Primera incursión en lengua francesa en La historia de la música
en canciones, cruzamos los Pirineos y de paso toda Francia para llegar a Bélgica,
lugar de nacimiento del cantautor Jacques Brel, uno de los máximos
representantes de la Chanson Française. El tema que nos ocupa es sin duda el más
conocido del autor, cuya primera versión apareció el 11 de septiembre de 1959
en el disco La Valse à mille temps. En 1961, Brel grabó una versión en
neerlandés Laat me niet alleen. Os ponemos en situación para contar la
intrahistoria de esta canción, corría el año 1953, Brel tenía en su Bélgica
natal esposa e hija, un trabajo gris y muchos sueños de cantautor que le llevan
en 1953 a dejar Bruselas y marchar solo a París para hacer realidad sus sueños.
Mientras sobrevivía dando clases de guitarra, iba componiendo canciones en un
principio románticas que poco a poco van encontrado su público hasta que en
1954 actúa por primera vez en el Teatro Olympia y empieza a componer para otros. Dos
años después alcanza su primer gran éxito con Quand on n'a que l'amour, pero sin duda la canción que le convirtió
en leyenda es este Ne Me Quitte Pas,
que al principio no tuvo demasiada repercusión pero que con el tiempo ha sido
versionada por centenares de intérpretes en decenas de idiomas.
No mentimos cuando decimos que Ne me quitte pas es una de
las canciones más bonitas de todos los tiempos. Pero ¿qué se esconde detrás de
la triste y a la vez bonita letra de esta canción? Una historia dramática, sin
duda. Jacques Brel conquistaba a la audiencia con su dramatización en el
escenario, ya que era una especie de “Dandy”, que hacía suspirar a las mujeres
con ese idioma tan sensual como es el francés. Pero en realidad en este tema
encontramos la historia del propio cantautor una especie de autohumillación. Durante
su etapa como artista en clubes conoce a una mujer llamada Suzanne Gabriello, actriz cómica, sensual e inteligente. El
enamoramiento entre ambos no tardó en llegar, pero a la vez, ese sentimiento se
traduce en detestable, él se entregará completamente a ella durante cinco años,
repletos de desencuentros, intrigas y juego sucio, hasta que ella queda embarazada,
pero Briel niega ser el padre y dice que no va a reconocerlo. Ese es el
comienzo del fin para una historia realmente patética. Loca de ira, Zizou
amenaza con denunciarlo en los tribunales y que toda la gente se entere del
tipo de persona que es. Entones, él se va a Bruselas con su esposa legítima. En
ese momento aprovecha para redactar la letra del tema “Ne me quitte pas”. Podría
decirse que el mismo Brel odiaba esa canción, porque le traía muchos recuerdos
de su amante Zizou, la palpable definición de lo que pasaba por su mente y por
su corazón. Una especie de catarsis por sus pecados. En relación a la música,
esta canción aprovecha la melodía de la “Rapsodia Húngara Número 6”, de Franz List
(aunque él mismo lo niega). Disfruten de la que es sin duda una de las mejores
canciones de amor/desamor de la historia.
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