta.
Leonard Bernstein fue el encargado de componer las canciones
(que no dirigir: para la película se contó con Johnny Green y años más tarde el
propio Bernstein grabaría sus propias canciones) y contó con la participación de
Stephen Sondheim que fue el encargado de poner letra a la música. La banda
sonora contiene un total de 19 canciones en las que se mezcla el jazz con
ritmos más latinos. La creación de esta banda sonora en aquél momento supuso
todo un reto para sus productores: se necesita un total de treinta músicos para
orquestar toda la partitura concebida por Bernstein, debido a la utilización de
un gran número de instrumentos de cuerda, viento y percusión imprescindibles
para conseguir esa inimitable atmósfera. Es escuchar las primeras notas del
"Prologue" y sabemos que estamos ante algo fuera de lo común. Música
grandilocuente propia de grandes orquestas, que no obstante se contiene para no
mostrar tan pronto de todo lo que es capaz o para dejarnos, muchas veces, en
vilo (esos grandes silencios o cortes inesperados que quitan la respiración,
correspondientes al descubrimiento de un secreto, a la aparición de los
"enemigos"... ¿quién puede olvidar el inquietante chasquido de dedos,
tan característico para la presentación de los Jets y los Sharks?), dejando que
el espectador descubra poco a poco la fuerza de cada nota, de cada instrumento,
y, por ende, de cada fotograma que es acompañado por la sintonía. Porque West Side
Story es un claro ejemplo de cuándo la música es tan importante como una buena
actuación o coreografía. Es una banda sonora que hay que disfrutar entera, como
muestra os dejamos a modo de anzuelo María, una de las canciones más románticas del
musical.
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