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miércoles, 24 de octubre de 2018

El disco de la semana 20: Damon Albarn - Everyday Robots



 


Los "robots del día a día" o "Robots cotidianos". Esa podría ser la traducción del título del ¿primer? disco en solitario de Damon Albarn. Dudo en llamarlo su "primer disco en solitario" porque ya había firmado previamente discos con su nombre, como es el caso de "Mali Music" para Oxfam o sus óperas "Monkey journey to the West" y "Dr. Dee".


Y a la vez es su primer disco, sin discusión, de una manera tan genuina como no lo ha sido ningún otro primer disco de un ex-cantante de grupo famoso, porque Damon interpretó que hacer un disco en solitario implicaba hacer un disco personal, el primero en el que Damon desnuda su vida ante los micrófonos de una manera brillante, sencilla y sincera. Quizá no sea el primer disco de Damon Albarn, pero es el primer disco sobre Damon Albarn.

La propia yuxtaposición de dos temáticas contrapuestas es la base de esta entrega de canciones. La idea de un mundo actual, lleno de tristes personajes alienados por la tecnología, contrasta con las continuas referencias autobiográficas a su infancia y juventud, a un mundo pasado y diferente rescatado desde una mirada nostálgica.

Recomiendo encarecidamente que aquellos que no lo hayáis escuchado, veáis antes el documental que hizo para la BBC explicando el por qué de este disco, su génesis y elaboración a partir de un viaje nostálgico a los lugares que marcaron su infancia y adolescencia. El documental es como la sal previa al tequila, degustaréis el disco mucho mejor si la habéis tomado antes.

Damon Albarn "The Culture Show"
https://www.youtube.com/watch?v=ep6kjvu_HCQ

¿Ya lo vistéis? Vamos entonces a infiltrarnos ya en el mundo de los "Robots Cotidianos".

Es precisamente "Everyday Robots" la encargada de abrir el disco. Comienza con un extracto de lo que parece un monólogo y unas risas enlatadas, como si todo fuera una broma o le costara creer que sea cierto que los zombies tecnológicos caminan cada día por la calle como autómatas, mirando al móvil sin percatarse de que la vida está fuera de la pantalla. La canción muestra el tono que tendrá el disco, música minimalista aderezada con violines y extraños efectos de sonido, mientras Damon cuela su guitarra acústica o su teclado como base para la mayoría de los temas.

Más minimalista si cabe es "Hostiles". Damon a la guitarra acústica, con el apoyo de unos coros y unos efectos de ladridos de perro para llevarnos de vuelta a la temática opuesta del disco, a la mirada nostálgica e introspectiva de un músico que gira la cabeza hacia atrás y ve su pasado en el Londres gris de mediados de los 70

La melancolía dura poco, porque de un bandazo nos devuelve al mundo tecnológico en el que vivimos con "Lonely Press Play" uno de los temas más brillantes del disco. "Si te sientes solo, pulsa play". Un mensaje tan descorazonador viene sin embargo acompañado de un tono más alegre en la música, y la ejecución del tema es simplemente brillante apoyada en unos grandes arreglos de cuerda.

El punto disonante del disco lo marca "Mr. Tembo", canción inspirada en un elefante que conoció en Tanzania, la canción más alegre del disco y casi una tonada infantil con toques africanos. Y sin embargo mantiene el toque personal (dedicada a su hija) y nostálgico (ejecutada junto al coro gospel de la iglesia en la que Damon practicaba con el órgano en su adolescencia).

Las referencias en negativo a la tecnología y la deshumanización que provoca seguirán apareciendo, como cuando en "The Selfist Giant" hace referencia a lo complicado que es concentrarse en ser un buen amante cuando la televisión está siempre encendida. Como también continuarán los saltos atrás en "You and Me", larga oda estructurada en dos partes en las que profundiza en los desengaños amorosos y los problemas con las drogas de épocas pasadas. El tema va de lo más oscuro a lo más luminoso, por lo que pese a la temática funciona como rayo de esperanza.

En el cajón de las canciones autobiográficas cae "Hollow Ponds", punto álgido del disco para el propio cantante ya que, según declaró en el documental al que nos hemos referido, toda la idea del disco surgió de una visita a unos lagos a los que iba a bañarse en verano en su infancia y adolescencia.

En la sección de tecnología le toca el turno a las "fotografías que estás haciendo ahora mismo" ("The photograps you're taking now"), salteada con una grabación de audio y jugueteando con la electrónica sin salir del minimalismo reinante, para pasar después a la canción de corte más romántico del disco "The history of a cheating heart".

Y con "la historia del corazón mentiroso" desembocamos y náufragamos inexorablemente en los "fieros mares del amor" ("Heavy seas of love"), dónde el disco vuelve a la senda brillante y animada. Como curiosidad, surgió la posibilidad de una colaboración con Brian Eno, que al llegar al estudio preguntó si querían que produjera el tema o tocara los teclados, a lo que Damon respondió: "Quiero que cantes".

Al ver el resultado comprendes que lo ha vuelto a hacer. No solo ha entregado un disco brillante, sino que la broma del principio, con sus risas enlatadas, era una pista que anticipaba la gran broma final, la colaboración más inesperada, con Brian Eno dando el pintoresco contrapunto a la voz de Albarn, que no podía cerrar solo su "primer disco en solitario". 

lunes, 22 de octubre de 2018

El disco de la semana 14: The Smashing Pumpkins, Mellon Collie...





Mellon Collie and the Infinite Sadness

Viajamos atrás en el tiempo hasta los años 90, en pleno apogeo del grunge liderado por ese maremoto que fue el Nevermind de Nirvana, todo el mundo quería subirse a la ola que en ese momento aún crecía desafiante antes de que terminara rompiéndose contra el acantilado en una espiral de espuma, dejando paso al nuevo despertar del punk que trajeron grupos como Green Day, Off Spring, Rancid o NOFX, por citar solo algunos.

¿He dicho alegremente que todos querían ser grunge? Los Smashing Pumpkins me llevaron la contraria y tras un primer disco brillante en esa línea (Siamese Dream), sorprendieron a todos con el lanzamiento de un álbum doble de 28 canciones, una obra descomunal tanto por su desmedida duración como por lo barroco y victoriano de su propuesta musical para un grupo alternativo de la época.

El propio Billy Corgan comentó que se sentían cansados de seguir la fórmula alternativa que siguió el primer disco, por lo que decidieron poner toda la carne en el asador en un ostentoso disco conceptual que querían fuera comparable al "The Wall" de Pink Floyd. Eso es mucho decir pero sí que lograron un disco irrepetible y un admirable ejercicio de introducción de arreglos e instrumentos no habituales como sintetizadores, pianos de cola, arpas y un largo etcétera de matices y colores, de emociones y sentimientos, mezclados con rabia y armonía a partes iguales y en constante cambio de una canción a otra.

No quiero aburriros con una disección completa de todas las canciones, pero si destacar las curiosidades más relevantes de algunos de los momentos clave del disco:

Mellon Collie and the Infinite Sadness
Declaración de intenciones en el arranque de un disco complejo e inabarcable, la primera canción y la que da título al disco es una pieza instrumental de piano con aires melancólicos (Mellon Collie...)

Tonight, tonight
Tremendo himno de rock con un impresionante despliegue en forma de orquesta de 30 instrumentos de cuerda, que van tomando protagonismo hasta el épico final de una canción soberbia.

Bullet with butterfly wings
Primer single del disco, probablemente la canción más rotunda y famosa, imposible no rendirse a ella desde la frase de Corgan del comienzo, "el mundo es un vampiro" ante el que solo cabe la reacción de la rabia de quien se siente "como una rata encerrada en una caja". No se puede expresar mejor el desencanto adolescente de la época.

Cupid de Locke
Para adornar este tema recurrieron a instrumentos poco convencionales, el arpa destaca sobre el conjunto pero la mezcla incluye también el uso de saleros y tijeras como arreglos en algunos tramos, el resultado es simplemente brillante para un tema pausado y evocador.

1979
Segundo single del disco y bandera de la segunda mitad del álbum, una melodía tenue y a la vez hipnótica, con toques electrónicos y en definitiva grandes dosis de magia. Es curioso que estuviera a punto de quedarse fuera del disco en sus inicios, hasta que lograron darle el toque que necesitaban y la incluyeron en el último momento.

En conclusión, una obra grande de un grupo que no tuvo miedo al cambio, para la que se crearon 50 canciones que finalmente desembocarían en las 28 de la versión final, y en las que para cada una de ellas no hubo reparos en probarlo absolutamente todo. Como consecuencia las canciones se van sucediendo y te van zarandeando de un extremo al otro, de la alegría a la melancolía, del odio y la rabia al desencanto y la depresión. 

Así es la vida en definitiva, una sucesión de vaivenes y emociones, o al menos así me imagino que sería viajar en esa ola imaginaria subidos en el barco barroco del Capitán Corgan y sus secuaces, rumbo a despeñarse contra el desfiladero en el que en discos posteriores naufragaron, pero dándolo todo para intentar salvarse en la fiera lucha contra la tempestad dominante.