Mostrando entradas con la etiqueta FNAC Callao. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta FNAC Callao. Mostrar todas las entradas

domingo, 30 de octubre de 2022

Black and White America #Mes Lenny Kravitz




Black and White America
es el noveno disco de estudio de Lenny Kravitz, publicado en el verano de 2011. Las expectativas eran muy grandes para este disco, a raíz de noticias que iban surgiendo sobre la grabación de un disco que sería un alegato antirracial y una vuelta al funk más puro. El proyecto nació con el nombre de "Negrophilia", y con esa idea en la cabeza Lenny se trasladó a su casa de las Bahamas, para centrarse en la composición y la grabación de los temas, y allí el proyecto fue mutando del Negrophilia original al Black and White America que finalmente vio la luz.

Es imposible saber cómo habría sido ese (a priori) interesante proyecto llamado Negrophilia, pero lamentablemente poco parece haber quedado de aquello en Black and White America. Paradójicamente, la canción que sustituye al título original cumple con todos los requisitos de canción de protesta social y de sólida estructura funky, siendo uno de los títulos más inspirados del álbum y un chorro de aire fresco en el cancionero de Kravitz. Suenan trompetas, saxos, y un espectacular bajo que sustenta el ritmo de una canción que rememora el sueño de Martin Luther King y recuerdos del racismo de los 60 y de la infancia de Kravitz. Y es la canción de Lenny Kravitz que más les gusta a mis hijos, así que poco más que decir. 

Algo parecido podría decirse de Come on get it, el primer single extraído del disco, una pieza de funk abrasivo y guitarras rockeras que recuerda al Kravitz de los primeros discos, con ásperos riffs de guitarra y letras sexuales combinados en un tema brillante. Tan prometedor arranque se ve truncado por canciones más comerciales como la melódica y popera In the Black, con cierto toque new wave y power pop, o la apagada e intimista Liquid Jesus, interpretada en falsete y con una ambigua letra que oscila entre el mensaje religioso y el sexual. Siendo temas correctos, no aportan la clarividencia y la luz que los temas anteriores habían mostrado, y que de no haberse apagado habrían llevado a Lenny a entregar su mejor disco en años.

Pero Lenny decidió tirar por otra senda distinta, la de temas más directos y digestibles de pop rock para el gran público, como el efectivo rock melódico de Rock Star City Life, de guitarras y estribillos pegadizos pero algo ligeros y carentes de ese alma funk que estábamos esperando en este álbum. Habríamos perdonado sin problema estas pequeñas cucharadas de edulcorante rebajando la carga funk del disco, porque en conjunto estamos ante un buen disco de un artista que de talento va sobrado, pero Lenny dio un paso más hacia el abismo en temas como Boongie Drop, en el que se cuelan Jay Z y Dj Military para cocinar un pastel de electrónica y rap-funk de difícil digestión. Al escucharla, tengo claro que acerté al no decirle a Kravitz dónde estaba la sección de hip hop de la FNAC de Callao, pero es evidente que acabó encontrándola por su cuenta y riesgo.

A estas alturas del disco, el sueño de Martin Luther King, y el de todos los que esperábamos con ansia Negrophilia ha muerto, pero eso no hace que el disco merezca ser enterrado. Stand mejora algo la cosa, y fue el segundo single que se extrajo del álbum, pero transita de nuevo en la vertiente comercial y pegadiza de los últimos tiempos del artista estadounidense. Tiene un riff rockero destacable, y de nuevo la producción vira hacia el power pop efectivo y los sintetizadores edulcorados.

El siguiente tramo del disco está a la altura de lo mejor del principio, y es con la sexual y rítmica Superlove, una pieza de funk sugerente y elegante, y muy especialmente con Everything, en la que vuelven los mejores riffs, las melodías efectivas y los ritmos energizantes, con las que el disco despega y resucita, y mantiene el pulso con baladas efectivas como I Can’t Be Without You, que demuestra que el genio sigue estando ahí. En Looking Back On Love se acerca de nuevo al soul-funk clásico de Marvin Gaye e Isaac Hayes, y la guitarra funky y el solo de teclado salvan una buena canción de complemento, un buen entremés para el bombazo funk que viene a continuación, un Life Ain’t Ever Better Than It Is Now en el que no oculta las influencias de James Brown.

De nuevo nos habíamos ilusionado, pero en la parte final nos topamos con The Faith Of A Child, correcta canción romántica que suena igual que muchas de sus baladas más comerciales, y no aporta nada nuevo a lo que ya nos dieron las anteriores, y especialmente con Sunflower, en la que junto al rapero Drake, asesta el segundo y definitivo puñetazo en las costillas con el que este disco se convierte en otro prometedor púgil que acaba besando la lona, en un extraño e innecesario cocktail de rap y de algo parecido a la samba que hacen que cada vez que escucho el disco me salte este corte, para encontrar rápidamente en Dream el consuelo orquestal y espiritual que en ese momento necesito, y en Push (tercer single del disco) el toque de pop-rock de aires gospel necesario para terminar el disco en positivo, pero no lo suficiente como para no echar de menos lo que habría sido ese idealizado Negrophilia, que se quedó en un buen disco que sufre demasiado en los tramos en los que Lenny se alejó del blanco y negro original, para pensar en el comercial color verde de los billetes.

miércoles, 19 de octubre de 2022

Lenny Kravitz "5" - #Mes Lenny Kravitz



Da la sensación de que las críticas nunca han sido del todo benévolas con la música de Lenny Kravitz. Si grababa en analógico, le acusaban de ser demasiado retro y de copiar a los grandes de los 70, y cuando dio el salto a lo digital con este su quinto álbum, le acusaron de querer subirse al carro de la modernidad, cuando el cambio no supuso perder ni un ápice de su particular estilo, y "5" (1998) dejó para la posteridad un buen puñado de singles de éxito, y la sensación de que con aquel disco Lenny había dado un salto hacia la categoría de superestrella llena estadios.

Pero ni con esas. Demasiado irregular, he leído en algún sitio, y os prometo que le he buscado las irregularidades concienzudamente, y lo que he encontrado es una colección de temas de rock, soul y funk con la combinación justa entre su sonido clásico y unos leves y bien escogidos toques electrónicos aquí y allá, para darle al disco un aire mucho más moderno y actual que cualquier cosa que hubiera hecho antes. Eso no me impide reconocer que, como todos los discos, tiene canciones de las que yo habría prescindido, en concreto del innecesario y repetitivo instrumental Straight cold player y algún tema de la parte central del disco (Take time hace especialmente pesada la escucha de esa parte del álbum).

Y ya puestos, habría sido genial que el extra de American Woman, incluido en una reedición del disco menos de un año después, hubiera sido de la partida desde el principio, pero una cosa es pedir más, y otra muy diferente es negar que este disco es uno de los más relevantes de la carrera de Lenny Kravitz, con sus imperfecciones, pero con toda la carga explosiva de temas como el arranque de funk aeroespacial de Live, la fuerza de Supersoulfighter o el ritmo pegadizo y electrónico de Black Velveteen, otro de los singles más destacados del disco.

En contra de mi defensa de "5" podrán decir que no soy objetivo al respecto, y que me dejo llevar por lo que este disco supuso para mí en un momento concreto de mi vida. Y no les faltará razón, pero eso es algo que nos ha sucedido a todos con algunos discos, mejores o peores, que sonaron en el momento justo en el que tenían que sonar. Reconozco que "5" fue la banda sonora de mi primer viaje en pareja (destino Salamanca), y que I belong to you y otras canciones de este disco estaban en la mayor parte de los cassettes que grababa con las canciones que consideraba "nuestras", pero como podéis imaginar, ninguno de aquellos cassettes tuvieron influencia mediática alguna en que Fly Away, la más rockera de las canciones del álbum, fuera número 1 de ventas y se convirtiera desde entonces en una canción imprescindible en sus conciertos, a la altura de hits pasados como Always on the run o Are you gonna go my way.

Otros singles de éxito fueron canciones que formaron también parte de aquella selección de temas más melódicos y calmados que formaron aquel ya desaparecido cassette: If You Can’t Say No, Thinking of You... junto con otros temas que por no ser singles no eran menos relevantes: Little Girl’s Eyes, You’re My Flavor y Can We Find a Reason compartían todos cierto aire cadencioso y crepuscular, cerrando con estilo y elegancia uno de esos discos a los que se cuelga la etiqueta de imperfectos, pero que revitalizó la carrera de Lenny Kravitz en el momento justo, y que al mismo tiempo, fue la banda sonora de mi vida en un momento muy concreto y relevante.

Curiosidades de la vida, tuve la oportunidad de pedirle un autógrafo cuando vino a España durante la gira del disco, en una anécdota en la FNAC de Callao que ya conté en el artículo de presentación del #Mes Lenny Kravitz. Quizá eso haga también más subjetiva mi defensa de este disco. No lo sé, pero cuando leo sobre las críticas que recibió por parte de algunos medios especializados, me dan ganas de buscar mi copia de "5" en la que guardo como oro en paño su firma, para grabarles un cassette con sus mejores temas, y hacérsela llegar junto a una postal de la Catedral de Salamanca. Si con eso no logro hacerles cambiar de opinión, tendré que plantearme escucharlo de nuevo, para seguirle buscando imperfecciones, hasta lograr entender que tienen los discos actuales (no quiero nombrar a nadie) que no tenga más y mejor cualquier disco de Lenny Kravitz o, al menos, cualquiera desde el primero hasta el "5".

domingo, 2 de octubre de 2022

#Mes Lenny Kravitz: Lenny en la FNAC de Callao



Comienza el #Mes Lenny Kravitz, y para presentarlo he pensado que no hay nada mejor que recordar una vieja anécdota con él mismo:

Durante la gira de promoción del disco "5" (1998), Lenny Kravitz llegó a Madrid para un concierto al que estuve pensando en ir, pero para el que finalmente no compré entradas (puede que el precio o la designación de Rosario como telonera fueran razones de peso para justificar mi ausencia). Pero el destino quiso que, pese a esa discutible decisión, si que viera finalmente a Lenny Kravitz, más cerca de lo que lo hubiera hecho durante su concierto.

Por aquel entonces, yo trabajaba en la Gran Vía madrileña, y entre el almuerzo y la vuelta al trabajo aprovechaba para dejarme caer por la FNAC de Callao, siempre a la caza de buenos discos y novedades. Y allí estaba yo, absorto en una de tantas búsquedas en la sección de cd's, cuando un hombre afroamericano y su hija se pusieron a buscar a mi lado. Giré la cabeza un segundo para mirarles, y volví a mi entretenimiento favorito mientras me decía a mi mismo: "Vaya, como se parece este tío a Lenny Kravitz".

Dediqué una segunda mirada furtiva al individuo que buscaba cd's a mi derecha, y lo que me dije a mi mismo en esa ocasión fue mucho más rotundo: "¡¡¡Pero que demonios, es Lenny Kravitz!!!". En ese momento, me giré hacia atrás y vi a varias personas, incluido un par de agentes de seguridad de la FNAC, que observaban desde una prudente distancia al astro musical, acompañado de su hija Zoe (que por entonces era solo una niña), y de un tipo con traje (yo), que a buen seguro no encajaba del todo en aquella estampa.

"¡Esta es la mía!", me dije. En aquella época ya había móviles, pero no hablamos ni mucho menos de los smartphones actuales, que han hecho que un "selfie" sustituya a un autógrafo, así que me puse a buscar, rápidamente, algo en lo que el autor de "Fly Away" (su single de éxito del momento) pudiera dejar su rúbrica. Con los nervios a flor de piel, solo encontré una tarjeta de visita de un responsable del área de calidad de mi empresa, con el que había tenido una reunión poco antes de salir a comer, así que la giré para que la firmara en el reverso y me armé de valor:

- "Hola, puedes darme tu autógrafo"? dije, en lo que para mí era un perfecto inglés, y casi perfecto debió ser, porque Lenny me entendió al instante.

- "Por supuesto", contestó educadamente, y claramente habituado a ese tipo de peticiones, mientras con un gesto de la mano me pidió la tarjeta y el bolígrafo que yo ya tenía preparados. Se los di con mi mano temblorosa, y Lenny los tomó con una mano, mientras en la otra llevaba varios cd's que, al parecer, iba a comprarse.

Hasta aquí todo bien, el plan funcionaba a la perfección. Pero entonces me soltó una frase, no muy larga, pero lo suficientemente rápido para que las barreras lingüísticas existentes entre los dos se dispararan al instante, como los mecanismos de cierre automático de las puertas de los coches.

-"¿Perdona, qué...?" le dije sin acabar la frase. No había entendido nada de lo que me había dicho.

El repitió la frase de nuevo, y yo entendí exactamente lo mismo que la vez anterior. Nada. Por fin, el empezó a hacer gestos con las manos, y de pronto comprendí, por suerte para mi gran objetivo, que ¡¡¡Me estaba pidiendo que le quitara la tapa al bolígrafo!!!

Se la quité rápidamente, y Lenny apoyó entonces la tarjeta encima de los cd's, sujetándola con el pulgar para poder firmar con el bolígrafo. Completada por fin la tarea, me devolvió amablemente la tarjeta y el bolígrafo, y me preguntó dónde estaba la sección de hip hop, y pese a haberle entendido esa vez a la perfección, volví a fastidiarla porque, la verdad, no es un  estilo al que yo tenga demasiado afecto. Suelo moverme como pez en el agua en la sección de rock, e incluso en otras secciones como las de blues, jazz y funk, pero en lo concerniente al rap y el hip hop, me tengo puesta a mi mismo una estricta orden de alejamiento.

Le dije que no lo sabía, y entonces Lenny me miró asombrado:

-"¿Pero... no trabajas aquí?", me preguntó extrañado.

-"Ahhh, no", contesté yo, más extrañado aún por la pregunta.

-"OK, gracias", contestó mientras hacia un gesto a su hija, para marcharse a continuación en busca de la maldita sección de hip hop.

Y ahí acabó todo, por mi aversión a un género musical en concreto me perdí la posibilidad de haber sido el guía de Lenny Kravitz por la FNAC de Callao, realizando mi tarea favorita en compañía de uno de mis ídolos. Mientras ambos se alejaban comprendí el motivo de aquel singular equívoco. La tranquilidad con la que me acerqué a mirar discos junto a él, sin enterarme de lo que ocurría a mi alrededor, y el traje y la corbata con el que iba a trabajar cada día a la oficina, fueron los salvoconductos que me llevaron en presencia del astro estadounidense. Mi desconocimiento del hip hop me retiró los permisos y me sacó de la escena. En la foto podéis ver la tarjeta con su firma, que guardé en el cd "5" que había comprado apenas un mes antes, como recuerdo de aquel mágico momento.

Y así fue como llegue a tener a Lenny Kravitz frente a frente, en una conversación tan breve como surrealista, pero una conversación, al fin y al cabo. Un suceso extraño, pero no tanto como que, en aquel concierto, tuviera de telonera a Rosario. Ambas cosas raras ocurrieron realmente, y por si acaso, desde entonces he perfeccionado mi inglés, y tengo controladas las secciones de hip hop de todas las FNAC cercanas. Nunca se sabe, y hay que estar siempre preparado. Entretanto ¡Que comience el #Mes Lenny Kravitz!