El álbum
comienza con uno de los clásicos de Joaquin Sabina, una canción que todos hemos
cantado alguna vez, un tema canalla. “Y
nos dieron las diez” a ritmo de vals/ranchera Sabina nos mete de lleno en
una de sus historias de amor furtivo, de amor sin condiciones. Como curiosidad
es la canción melliza de Ojos de gata de Los Secretos, de hecho, cuentan que la
canción surgió de un encuentro fortuito de los dos cantantes, Sabina le enseño
a Urquijo en lo que estaba trabajando y al leer aquella estrofa decidieron los
dos tomar la historia y dejarla llevar cada uno por su lado. El titulo también
sirvió para el tributo que el rock español le dio como homenaje haciendo
versiones de sus canciones, no cabe duda que estamos ante uno de los hitos de
la carrera de Joaquin Sabina y el tema más escuchado del autor en Spotify… casi
nada. Después de este subidón no va a dejar de contarnos historias canallas, de
limite, y en esta ocasión “Conductores
Suicidas” tiene dedicatoria, ya que la canción está escrita para uno de sus
compañeros de aventuras y desventuras nocturnas, en el gran Manolo Tena, uno de
los artistas que iniciaron la movida en Madrid, con el que tuvo sus más o menos
y sus desavenencias, solo hay que fijarse en la brillante letra que nos vuelve
a regalar…
“no es asunto tuyo -me dirás- y punto”
pero reconoce que es crudo aceptar
que no hay ser humano que le eche una mano
a quien no se quiere dejar ayudar,
y búscate la vida, en dirección prohibida,
pero no impedirás que levante mi vaso
a tu mala salud y te invite a brindar,
muerta la amistad sabe igual que el fracaso
y a los dos nos gusta el verbo fracasar,
así que tu ni caso,
por no agobiarte paso
de hacerte la cuenta de las papelinas,
de que no te fíe ni rafa el del pub,
de que vendas chapas en ciertas esquinas,
de que te conozcan en cada hospital.
¿cómo te has dejado
llevar a un callejón sin salida,
el mejor dotado
de los conductores suicidas?
Sigue la
cosa de homenajes y con “Yo quiero ser
una chica Almodovar” obviamente pone su ojo en el cineasta más
internacional, Pedro Almodovar, o más que en él, en todo lo que le rodea, a ese
estilo tan particular, aunque más que homenaje es un relato del ego de esas que
llegan a ser famosas por participar en una película con el director manchego,
aunque dentro de tanta puñalada, está muy divertido la forma que una tras otra
va mencionando las películas del director, todo encajado en una música de
vodevil, mitad circense, mitad musical y es que pudo contar con Luis Eduardo
Aute para la música, y eso es un plus. Como curiosidad está bien, pero ha
estado mucho más afortunado en otras ocasiones en canciones de este tipo. Está
claro, soy la parte moña del blog, pero es que esta “A la orilla de la chimenea” puede poner moña a cualquiera, es una
preciosa canción de total servidumbre al amor, a esa persona que nos hace
feliz, con una letra totalmente afortunada, llena de poesía, me pone muy
melancólico, te va metiendo frase a frase un cuchillo en el corazón y pasamos
por mil estados.… Resignación: “Puedo ponerme triste y decir que me basta
con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo, tu fiebre tu dueño” ….
Consuelo: “O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra, a la
orilla de la chimenea a esperar que suba la marea” …. Orgullo: “Puedo
ponerme digno y decir toma mi dirección, cuando te hartes de amores baratos, de
un rato me llamas” …. Entrega: “Y si quieres también puedo ser tu trapecio
y tu red, tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío, tu resaca, tu lunes, tu
hastío”. Es una puta obra maestra….
“Todos menos tu” musicalmente es quizás
una de las más flojitas del álbum, pero el plato fuerte se lo guarda en la
letra donde nos ofrece una de sus letanías de personajes y situaciones tan típicamente
Sabina con el trasfondo del Madrid que tanto ha vivido él. Y es asi como
llegamos a otro punto álgido del disco con “La
del pirata cojo”, escrita junto a Pancho Varona, divertida, curiosa y con
un ritmo brutal… y como no la letra de nuevo, empezando por ese estribillo que
todos hemos cantado alguna vez, pero además el juego dialectico se complica
porque empieza a relacionar profesiones con ciudades y no te dejas de preguntar
dónde termina el ingenio de este crack… 43 vidas en poco más de 4 minutos y
muchas de ellas totalmente tentadoras, soñar es gratis y que mejor que dejarnos
llevar por el camino del poeta de Ubeda y transformarnos en todas esas vidas,
para terminar en la que todos hemos querido vivir de pequeños, que no es otra
que ..”La
del pirata cojo con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo, el
viejo truhan, capitán de un barco que tuviera por bandera un par de tibias y
una calavera… “Y cómo va lanzado se mete a hacer una especie de jazz
blusero con “La canción de la noche
perdidas”, y es que con ese título no había mejor estilo musical que acompañarla,
y del envite sale bastante decente, con un estilo musical muy digno y con una canción
de tristeza que te empapa como una lluvia fina y prolongada, donde nos cuenta
una de sus aventuras nocturnas fatales de las que tanto alardea y suponemos,
casi aseguramos, ha vivido. “Los cuentos
que yo cuentos” es para mí otra de las flojitas, aunque ese ritmo festivalero
y de verbena le hace un favor, otra canción de amor y de desamor, de
condiciones y de libertad absoluta. También tenemos aquí a Pancho Varona
poniendo su granito de arena musicalmente de forma totalmente reconocible.
Vamos
terminando el disco y creo que lo vamos a disfrutar mucho, empezando cor este “Peor para el sol” otro baladon de
Sabina que te pone los pelos de escarpias desde el minuto 1… “Que adelantas
sabiendo mi nombre, cada noche tengo uno distinto..” eso es una presentación y
lo demás tonterías, en su sitio siempre, para esta aventurilla, de nuevo
nocturna, y de nuevo con una mujer fatal a la que no tenemos acceso y de nuevo
nos convertimos en un Don Juan en busca de su presa… ¿Qué adelantas sabiendo mi
nombre?, Cada noche tengo uno distinto, Y siguiendo la voz del instinto, me
lanzo a buscar…” y encuentras a una Doña Juana, que tiene los mismos objetivos
que tu, la diversión es para todo, pero has bajado la guardia y has quedado
retratado, enamorado, solo y abandonado…. Que malvada circunstancias... que
infidelidad cínica y que trampa para ratones más deliciosa, en una canción en
tono de dialogo totalmente redonda. “Pastillas
para soñar” cierra el álbum, y aquí voy a presumir de patria chica porque
se hace acompañar de la Banda Sinfónica de Getafe y una oda a la buena vida al
exceso y a disfrutar los placeres que nos ofrece la mala vida, una canción,
vamos a llamarlo así… divertida, solo hay que detenerse en muchas de las frases
de la canción…. Y ojito ¿a ver si sabéis quien andaba por esa canción? Nuestro
Argentino más poeta y más chiflado, Andres Calamaro, echa una mano en el tema.
“Si quieres ser matusalén
Vigila tu colesterol
Si tu película es vivir cien años,
No lo hagas nunca sin condón
Es peligroso que tu piel desnuda
Roce otra piel sin esterilizar,
Que no se infiltre el virus de la duda
En tu cama matrimonial
Y si en tus noches falta sal,
Para eso está el televisor
Si lo que quieres es cumplir cien años
No vivas como vivo yo”
P.D.- Había comentado
que cerrábamos con Pastillas para soñar, pero si tuvimos la ocasión de comprar
el cassette o el cd, nos encontrábamos un bonus track, de título “Amor se llama
el juego” y desde luego de una categoría sublime, es un temazo donde la melancolía
nos puede atrapar y no soltarnos
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