miércoles, 26 de noviembre de 2025

1791 - Damage Gods - Gang of four


Damage Gods - Gang of four

Damage Gods”: Gang of Four en modo bisturí eléctrico

Si hay algo que Gang of Four siempre hizo mejor que nadie es agarrar una idea incómoda, envolverla en un riff afilado como vidrio roto y tirártela directo a la cara. “Damage Gods” es exactamente eso: una canción que no te busca agradar, sino despertarte un poco a los codazos. Y lo hace con ese sonido post-punk tan propio de ellos, donde nada está ahí para rellenar; todo tiene filo, intención y mala leche musical de la buena.

Apenas arranca el tema, aparece la guitarra seca y entrecortada de Andy Gill, ese estilo casi «antiguitarra» que él patentó. No busca melodías suaves ni adornos: son golpes rítmicos, casi como si estuviera discutiendo con el instrumento. Esa tensión constante se vuelve el centro de la canción y le da una energía casi incómoda, pero adictiva. Y atrás, como siempre, el bajo lleva la batuta. En Gang of Four, el bajo no acompaña: manda. Marca el pulso, empuja y hace que todo avance con una especie de urgencia ansiosa, como si algo estuviera por explotar.

La letra sigue esa misma lógica cortante. “Damage Gods” habla de las fuerzas invisibles que nos moldean la vida sin que nos demos cuenta: consumo, propaganda, deseo, poder. Gang of Four nunca tuvo miedo de meterse con estos temas, y acá lo hace con su estilo clásico: directo, sarcástico y sin dar explicaciones. No son canciones para cantar en la ducha, son canciones para pensar… pero igual te mueven el cuerpo. Ese es su truco.

Lo interesante es cómo el tema mantiene siempre un equilibrio entre lo musical y lo conceptual. No hay solos virtuosos, ni arreglos complejos, ni capas de producción infinita. Es todo minimalismo agresivo: guitarra cortante, bajo protagonista, batería seca y la voz lanzando ideas como flechas. Y sin embargo, suena moderno. Muy moderno. Hay bandas actuales que no logran esa sensación tan cruda y tan precisa.

Al final, “Damage Gods” es un recordatorio perfecto de por qué Gang of Four sigue siendo una influencia gigante. No solo inventaron parte del lenguaje del post-punk; también demostraron que podés hacer música bailable y cerebral al mismo tiempo. Que podés hablar de política sin sonar a panfleto. Que podés incomodar sin dejar de sonar divertido.

Es un tema que no te va a «acompañar»—te va a sacudir un poco. Pero justamente por eso vale la pena volver a escucharlo. Es Gang of Four en estado puro: filosos, inteligentes y tan vigentes como siempre.

Daniel 
Instagram storyboy 

No hay comentarios:

Publicar un comentario