"Veo una puerta roja y quiero pintarla de negro... Ya no hay más colores, quiero que todos se conviertan en negro". Así empieza Paint it Black, uno de los mayores éxitos de los Rolling Stones, publicada como sencillo en 1966 e incluida en la versión estadounidense del disco Aftermath (en la versión inglesa fue sustituida por Mother's little helper). Compuesta por la dupla Jagger & Richards, llegó al número uno de las listas tanto de Estados Unidos como del Reino Unido.
La letra es un brillante ejercicio metafórico, con el color negro como protagonista, explotando la marcada asociación que ese color tiene con el luto ("Veo una hilera de carros, y todos están pintados de negro, con flores y mi amor...
Ambos nunca volverán"), la depresión y la falta de esperanza ("Tengo que girar la cabeza,
hasta que mi oscuridad se haya ido"). Temas todos inspirados en el libro Ulises de James Joyce, que trata igualmente sobre la oscuridad emocional y la desesperación ("Simplemente sucede todos los días, miro dentro de mi y veo que mi corazón es negro").
En el aspecto musical, es imposible no destacar la fuerza de la batería de Charlie Watts en la entrada y a lo largo de todo el tema, el sonido pesado del bajo de Bill Wyman, y los sutiles matices de la melodía de sitar de Brian Jones, que atravesaba un período de interés por los instrumentos orientales y la música de Marruecos, al tiempo que empezaba a desencantarse con su rol en la banda y el poco espacio que le dejaban las figuras emergentes de Jagger y Richards, que cada vez sujetaban con más firmeza el timón creativo de la banda. Todos ellos dieron, a una generación que viviría la oscuridad de una guerra, un desgarrador canto al que abrazarse con fuerza.
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