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jueves, 22 de diciembre de 2022

Green Day - 21st Century Breakdown #MesGreenDay



Tras la intensa ópera punk rock de American Idiot (2004), Green Day pusieron toda la carne en el asador para su "continuación". Su siguiente disco, tras tomar oxígeno con el rock and roll urgente de su proyecto paralelo "Foxboro Hot Tubs""21st Century Breakdown" (2009) volvía a incidir en el aspecto conceptual y socio-político en las letras, y en darle de nuevo al conjunto una atmósfera de ópera rock basada en una estructura de tres "actos" y 18 temas dónde la intensidad y los cambios de ritmo volvían a ser los ingredientes predominantes. El hilo narrativo se basa en la historia de una pareja formada por Christian y Gloria, una especie de Romeo y Julieta del siglo XXI, en el marco sociopolítico del desencanto por la política de la administración Bush.

El objetivo era llevar la propuesta de American Idiot un paso más allá, y esa ambición se nota tanto en la variedad de estilos que salpican el disco, como en la instrumentación y los arreglos de los temas. Si American Idiot era básicamente punk rock de guitarra, bajo y batería con algún toque de teclados y  cierto aire de marcha militar en las piezas principales, 21st Century Breakdown es un gran collage de influencias que incluyen a Beatles, Clash, Ramones y Who, entre otros, y en el que incluyen mucha más variedad de instrumentos, con un mayor peso de piano y coros en buena parte de los temas.


PRIMER ACTO

El aire conceptual del disco se manifiesta ya desde el arranque, Song of the Century es apenas una intro a capella y con un efecto sonoro que simula que el sonido viniera de una radio antigua, dando paso a los acordes de teclado del comienzo de 21st Century Breakdown, canción titular y una de las canciones que más emparentan con la estructura musical de largas odas con efectivos cambios de ritmo de American Idiot. Es, sin duda, uno de los momentos más destacados del álbum, a la altura de lo mejor de su predecesor.

El ritmo no decae con Know your enemy, efectivo, contundente y pegadizo single con todas las credenciales típicas de la banda, y con ¡Viva la Gloria!, balada de piano y arreglos de cuerdas con la que presentan al personaje de Gloria. Hacia la mitad del tema, y tras un breve silencio, la canción muta en una nueva descarga marca de la casa, fórmula que repiten en Before the lobotomy, en esta ocasión con una intro melódica basada en una letanía acústica que no engaña a nadie, porque al escucharla sabes que va a explotar en algún momento, y lo hace tras (de nuevo) un breve silencio que es la antesala de un riff pesado y de una buena canción de complemento con influencias de The Who. Como contrapunto, Cristian's Inferno arranca muy punk, para derivar después en un estribillo para gritar en estadios, y es la intensa descarga de adrenalina que sirve de carta de presentación de Christian, a ritmo de Stooges o Ramones.
 
Tras dos temas correctos pero que carecen de la magia de los primeros, o de los de American Idiot, el primer acto cierra con Last night on Earth, una agradable y profunda balada con ciertas reminiscencias a Boulevard of Broken Dreams y al sonido de The Beatles. En conjunto, el primer acto podría ser calificado de notable, y hasta ese momento deja la sensación de estar saboreando un gran disco. Y no es que el segundo, o el tercero, sean malos, ni muchos menos, pero el disco da la sensación de ser excesivamente largo.


SEGUNDO ACTO

El segundo acto tiene la misma estructura que el primero, empezando por un tema efectivo y cambiante (East Jesus Nowhere) de cierto aire glam, reforzado después por un tema sorprendentemente refrescante y arriesgado (Peacemaker) en el que juegan con una melodía árabe y una energizante percusión, para después entregar tanto temas positivos y comerciales al estilo de bandas como Weezer (Last of the American girls), como intensos y acelerados trallazos de punk-pop (Murder City) que mejoran incluso a algunas canciones del final del primer acto.

A la altura de ¿Viva la Gloria? (Little Girl), la enésima canción de intro melódica que acaba tornando en rítmica y con pegadizo estribillo, y pese a su curioso e inesperado piano cabaretero, empieza a notarse cierta repetición de esquemas. Tan gemelos son los dos primeros actos, que el segundo termina de nuevo con una intensa balada épica con la que cerrar en lo más alto, y aún mejor, porque Restless Heart Syndrome es uno de los momentos álgidos del disco, en un lujoso despliegue de piano y arreglos de cuerdas, que hacen un impresionante acompañamiento a la banda y a la voz de Billie Joe Armstrong, que se atreve incluso con el falsete en algunos tramos.  


TERCER ACTO

En conjunto el notable se mantiene, y a estas alturas solo podemos achacarle a 21st Century Breakdown que la moraleja de la historia de Christian y Gloria no es otra que "el que mucho abarca poco aprieta".  A estas alturas, y con otro acto por delante, la propuesta se antoja excesiva, y ni las afiladas guitarras de garaje de Horseshoes and grenades pueden ya cambiar esa sensación en la escucha. The static age es un chorro de aire fresco entre tanta épica, y 21 guns es otro buen single marca de la casa, que vuelve a mostrar parecidos o reminiscencias del Boulevard of broken dreams que tanto éxito les dio en American Idiot, y probablemente habría sido un buen final de acto y de disco.

Sin embargo, cierran con una de esas canciones largas y cambiantes, que podrían recordarnos a American Idiot, pero American Eulogy es una larga e innecesaria amalgama de dos canciones power pop, tras un guiño a la canción de arranque (Song of the Century) en el primer tramo que resulta también innecesario, teniendo en cuenta que el último tema (See the light) es también una canción construida con el ritmo de teclado de Song of the Century, haciendo la función de "final que vuelve al principio" tan típica de los buenos discos conceptuales. Y ese quizá sea el mayor pecado de un disco que lleva por nombre "Desglose del siglo XXI": No haber sabido sintetizar mejor la propuesta de su segunda gran ópera punk rock, guardándose algunas canciones menores para otros proyectos, para hacer este desglose histórico y conceptual algo más llevadero. Una acertada selección de doce de las dieciocho canciones del disco, quitando un par de temas de cada acto, habría llegado incluso al sobresaliente, pero se quedó en un disco notable que, con los años, no ha podido quitarse de encima la pesada etiqueta de "proyecto fallido" o que no cumplió del todo con las expectativas que había generado, por no haber tenido en cuenta que, en la era del consumo digital rápido e inmediato, "lo bueno, si es breve, es dos veces bueno".

viernes, 9 de diciembre de 2022

Disco de la semana 305: American Caesar - Iggy Pop



Una mañana de un sábado cualquiera de 1993, o puede que incluso fuera ya 1994, dando una vuelta hacia el centro de Getafe, me topé con una tienda de alquiler de cd's de música. Lo creáis o no, ese fue un negocio que, breve y esporádicamente, algunos emprendedores acometieron en aquella época, pensando que podría llegar a ser tan lucrativo como lo habían sido los videoclubs. Aquella tienda no duró mucho, y al cabo de apenas unos meses me topé con una floristería, en el lugar dónde antes se alquilaban cd's de Nick Cave, The Rolling Stones o AC/DC, por poner algún ejemplo. Puede que en total no alquilara más que dos o tres cd's, y de todos ellos me he olvidado. De todos menos de uno, el que alquilé ese primer día: El "American Caesar" de Iggy Pop.

Poco sabía por entonces de quién era Iggy Pop, o de su brillante pasado con los Stooges. En esa época, dedicaba mi tiempo y mis esfuerzos a escuchar a Guns and Roses, y a mis grupos favoritos del incipiente brit pop: Oasis, Blur y Pulp, pero al entrar en aquella tienda, y ver a aquel tipo sin camisa y mirando amenazante desde la portada, supe que ese era un disco que no debía pasar por alto. Para no saltar al vacío directamente, y sin salvavidas, me permití al menos girar el cd antes de decidirme, para ver los títulos de las canciones, y me sorprendió que estuvieran ordenadas por números romanos, llevando la metáfora política e histórica del título un paso más allá. Pero lo que realmente me decidió a dar por fin aquel salto a ciegas fueron los títulos de algunas canciones: "América Salvaje", "Envidia", "Odio", "Jodidamente solo", "Enfermedad" o la propia "César" me dieron la seguridad de estar ante un álbum violento y diferente.

Al llegar a casa, y ponerlo en el reproductor de cd's, en poco más de un minuto di por bien empleado el precio del alquiler de aquel cd, y el temor a haberme equivocado con aquel salto al vacío desapareció como si acabara de tirar de la anilla del paracaídas, y éste se hubiera abierto al instante. Tras el minuto y siete segundos de Character, un primer tema instrumental basado apenas en unas leves notas de guitarra y un murmullo de fondo, las guitarras eléctricas explotan en el riff de Wild America, una canción tan salvaje como la América de carretera y marihuana que describe, el oscuro imperio de éste particular César americano.

La crítica social y política está presente en muchos temas, como en Mixin' the colors, en la que Iggy celebra la diversidad racial y cultural que ya, por aquel entonces, veía florecer en las ciudades norteamericanas. "Es lo que a Hitler no le gustaba..." comenta sobre el colorido collage interracial en el que se están convirtiendo las grandes ciudades del imperio estadounidense: "Por todas partes están mezclándose los colores, a algunos no les gusta pero a mí me da igual". De un sentimiento de satisfacción y de alegría (y color) pasa después al blanco y negro de Jealousy, en la que con su impresionante faceta de cantante de voz grabe y gutural nos confiesa la "envidia" que siente hacia un compañero de profesión que tiene "grandes éxitos y una limusina, dinero a espuertas y una novia que sale en Vogue". Para que negarlo, es imposible no sospechar que se esté refiriendo a David Bowie, y sentir que este tono oscuro y negativo le pega mucho más al disco y al amenazante César de la portada.   
Como lo hace también Hate, mostrando el "odio" que siente el enloquecido personaje, aunque la escucha de este tema, que instrumentalmente tiene momentos que recuerdan a los largos pasajes con los que The Doors nos adentraban en la espesa selva de The End, se me haya hecho siempre demasiado larga. It´s our love, que ostenta el título de ser la única balada pura del disco, descarga un poco de la tensión emocional de esta obra, mostrándonos a un César americano capaz de enamorarse y compartir noches de motel con su amada, mientras la "intermitente luz de un semáforo" se cuela por la ventana. Es solo una pequeña parada en un placentero oasis en el que dejar que los caballos puedan abrevar, porque al instante todo vuelve a explotar con el punk rock urgente y algo paródico de Plastic and Concrete.

Los mejores momentos del disco se reparten a partes iguales entre la introspección, la road movie y la descarga de decibelios. En el lado introspectivo, es imposible no destacar la genialidad y el lenguaje directo de Fuckin' Alone, en la que Iggy, acompañado de una guitarra acústica, nos confiesa lo cansado que está de sentirse solo, incluso en los momentos en los que está rodeado de una multitud de individuos de variado pelaje. De ahí vuelve a saltar a la carretera y al tono paródico en la pegadiza Highway song, con cierto tono a canción de cowboy taciturno. Tras esta cuidada broma, el décimo álbum de estudio de "La Iguana" pisa el acelerador y pone toda la carne en el asador. Cuentan que cuando presentó American Caesar a la discográfica, los directivos de Virgin Records se quejaron de la falta de singles potenciales. La respuesta de Iggy fue grabar dos temas más. La primera fue Beside you, una falsa balada firmada a dúo con Steve Jones (Sex Pistols), y aderezada con el contrapunto femenino de Lisa Germano en los coros (logrando lo que para los nostálgicos era lo más parecido a "Candy" que Iggy estaba dispuesto a darles).

La segunda, y no menos relevante, fue una versión del clásico Louie Louie, original de The Kingsmen, que ya fuera parte importante del repertorio de The Stooges. Para la ocasión, Iggy cambió la letra, haciéndola más actual y política, y con la ayuda de la banda de apoyo de American Caesar la hizo también musicalmente más áspera y rotunda. Pero entre una canción y otra, Iggy descarga toda la adrenalina del disco en tres brutales trallazos de punk garajero (Sickness, Boogie Boy y Perforation Problems) y una nueva entrega de oscura envidia imperial (Social Life), en uno de los tramos más impactantes del disco. Louie Louie suena a gran colofón del disco, pero tras la tormenta eléctrica, algunos cables siguen soltando chispas como base rítmica de Caesar, un ácido y divertido recitado del gran César, que no entiende esa nueva religión que traen los cristianos, mandando que les arrojen a los leones, mientras repetidamente ignora las voces que le advierten de la llegada de los "Idus de Marzo".

Ese es el auténtico y apoteósico final de American Caesar, pese a la errónea decisión de incluir una canción más, o de haberlo hecho en otra posición del disco. Girls of N.Y no es un mal tema, y está emparentado con Mixin' the colours, por su letra basada en la enumeración de las nacionalidades de todas las chicas que le gustaban a Iggy, pero poco aporta al conjunto a esas alturas de un disco imperial que, con las palabras finales del gran César, ya había dejado dicho todo lo que había que decir. En mi caso, aún me queda por decir que, muy a mi pesar, tuve que devolver aquel cd en los tiempos establecidos, pero lo hice justo antes de dirigirme a la estación de tren, para irme a Madrid a entonar el "Ave, César, los que van a comprar te saludan" en una tienda de discos del centro, de la que volví con mi propio ejemplar de American Caesar, que aún sigue mirándome amenazante desde la estantería.

domingo, 2 de octubre de 2022

#Mes Lenny Kravitz: Lenny en la FNAC de Callao



Comienza el #Mes Lenny Kravitz, y para presentarlo he pensado que no hay nada mejor que recordar una vieja anécdota con él mismo:

Durante la gira de promoción del disco "5" (1998), Lenny Kravitz llegó a Madrid para un concierto al que estuve pensando en ir, pero para el que finalmente no compré entradas (puede que el precio o la designación de Rosario como telonera fueran razones de peso para justificar mi ausencia). Pero el destino quiso que, pese a esa discutible decisión, si que viera finalmente a Lenny Kravitz, más cerca de lo que lo hubiera hecho durante su concierto.

Por aquel entonces, yo trabajaba en la Gran Vía madrileña, y entre el almuerzo y la vuelta al trabajo aprovechaba para dejarme caer por la FNAC de Callao, siempre a la caza de buenos discos y novedades. Y allí estaba yo, absorto en una de tantas búsquedas en la sección de cd's, cuando un hombre afroamericano y su hija se pusieron a buscar a mi lado. Giré la cabeza un segundo para mirarles, y volví a mi entretenimiento favorito mientras me decía a mi mismo: "Vaya, como se parece este tío a Lenny Kravitz".

Dediqué una segunda mirada furtiva al individuo que buscaba cd's a mi derecha, y lo que me dije a mi mismo en esa ocasión fue mucho más rotundo: "¡¡¡Pero que demonios, es Lenny Kravitz!!!". En ese momento, me giré hacia atrás y vi a varias personas, incluido un par de agentes de seguridad de la FNAC, que observaban desde una prudente distancia al astro musical, acompañado de su hija Zoe (que por entonces era solo una niña), y de un tipo con traje (yo), que a buen seguro no encajaba del todo en aquella estampa.

"¡Esta es la mía!", me dije. En aquella época ya había móviles, pero no hablamos ni mucho menos de los smartphones actuales, que han hecho que un "selfie" sustituya a un autógrafo, así que me puse a buscar, rápidamente, algo en lo que el autor de "Fly Away" (su single de éxito del momento) pudiera dejar su rúbrica. Con los nervios a flor de piel, solo encontré una tarjeta de visita de un responsable del área de calidad de mi empresa, con el que había tenido una reunión poco antes de salir a comer, así que la giré para que la firmara en el reverso y me armé de valor:

- "Hola, puedes darme tu autógrafo"? dije, en lo que para mí era un perfecto inglés, y casi perfecto debió ser, porque Lenny me entendió al instante.

- "Por supuesto", contestó educadamente, y claramente habituado a ese tipo de peticiones, mientras con un gesto de la mano me pidió la tarjeta y el bolígrafo que yo ya tenía preparados. Se los di con mi mano temblorosa, y Lenny los tomó con una mano, mientras en la otra llevaba varios cd's que, al parecer, iba a comprarse.

Hasta aquí todo bien, el plan funcionaba a la perfección. Pero entonces me soltó una frase, no muy larga, pero lo suficientemente rápido para que las barreras lingüísticas existentes entre los dos se dispararan al instante, como los mecanismos de cierre automático de las puertas de los coches.

-"¿Perdona, qué...?" le dije sin acabar la frase. No había entendido nada de lo que me había dicho.

El repitió la frase de nuevo, y yo entendí exactamente lo mismo que la vez anterior. Nada. Por fin, el empezó a hacer gestos con las manos, y de pronto comprendí, por suerte para mi gran objetivo, que ¡¡¡Me estaba pidiendo que le quitara la tapa al bolígrafo!!!

Se la quité rápidamente, y Lenny apoyó entonces la tarjeta encima de los cd's, sujetándola con el pulgar para poder firmar con el bolígrafo. Completada por fin la tarea, me devolvió amablemente la tarjeta y el bolígrafo, y me preguntó dónde estaba la sección de hip hop, y pese a haberle entendido esa vez a la perfección, volví a fastidiarla porque, la verdad, no es un  estilo al que yo tenga demasiado afecto. Suelo moverme como pez en el agua en la sección de rock, e incluso en otras secciones como las de blues, jazz y funk, pero en lo concerniente al rap y el hip hop, me tengo puesta a mi mismo una estricta orden de alejamiento.

Le dije que no lo sabía, y entonces Lenny me miró asombrado:

-"¿Pero... no trabajas aquí?", me preguntó extrañado.

-"Ahhh, no", contesté yo, más extrañado aún por la pregunta.

-"OK, gracias", contestó mientras hacia un gesto a su hija, para marcharse a continuación en busca de la maldita sección de hip hop.

Y ahí acabó todo, por mi aversión a un género musical en concreto me perdí la posibilidad de haber sido el guía de Lenny Kravitz por la FNAC de Callao, realizando mi tarea favorita en compañía de uno de mis ídolos. Mientras ambos se alejaban comprendí el motivo de aquel singular equívoco. La tranquilidad con la que me acerqué a mirar discos junto a él, sin enterarme de lo que ocurría a mi alrededor, y el traje y la corbata con el que iba a trabajar cada día a la oficina, fueron los salvoconductos que me llevaron en presencia del astro estadounidense. Mi desconocimiento del hip hop me retiró los permisos y me sacó de la escena. En la foto podéis ver la tarjeta con su firma, que guardé en el cd "5" que había comprado apenas un mes antes, como recuerdo de aquel mágico momento.

Y así fue como llegue a tener a Lenny Kravitz frente a frente, en una conversación tan breve como surrealista, pero una conversación, al fin y al cabo. Un suceso extraño, pero no tanto como que, en aquel concierto, tuviera de telonera a Rosario. Ambas cosas raras ocurrieron realmente, y por si acaso, desde entonces he perfeccionado mi inglés, y tengo controladas las secciones de hip hop de todas las FNAC cercanas. Nunca se sabe, y hay que estar siempre preparado. Entretanto ¡Que comience el #Mes Lenny Kravitz!

miércoles, 28 de septiembre de 2022

Hay mucho rock'n roll - Platero Y Tú #MesPlateroyTú

 

Hay mucho rock'n roll, Platero Y Tú


     El 27 de octubre de 2001 Platero y Tú cerraban en la sala La Riviera de Madrid la gira '01, sería la última de la banda. Al año siguiente Fito ofrecía un entrevista ante la prensa donde confirmaba que abandonaba Platero y Tú. A raíz de ahí se disolvía oficialmente la banda. A partir de ese momento Fito continúa grabando con su grupo Fito y Fitipaldis, Uoho pasa a formar parte como miembro permanente de Extremoduro, alternandolo con su faceta como productor para muchos otros artistas, y Mongol y Maguila forman La Gripe. Como despedida, Platero y Tú nos iban a regalar un primer volumen recopilatorio, Hay mucho Rock'n roll, editado en 2002, al que le seguiría un segundo volumen en 2005, con el que se daban por finalizadas las andanzas de uno de los mejores grupos de rock que ha dado el país.

Hay mucho Rock'n roll es una serie de recopilaciones de Platero y Tú, donde buena parte de los temas que la componen están regrabados total o parcialmente y remasterizados. Está formado por dos volúmenes, el primero editado en 2002, el cual además incluía un DVD con los nueve videoclips grabados por el grupo. En 2005 se editaría un segundo volumen, con otro DVD que incluía la grabación del directo ofrecido por la banda en 1997 en la mítica sala Canciller de Madrid. A la vez que este segundo volumen se publicaron dos ediciones alternativas, una de ellas en caja de coleccionistas que contenía ambos volúmenes, y otra resumiendo los temas más conocidos de ambos discos en uno sólo.

Ambos volúmenes contaron con la producción de iñaki Antón "Uoho", que además de ser un gran guitarrista es también un excelente productor, y fueron publicados por el sello discográfico DRO. La mayoría de los temas fueron mejorados a base de pequeños retoques, y el resultado es que hay temas que suenan mucho mejor que las grabaciones originales, como es el caso de Mari Magdalenas o Tras la Barra por ejemplo. Únicamente tres canciones de ambos volúmenes no fueron retocadas, Por Mí, Cigarrito y Somos los Platero, pero fueron remasterizadas. y voy a acabar borracho y Ramón se volvieron a grabar por completo.

Hay mucho Rock'n roll suponía el broche de oro, la despedida perfecta para un grupo que dejaba un importante vacío dentro del panorama rockero nacional. Es cierto que estos dos volúmenes no ofrecían nada nuevo, eran básicamente sus temas de siempre, sus grandes éxitos donde no faltaba ninguno, pero mejorados y con una producción sobresaliente. Un regalo a la altura para todos aquellos fans que habíamos crecido con Platero y Tu. Una despedida a lo grande para un grupo que bien lo merecía. 


VOLÚMEN 1(2002)

  1. Voy a acabar borracho
  2. Bobo
  3. Esa chica tan cara
  4. Mari Magdalenas
  5. El roce de tu cuerpo
  6. Tras la barra
  7. Por mí
  8. Esta noche yo haría
  9. Me dan miedo las noches
  10. Ramón
  11. Rompe los cristales
  12. Somos los Platero
  13. Hay poco Rock'n Roll
  14. Sin solución
  15. Cantalojas
  16. Si tú te vas
  17. Cigarrito
DVD (videoclips)

  1. No me quieres saludar
  2. Si tú te vas
  3. Rompe los cristales
  4. Esta noche yo haría 
  5. Hay poco Rock'n Roll
  6. Juliette
  7. Alucinante
  8. Al cantar
  9. Naufragio

VOLUMEN 2 (2005)
  1. Tiemblan los corazones

  2. Ya no existe la vida
  3. ¿Cómo has perdido tú?
  4. Un abecedario sin letras
  5. Alucinante
  6. Si la tocas otra vez
  7. Bebiendo del mismo vaso
  8. ¿No hierve tu sangre?
  9. Juliette
  10. La noche
  11. Mire hacia mí
  12. Entre dos mares
  13. La maté porque era mía 
  14. Al Cantar
  15. Contaminamos
  16. No me quieres saludar
  17. Maldita mujer
  18. Imanol
DVD (Directo sala Canciller, Madrid, 1997)

  1. Somos los Platero
  2. No hierve tu sangre
  3. La maté porque era mia
  4. Mendrugos 
  5. Alucinante
  6. Desertor
  7. Voy a acabar borracho
  8. Tras la barra
  9. Rock'n'Roll
  10. Al cantar

viernes, 22 de julio de 2022

Disco de la semana 285: White lies for dark times - Ben Harper and Relentless7



"Mentiras piadosas para tiempos oscuros" sería una traducción aproximada del título del noveno álbum de Ben Harper, pero en la traducción se pierde el matiz del contraste entre el "blanco" de las mentiras y el "oscuro" de los tiempos a los que hace referencia. Eran nuevos tiempos para Harper, que por primera vez aparcaba momentáneamente a su banda de apoyo The Innocent Criminals (Criminales inocentes) para embarcarse en este disco con la banda Relentless7 (Implacables7), formada por el guitarrista Jason Mozersky, el bajista Jesse Ingalls y el baterista Jordan Richardson, artífices junto a Harper de un llamativo tránsito del sonido más pulcro de los inocentes, a una propuesta de blues rock texano más árida e implacable.

Publicado en 2009, White lies for hard times es otro gran ejemplo de la inquietud de Ben Harper por ir evolucionando y cambiando el paso en cada uno de sus discos, lo cual no significa que a lo largo de sus 11 cortes no tengamos oportunidad de encontrar también alguno de sus tradicionales temas acústicos y con ese feeling soul que Harper ha llevado siempre de serie, pero lo que más impresiona del disco es la predominancia de un rock eléctrico áspero y potente, con marcadas raíces bluseras y texanas.

No hay que esperar mucho para comprobar lo que estamos describiendo, porque el primer corte Number with No Name ya es un compendio de riffs de blues eléctrico y ásperas guitarras slide, bien guiadas por un bajo y batería especialmente contundentes. El sonido es el de una gran banda perfectamente engrasada, algo digno de mención ya que se enfrentaban a su primer trabajo juntos. Le sigue Up to you know, que podríamos denominar como uno de los temas más Harper del disco, entendiendo esto como una mayor cercanía melódica a lo que el músico había hecho en discos anteriores con los Innocent Criminals, y que encuentra la manera de no desentonar en este disco a través del potente bajo y la distorsión de las guitarras. Es solo un alto en el camino, porque Shimmer & Shine, elegido como primer single del disco, vuelve al camino del rock al ritmo de una batería cercana al punk y unas guitarras que zumban de fondo mientras Harper canta un tema ideal para grandes estadios.

Lay there & hate me tiene un regusto soul funk contestatario y rebelde y aporta la dosis necesaria de variedad en un disco de rock, mientras que Why Must You Always Dress in Black supura blues rock con su riff vertiginoso e incendiario y la master class de intensidad que ofrece Jordan Richardson a la batería, antes de que con Skin Thin llegue el ya mencionado momento en el que Harper cuela en el disco una de sus habituales baladas acústicas de marcada melancolía sureña. Tras la pausa para respirar hondo, llega el turno de Fly one time, una agradable pieza que encajaría como un guante en discos de REM o U2, con guitarras efectivas pero menos agresivas que las de las canciones más relevantes del disco, entre las que sin duda está Keep it together (So I can fall apart) en la que las influencias de Hendrix en la guitarra wah wah son evidentes. Intensa y electrificada, te mantiene en vilo hasta que se frena a mitad, convirtiéndose en un leve lamento de voz y guitarra blues, que poco a poco van reponiéndose hasta estallar de nuevo en un intenso final eléctrico.

Boots like these tiene un ritmo vertiginoso y oscuras guitarras que prolongan acordes, mientras Harper canta en un estilo que es casi un recitar acelerado con el que conforma el tema más experimental del disco, una rareza que contrasta con la intensidad y la profundidad de The world suicide, uno de los momentos más inspirados del disco, con aires de himno épico y un evocador solo de guitarra. Y desde lo más alto, solo queda contemplar satisfechos el espectacular paisaje, e iniciar tranquilamente el descenso con Faithfully Remain, otra de esas bellas y aparentemente sencillas baladas marca de la casa, pero no por ello menos inspirada o más prescindible que cualquier otra de las 11 mentiras piadosas con las que Ben Harper nos ayuda a superar estos tiempos tan oscuros.

viernes, 13 de mayo de 2022

El disco de la semana 275: Twelve Nudes - Ezra Furman



Con el sugerente título de Twelve Nudes ("Doce desnudos"), tomado de las meditaciones de Anne Carson sobre "el intenso dolor con el que lidiamos a lo largo de la vida", llega al blog de 7dias7notas el quinto álbum de estudio de Ezra Furman, publicado en 2019 en el sello Bella Union. Furman se inspiró en la obra de Carson, y en la ira que le producían las decisiones que la administración estadounidense tomaba sobre temas de identidad transgénero y del colectivo LGTBI.

Esa ira es más que evidente en el registro vocal de Furman en temas como Calm Down aka I Should Not Be Alone, en el que su voz se desgarra a ritmo de afiladas guitarras de rock garajero, todo ello salteado con unos coros "Uhh-Uhh" que recuerdan al Simpathy for the devil de los Rolling Stones. No menos intensa es Evening Prayer aka Justice, brillante tema de glam rock con todo lo necesario para convertirse en un himno. Furman echa entonces el freno por un instante, y su voz cambia a registros más suaves en la melancólica y existencial Transition from Nowhere to Nowhere. No es solo un momento de calma, es también una de las mejores canciones del disco, al nivel de cualquiera de las dos anteriores.

Más insustancial resulta Rated R Crusaders, en la que las guitarras y la voz se acercan a terrenos de punk rock, mientras que Trauma es todo lo contrario a lo que su título indica, y se disfruta plenamente de su escucha sin riesgo alguno de padecer dolencia alguna. En cualquier caso, y para prevenir cualquier situación inesperada, contamos inmediatamente después con un Thermometer que sigue manteniendo el mercurio del disco en los niveles más altos, preparándonos para un nuevo giro musical en I wanna be yout girlfriend, delicada balada clásica de rock and roll que de nuevo supone uno de los picos creativos e interpretativos del disco.

Tras un tema tan redondo como el anterior, el escaso minuto de punk acelerado y ruidoso de Blown es en los "doce desnudos" de Furman como ese inoportuno sujetador cuyo cierre se atasca en el peor momento, rompiendo la atmósfera y el hechizo que se estaba creando con la hasta entonces acertada combinación de efectivas y urgentes canciones de garaje, glam, punk y rock. Tras ese pequeño traspiés, Furman retoma la omnipresente ira del disco, justificada en este caso por un intenso dolor  muelas (My Teeth Hurt).

El dolor de muelas (que no de oídos) se nos olvida rápidamente al escuchar ese gran tema de pop rock que lleva por título In America, y que es sin duda otro de los grandes momentos del disco, antes de cerrar con buen sabor de boca y actitud rockera con What Can You Do But Rock 'n' Roll (Qué puedes hacer salvo tocar rock and roll). No es poca cosa, y el rock and roll puede ser tan poderoso e impactante como doce desnudos delante de los que toman decisiones contra las libertades y los derechos fundamentales.

martes, 4 de enero de 2022

La música en historias: ¿Sabes? ¡Phil Lynott murió!

Phil Lynott 



       Hoy, 4 de enero de 2022, se cumplen 36 años de la muerte de Phil Lynott. El 4 de enero de 1986, Lynott, que llevaba los días anteriores inmerso en una vorágine de alcohol y drogas, nos decía definitivamente adiós. En 7dias7notas queremos rendir homenaje a su figura, y lo vamos a hacer con un tema que Los Suaves, declarados fans incondicionales de Thin Lizzy y de la obra de Phil Lynott, compusieron en 1988 en honor a su figura y publicaron en su álbum Ese día piensa en mí, el tema ¿sabes? ¡Phil Lynott murió!:

     Campanas de muerte resuenan, pues en la ciudad del rock and roll ya no brillan las estrellas. ¿Sabes? ¡Phil Lynott murió!. Sí, aquel irlandés de tez morena que desde bien pequeño ya tenía claro lo que quería ser, y comenzó su andadura en bandas como The Black Eagles ó Skid Row.

     En un día de noche negra tocó su canción del adiós. El libro del tiempo se cierra. ¿Sabes? ¡Phil Lynott murió!. Sí, ese que en 1969, y contando con apenas 20 años fundaba su propia banda, acompañado de su inseparable amigo de la escuela y baterista Brian Downey y del guitarrista Eric Bell.

     Y es que hoy, en la madrugada se paró su reloj. Se durmió, sueña para siempre sueños de algodón. Y es que hoy un manto de sombras cubre el rock and roll. Se durmió, sueña para siempre sueños de algodón. Sí, ese que tras mucho trabajo y esfuerzo, consiguiera su primer éxito con Whiskey in the Jar. Curioso que este tema le diera su primer éxito a Phil, pues consideraba que este tema no representaba su esencia musical ni la de su banda.

     ¡Silencio! silencio en la arena, el bajo llora en un rincón. Las guitarras ya no suenan. ¿Sabes? ¡Phil Lynott murió!. Sí, ese irlandés que consiguió que el mismísimo Bob Dylan cayera rendido a sus pies, pues consideraba que Lynott era un magnífico compositor, poeta y contador de historias, llegando a decir de él que era un genio.
 
     Que se cierren las fronteras en el país del rock and roll, para guardar nuestra pena ¿Sabes? ¡Phil Lynott murió!. Sí, ese que estando su grupo al borde de la desaparición, y cuando todo estaba perdido, y junto con su queridísimo amigo de la infancia, Brian Downey, se tiró un farol con un tema salvador (Still in Love with you) y apostó por dos guitarristas muy dispares, un escocés (Brian Robertson) y un californiano (Scott Gorham). Aquella formación acabaría marcando toda una era e influenciando a infinidad de bandas de rock posteriores.

     Y es que hoy un manto de sombras cubre el rock and roll. Se durmió, sueña para siempre, sueños de algodón. Sí, aquel genio que fue derribando barreras y abriendo puertas para que la música irlandesa y los músicos irlandeses se dieran a conocer en el mundo entero.

     Seguro que Lynott está ahora mismo observándonos mientras está sentado alrededor de una hoguera, contando a los allí presentes antiguos cuentos y leyendas de príncipes y princesas, cuando los reyes y reinas bailaban en el reino de la rosa negra.......

Black Rose, A Roisin Dubh

Tell me the legends of long ago
When the kings and queens would dance in the realm of the Black Rose
Play me the melodies I want to know
So I can teach my children, oh
Pray tell me the story of young Cuchulainn
How his eyes were dark his expression sullen
And how he'd fight and always won
And how they cried when he was fallen
Oh tell me the story of the Queen of this land
And how her sons died at her own hand
And how fools obey commands
Oh tell me the legends of long ago
Where the mountains of Mourne come down to the sea
Will she no come back to me
Will she no come back to me
Oh Shenandoah I hear you calling
Far away you rolling river
Roll down the mountain side
On down on down go lassie go
Oh Tell me the legends of long ago
When the kings and queens would
When the kings and queens would dance in the realms of the Black Rose
Play me the melodies so I might know
So I can tell my children, oh
My Roisin Dubh is my one and only true love
It was a joy that Joyce brought to me
While William Butler waits
And Oscar, he's going Wilde
Ah sure, Brendan where have you Behan?
Looking for a girl with green eyes
My dark Rosaleen is my only colleen
That Georgie knows Best
But Van is the man
Starvation once again
Drinking whiskey in the jar-o
Synge's Playboy of the Western World
As Shaw, Sean I was born and reared there
Where the Mountains of Mourne come down to the sea
Is such a long, long way from Tipperary



domingo, 14 de noviembre de 2021

0318 Good Vibrations - The Beach Boys

0318 Good Vibrations - The Beach Boys 

Good Vibrations es una canción del año 1966 del grupo de rock estadounidense The Beach Boys, la cual fue compuesta por Brian Wilson y su letra es de Mike Love. 

Se publicó como sencillo en octubre de 1966 y fue un éxito comercial, encabezando las listas de éxitos en varios países, y sobre todos en los Estados Unidos y el Reino Unido.

Caracterizado por sus complejo sonido,  fue el sencillo más costoso jamás grabado por la banda. Por ello Good Vibrations fue ampliamente reconocida como una de las mejores y más importantes obras de la era del rock.

Good Vibrations determinó una nueva forma de crear música, en lugar de canciones enteras con estructuras sintácticas claras a gran escala, el autor  se limitó a grabar fragmentos cortos e intercambiables. Mediante el método de empalme de cintas, cada fragmento podía ensamblarse en una secuencia lineal, lo que permitía producir posteriormente cualquier número de estructuras más grandes y estados de ánimo divergentes Este fue el mismo enfoque modular utilizado durante las sesiones para Smile y Smiley Smile. 

La producción de Good Vibrations abarcó más de una docena de sesiones de grabación en cuatro estudios diferentes de Hollywood, en una época en la que la mayoría de los singles pop se solían grabar en uno o dos días. 
Se dice que se utilizaron más de 90 horas de cinta magnética, con un presupuesto final estimado en decenas de miles de dólares, lo que lo convierte en el single más costoso grabado hasta la fecha. 

Una estimación de los gastos generales de producción es de entre 50.000 y 75.000 dólares (equivalente a 400.000 y 600.000 dólares en 2020), En comparación, la totalidad de Pet Sounds había costado 70.000 dólares (560.000 dólares), en sí mismo un coste inusualmente alto para un álbum. 

Daniel 
Instagram storyboy

martes, 12 de octubre de 2021

Un país, un artista: Días de Blues - Uruguay

 

Días de Blues


     En esta ocasión nuestros amigos y seguidores, a través de sus votos, han querido que sea un artista del país de Uruguay el que sea reseñado. El escogido por 7dias7notas en esta ocasión es uno de los primeros, y gran precursor del hard rock en el país sudamericano, aunque también tocaban estilos como el blues y el rock. Con todos vosotros Días de Blues.

Días de Blues es una banda de blues, rock y hard rock que nace en Montevideo, Uruguay en 1972. Sus tres integrantes, Jorge Barral (bajo, guitarra y voz), Daniel Bertolone (guitarra y voz) y jorge Graf (batería), provenían del grupo Opus Alfa, banda de blues y blues rock surgida en 1970, y que incialmente se dedicaba a realizar versiones en inglés de artistas sajones como Jimi hendrix o Keef Hartley Band entre otros, aunque posteriormente se concentraron en crear sus propio sonido con letras en castellano. 

Días de blues se presenta por primera vez ante el público el 18 de junio de 1972 en el Teatro Solís de Montevideo, compartiendo escenario con el cantante, músico y compositor argentino Litto Nebbia, considerado uno de los fundadores del rock argentino. Los más de mil espectadores presentes despiden al grupo de Montevideo entre ovaciones y aplausos. Un mes después, concretamente el 4 de julio de 1972 el grupo debuta con un concierto propio, en el Teatro Nuevo Stella de Montevideo. Dicho concierto es crucial para la historia de la música en Uruguay, pues está considerado como uno de los primeros recitales de hard rock llevados a cabo en Uruguay, suponiendo un gran avance en cuanto a la innovación musical, y también en cuanto a la amplificación del sonido. En aquel memorable concierto además de otros temas, algunos inéditos hasta la fecha, y todos propios, tocan las ocho canciones que formarán parte posteriormente de su primer álbum de estudio.

La innovadora propuesta de Días de Blues, hacen que el grupo se asiente y gane popularidad rápidamente, tocando en la Biblioteca Nacional y en un gran festival en el Velódromo de Montevideo, llegando a tocar incluso, con gran éxito, en el Festival BAROCK de Argentina el 27 de octubre de 1972. Gracias a su éxito en argentina, su primer disco de estudio será grabado allí a través del sello discográfico Trova

El disco debut de Días de Blues,de título homónimo, se graba en noviembre de 1972 en los estudios ION de Buenos Aires bajo la producción de Carlos Píriz, y es editado a principios de 1973. La excelente ilustración de la carátula de la edición uruguaya fue realizada por el dibujante, caricaturista y viñetista uruguayo Celmar Poumé, la cual no fue tenida en cuenta en la edición argentina. El grupo sufrirá cambios debido al deterioro de la situación política de Uruguay en 1973, la cual desembocaría en un golpe de Estado. Jorge Barral emigra a España y Daniel Bertolone hace lo mismo pero con destino a Australia. Jorge Graf asume el mando y decide seguir adelante con el proyecto con diferentes músicos. En esa época pasan por el puesto de bajista Angel Armagno y Gustavo "Mamut" Muñoz, mientras que por el puesto de la guitarrista pasan Freddy Ramos y Daniel Henestrosa.

A mediados de los 70, Jorge Graf emigra a Italia, regresando a Urguay en la década de los años 80. En 1987 decide formar con un gran conglomerado de músicos un proyecto al que llama Rómulo Bogalle y la Banda de Días de Blues. Esta llamada big band se basa en un estilo con raíces de blues pero más orientada hacia el candombe, ya que contaba a además de la batería de Graf, con una sección completa de tambores. El candombe es una manifestación cultural de origen afrouruguayo, basada en la fusión de rasgos musicales, religiosos y de danza de las diversas tribus africanas presentes en el Río de la Plata en la época colonial. La última reencarnación de Días de Blues se produce entre 1991 y 1992 y cuenta con los guitarristas "Palito" Elissalde, Luis Firpo y Lulo Higgs, Jorge Graf a la batería, Gerardo Babuglia al bajo y Heber Píriz a los mandos vocales. Dicha formación realiza una grabación en vivo en el Teatro Stella de Montevideo los días 13 y 14 de noviembre de 1991, la cual será editada por el sello dsicográfico Sondor bajo el título "En vivo-Grabación Digital".

Días de Blues además de constituirse en sus inicios como el power trío más importante del país en aquel momento, se ha convertido con el tiempo en un grupo de culto, y su primer disco, Días de Blues, ha sido reeditado en multitud de ocasiones en países como Italia y Alemania. Además, a lo largo de los años, el grupo ha influenciado a multitud de bandas de rock de Uruguay.

viernes, 8 de octubre de 2021

Disco de la semana 244: Lola vs Powerman & Themoneygoround, The Kinks


“La conocí en un club del viejo Soho, donde bebes Champagne y te sabe a Coca-cola... Se acercó a mí y me preguntó si quería bailar, le pregunté su nombre y con voz grave me dijo Lola..."
Su nombre completo, o más bien el del disco, era Lola Versus Powerman and the Moneygoround, Part One​, la impresionante obra conceptual que The Kinks entregaron como octavo álbum de estudio. Pero todos la conocían por su nombre de pila: Lola, el título de su single más relevante y su mayor éxito desde Sunny Afternoon o el archiconocido You really got me.

"No soy el tipo más fuerte del mundo, pero cuando me abrazó casi me rompe la columna. Oh mi Lola... Realmente, ese es el efecto que la fuerza satírica del disco ejerce contra las diferentes disciplinas del mundillo musical del momento, una auténtica patada en la espalda de una industria discográfica plagada de personajes oscuros y venenosas serpientes de diferentes colores: Ejecutivos y contables, críticos y periodistas, editores y sindicatos. Canción a canción, ninguno de ellos escapa a la afilada sátira y la crítica mordaz de los hermanos Davies y compañía.

Grabado en 1970 en los Estudios Morgan en Willesden (Londres), el disco se beneficio de la inclusión en sus filas del teclista John Gosling, y de la libertad creativa que suponía grabar en un estudio independiente. La sensación de trabajar sin barreras impregnó desde el principio el sonido de las primeras grabaciones, entre las que estaban ya temas como Powerman, Got to be free o la propia Lola, y fruto de ello el disco es un gran despliegue de estilos, principalmente el rock, el folk y los característicos toques de music hall británico, que tan bien se presta a la ironía y la sátira de las letras de The Kinks.

El disco arranca en una sorprendente línea folk, con una breve introducción de voz, banjo y guitarra del Got to be free que cerrará el disco, abruptamente interrumpida por el rotundo riff de The Contenders, la primera de las gemas eléctricas del disco, aunque combine en sus cambios con tramos más pausados y acústicos. En esa línea acústica y sosegada va también Strangers, con cierto toque a The Band, mientras que en Denmark Street, diatriba sobre los editores de discos, aparecen los primeros guiños de teclado barroco y ambiente de music hall. La balada Get back in the line es una visión satírica sobre el papel del responsable del sindicato, que decide quien trabaja y quién debe "volver a la fila" de la oficina de empleo, y la última canción de un brillante bloque que funciona como eficaz ágape previo al suculento banquete que está por venir con Lola, el hit estelar del disco y merecedora de un capítulo aparte.

Lola fue uno de los primeros temas que se grabaron para el disco, y las sesiones de grabación fueron complejas e interminables, hasta que lograron conseguir el particular sonido que estaban buscando para la canción. Lo lograron tras una visita de Ray Davies a una tienda de instrumentos musicales londinense, a la que fue buscando la guitarra Martin que quería para la canción. Allí, además de la guitarra, encontró un viejo dobro de los años 30, que combinado con la guitarra y una fuerte compresión dio como resultado el sonido tan característico del que sería su mayor hit. Lola es brillante en sonido, pero destaca además en lo audaz de la letra para la época, narrando un encuentro romántico con una chica que resulta ser un chico travestido: "Bueno, no soy idiota, pero no puedo entender por qué ella habla como un hombre, y anda como una mujer..." 

Por si sola ya es brillante y atemporal, pero en el contexto del álbum su significado y su valía crecen de manera exponencial. En un disco plagado de personajes oscuros y cruelmente satirizados, la Lola de los Kinks es el personaje más honesto y humano de todos, el ninot que los Kinks salvan de la quema y se quedan consigo: "Bueno, no soy el hombre más masculino del mundo, pero sé lo que soy, estoy satisfecho de ser un hombre y también Lola..." Y Lola se lo agradeció con un éxito descomunal como sencillo, llegando a los primeros puestos de las listas británicas y al noveno del Billboard estadounidense (en una versión en la que en la letra sustituían "Coca-Cola" por "Cherry-Cola" para evitar contenciosos con la marca de refrescos y que pudiera ser emitida en la BBC).

La crítica sibilina del disco sigue su curso en la divertida y enérgica Top of the Pops, sobre los programas de actuaciones musicales de la época, la prensa y la manera en la que convertían canciones en éxitos. Después le llega el turno de pasar por la guillotina verbal a los contables y directivos de las discográficas en The Moneygoround, segundo tema en clave de cabaret y music hall, antes de regalarnos uno de los momentos álgidos del disco en This Time Tomorrow. Una melancólica revisión de la vida del músico en la carretera, a medio camino entre acústica y eléctrica, con brillantes armonías vocales y un mensaje de desorientación y desarraigo que, como buen disco conceptual, encadenan con la temática del siguiente tema, la nostálgica balada A long way from home (Muy lejos de casa).

El último tramo del disco vuelve a la senda rockera en temas de guitarras afiladas como Rats, y la sátira se mantiene intacta en canciones como Apeman, un tema de aires tropicales y planteamientos algo cómicos, que se convirtió en el segundo single del disco, para el que tuvieron que regrabar la frase "the air pollution is a-foggin' up my eyes" ("la polución del aire está nublando mis ojos") porque "Fogging" se confundía con otra palabra que empieza con "F". Tras un psicodélico arranque de sitar, Powerman se destapa como otro de los temas de cadencia hard rock del disco. Y no uno cualquiera, porque está entre las canciones más desarrolladas e impactantes del álbum, y funciona como potente y falsa coda final, antes de cerrar el disco como lo empezaron, con el calmado country-folk de Got to be free (Tenemos que ser libres).
 
Libres de abusivos contratos discográficos, de la avaricia desmedida de contables y directivos que solo quieren llenarse los bolsillos a costa de los músicos, de las excesivas limitaciones impuestas por los sindicatos, y de las interminables giras, plagadas de carreteras secundarias y moteles de mala muerte en los que acabas planteándote qué demonios estás haciendo allí, y lamentando estar tan lejos de tu casa, dónde quizá te esté esperando un hombre o una mujer importante en tu vida. Esa es la historia detrás de la lucha de Lola contra Powerman y Themoneygoround. Un disco apasionante... "Aunque, bueno, no soy el tipo más apasionado del mundo, pero cuando miré a sus ojos, casi caí por mi Lola, la-la-la-la Lola..."

lunes, 12 de julio de 2021

0193: I’ll Follow the Sun - The Beatles



0193: I’ll Follow the Sun - The Beatles 

I’ll Follow the Sun es una canción de la banda británica The Beatles y que está incluida en su disco Beatles For Sale.
   
Beatle For Sale marca un periodo en que las discográficas querían lanzar discos en las fiestas de fin de año, así que las sesiones de grabación de este disco empezaron en Agosto de 1964, y Lennon y McCartney tuvieron que ir en búsqueda de esas viejas canciones que tenían guardadas cuando simplemente eran una banda que tocaba en Pubs y bares de Hamburgo y en Liverpool, una de esas canciones rescatadas fue la balada I’ll Follow The Sun, que era del año 1959 y que era uno de los primeros canciones con la firma de  Lennon - McCartney.

La historia cuenta que esta canción fue escrita por Paul McCartney mientras pasaba unas vacaciones en familia un invierno en la casa de su familiar en Allerton, Liverpool. Paul McCartney comentaría en una entrevista que le harían "La escribí en un salón que daba de frente con el camino a Forthlin. Yo tenía apenas 16 años, y escribí I’ll Follow The Sun una mañana en que me levanté temprano. Recuerdo que venía saliendo de un fuerte cuadro gripal, y que tenía un cigarrillo – Yo fumaba desde los 16 años- de esos de algodón. Mientras estuve enfermo no fumé, pero cuando me sané y probé nuevamente un cigarro fue terrible, más si era de algodón. Bueno, recuerdo estar mirando por la ventana en ese salón, con mi guitarra y escribí la letra de una".

Finalmente un 18 de Octubre de 1964, la canción de McCartney se grabo en los estudios de Abbey Road, de manera oficial, I’ll Follow the Sun, se grabo en tan sólo ocho tomas, donde la ultima versión fue la elegida ya que era la que usaba las guitarras eléctricas.

Si bien la canción no fue lanzada como single por The Beatles en los 60’s, es considerada una pieza importante dentro del catalogo musical de esta gran banda que cambió todo en el aspecto musical.

Daniel 
Instagram Storyboy

sábado, 15 de diciembre de 2018

La música en historias: El pequeño libro del rock


Todo aquel que cuenta historias es porque las considera interesantes, y todo aquello que te interesa lo buscas y lo persigues sin descanso, siempre al acecho de nuevo material. Así es como llegó a mis manos "El pequeño libro del rock" de Hervé Bourhis, una auténtica sobredosis cronológica de datos sobre la historia de la música moderna a través de viñetas ilustradas.


Al ser un libro de un escritor francés, en su historia de la música hay espacio para discos y artistas que hasta ahora no había disfrutado en la medida en la que un francés lo habrá hecho. Conocemos a las grandes figuras estadounidenses, los grandes grupos del momento en el Reino Unido, y a los principales grupos españoles por la cercanía y el idioma, pero no es tan fácil seguir en detalle la escena musical de otros países.

Gracias a este libro he descubierto a George Brassens, Françoise Hardy, Boris Vian, Jack Kerouac, Serge Gaingsbourg y tantos otros. No sabía que Juliette Greco odiaba los domingos, que hubo una escena emergente de twist en Saint-Tropez, o que en el primer festival de rock en Paris hubo peleas, heridos y 700 asientos volando por los aires por culpa de los entonces famosos "greasers".
A Brigitte Bardot si que la conocía, para que negarlo...

Solo por eso ya me resultó interesante, pero el auténtico valor personal de este libro no es la exactitud de sus datos, ni la calidad de sus dibujos, ni lo fácil y amena que es su lectura. Todas esas cosas las tiene y mucho, pero lo que realmente me marcó fueron las frases introductorias del propio Hervé Bouris, que encajan perfectamente con el sentimiento que teníamos al crear este blog. Estas frases para mí son el auténtico mantra de 7 dias, 7 notas:

"Nunca he sufrido una sobredosis,
No vi a los Sex Pistols en el Chalet du Lac,
No estaba en el Bronx cuando nació el hip-hop,
No vi a los Beatles en directo en el Show de Ed Sullivan,
No fui a ningún concierto de Elvis en el 55,
Nunca he compartido groupies con Led Zeppelin,
No estuve en la clausura del Open Market,
No soy crítico de rock profesional,
No pretendo ser exhaustivo,
objetivo ni benevolente.
En resumen, no estoy legitimado para escribir este libro,
y precisamente por eso lo he escrito"

viernes, 7 de diciembre de 2018

La música en historias: Coque Malla "Irrepetible" 6-12-2018


Ayer la noche estaba fría en Madrid, y aún más a la orilla del Manzanares, mientras esperábamos la cola para entrar a la Riviera para el concierto de despedida de la gira "Irrepetible" de Coque Malla. 

Un guardia de seguridad de nacionalidad cubana se ganó a todos los que esperábamos con su buen humor y amabilidad durante la espera, haciendo de ese rato previo algo más cálido y amigable.

Daba constantemente instrucciones a las filas para un correcto acceso, con buen humor y gracejo como cuando pidió el DNI a una chica, y al comprobar que era menor de edad, le puso un sello para que no le sirvieran bebidas alcohólicas en el interior mientras bromeaba cantando: "Se acabó la fiesta, lo siento porque tenemos una colección de rones muy buena dentro, pero tengo que ponerte este sello".

La chica iba con su familia y todos bromearon sobre aquello. Ese era el ambiente que se respiraba en los aledaños de la Riviera, gente que ha crecido al calor de las canciones de Coque Malla, y que se las han puesto a sus hijos adolescentes hasta conseguir ese momento mágico en el que un hijo te acompaña a un concierto.


Gente en parejas, en grupos, tomando cervezas en los bares de los alrededores, sin malas caras cuando les dijeron que no podían entrar bocadillos al recinto, nada podía estropear un momento que tenía que ser "Irrepetible".

Y lo fue. Pocos minutos pasaban de las 21,30h cuando la banda entró decidida al escenario, entre la euforia y los aplausos del público que llenaba la Riviera. Los músicos fueron ocupando su lugar, Coque el último para lograr el subidón máximo en el arranque del primer tema. Escenario austero, el telón clásico de la Riviera y tres grandes lámparas de pié como único atrezzo. No hacía falta más, la música y las canciones eran las protagonistas.

La sección de viento ocupaba el centro del escenario en segunda línea, desplazando a la batería a la parte derecha del escenario. Esa segunda línea la completaban los teclados en la parte izquierda. En primera línea, guitarra eléctrica y bajo a los dos lados del escenario, con Coque Malla liderando en el centro y cambiando de guitarra en función de cada tema.

Arrancaron con un instrumental muy marcado por la sección de viento, que dió paso a un tema que no esperábamos en el repertorio, "Este es el momento", de la genial película Campeones. Enlazada con ésta, atacaron la que esperábamos como inicio, "Escúchame", en la que Coque fue presentando uno a uno a los músicos para acabar con un "Yo soy Coque Malla, bienvenidos!!!!", mientras el tema explotaba en su parte instrumental.

Arranque de Big Band al que siguió una revisión del "She's my baby" de La hora de los gigantes, disco de la semana 103 en 7 días, 7 notas (ver reseña en "Disco de la semana").


Cambio a guitarra acústica para uno de los grandes momentos de la noche, con todo el público cantando esa maravilla de estribillo de "La señal", a la que siguió la única canción que rescató de su disco de debut en solitario, "La mujer sin llave", convertida en pieza relevante del repertorio desde que la puso como apertura del proyecto "Mujeres".

La temperatura volvió a subir con el tema que da título a su "Último hombre en la tierra", una de las canciones que dan fe de la madurez que Coque ha alcanzado en las letras y la música. La falta de una orquesta para acompañarla no mermó las fuerzas de una canción grande, que sabe a circo y a titiriteros y al mismo tiempo es una declaración de amor y añoranza de los buenos momentos.

Las canciones se iban sucediendo, la banda en forma, Coque mostrando sus dotes escenográficas en los gestos y la intensidad del recitado de "La Carta", mostrando su lado más cercano y simpático en la explicación del origen de "Berlín", y regalándonos la segunda sorpresa de la noche repescando "El sombrero", del disco "Sueños" que como el buen vino se ha hecho cada vez mejor con los años.

La banda y Coque mostraron después su gusto por el blues en "Todo el mundo arde", antes de disparar la tercera sorpresa, una tremenda versión de "El equilibrio es imposible" de Los Piratas de su gran amigo Iván Ferreiro. Aquí comentó Coque que las canciones estaban ahí fuera, solo había que poner empeño en escucharlas y atraparlas, pero esa se le había escapado y se la había llevado antes "el gallego".

Llegó entonces el turno de recordar a los Ronaldos, con una inesperada e intensa "Quiero que estemos pegados" y con la esperada "Guárdalo" de nuevo a dúo con la única colaboración de la noche, Dani Martin.

Vuelta al último disco con "Cachorro de León", y sobre todo con esa joya absoluta que es "Pétalos, sonrisas y desastres". Esta si que la atrapaste en el sitio en el que se ocultan las canciones, Coque!!!!


Momento de coger aire, sentarse en una banqueta, y atacar temas más tranquilos como "Una moneda" o "Hace tiempo", con el público entregado a esa rareza ranchera de su repertorio. Un espejismo de tranquilidad, porque después sonaron las primeras notas de "No puedo vivir sin ti" y la Riviera se volvió loca.

Con un sorprendente "Despierto" Coque se despidió del público antes de los bises, un trío formado por la increíble "Hasta el final", la pegadiza "Lo hago por tí" y ese monumento en el que se ha convertido "Me dejó marchar" con su constante crecer en cada escucha.


Y con eso Coque nos dejó marchar. Volvimos a la fría noche madrileña, extasiados de música pero con ganas de más, con la sensación de haber vivido efectivamente un momento irrepetible, que ojalá volvamos a repetir.
Comentó que el siguiente paso sería encerrarse a componer, esperaremos atentos pero hasta entonces, como dijo el guardia de seguridad de la entrada: "Se acabó la fiesta". No hay más rones que tomar ni canciones que escuchar, nos vamos con el sello de la música que Coque nos dejó grabado.