Atom Heart Mother es el tema que da título al quinto álbum de estudio de Pink Floyd, y la pieza central del mismo por sus más de veintitrés minutos de duración, a lo largo de los cuales la banda comparte protagonismo con la Abbey Road Session Pops Orchestra. La dificultad de ensamblaje y coordinación de la banda con las partes orquestales dirigidas por el compositor y multi instrumentista Ron Geesin dificultó mucho el proceso de grabación de lo que supuso una clara transición del rock psicodélico que habían realizado hasta entonces, a la propuesta de rock sinfónico y progresivo que significaba una pieza tan desmedida como Atom Heart Mother.
El tema iba a llamarse originalmente The Amazing Pudding, un título con el que nadie parecía estar convencido, y fue el propio Ron Geesin el que les planteó a los miembros de Pink Floyd que buscasen titulares o frases en periódicos que pudieran encajar mejor. Roger Waters encontró una noticia sobre una mujer embarazada a la que habían tenido que implantarle un marcapasos atómico, y la canción pasó instantáneamente a llamarse Atom Heart Mother. Los nombres con los que se identifican las seis partes de la canción deberían haber estado relacionados con el título, pero entonces entró en juego la portada elegida para el disco. Por falta de tiempo, enviaron a un fotógrafo a la campiña inglesa para que fotografiara lo primero que viera, y lo que vio fue una vaca, y en consonancia con la foto, algunas de las partes fueron bautizadas con nombres tan curiosos como Breast Milky (Pecho lechoso) o Funky Dung (Estiércol funky).
El conocido popularmente como "disco de la vaca" de Pink Floyd fue publicado el 2 de octubre de 1970 en el sello discográfico Harvest, llegando a alcanzar el primer puesto en las listas de ventas del Reino Unido, y un más modesto nº 55 en las listas de Estados Unidos. A pesar del éxito de Atom Heart Mother, tiene el honor de ser una de las pocas cosas en las que tanto David Gilmour como Roger Waters estuvieron de acuerdo. Tras la difícil grabación del disco, Gilmour lo calificó de "montón de basura", mientras el segundo dijo que no le importaría que "lo tiraran a la basura y que nadie volviera a escucharlo". Ambos fueron muy injustos al lanzar semejantes piedras contra el tejado del establo de una vaca que protagonizaba uno de los discos que, no siendo de los mejores del grupo, sí que ha perdurado como uno de los más peculiares de los años setenta y de la discografía de la banda.
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