sábado, 18 de febrero de 2023

Figuras de los 50: Steve Lacy

 

Steve Lacy, fue uno de los mejores saxofonistas sopranos de todos los tiempos, este maestro del jazz, alguna vez definió que para ejercer su profesión tenía que ser “una combinación de orador, cantante, bailarín, diplomático, poeta, dialéctico, matemático, atleta, animador, educador, estudiante, comediante, artista, seductor y en general buen compañero”. Nacido como Steven Norman Lackritz en la ciudad de Nueva York, Lacy fue el primer músico de jazz de vanguardia en especializarse en el saxofón soprano, un instrumento que había sido descuidado casi por completo durante la era del bop, de hecho, a Lacy se le atribuye haber traído el instrumento a la música moderna sin ayuda de nadie. A lo largo de su carrera, sus obras fueron admiradas por la belleza y pureza de su tono, por su incisivo sentido melódico y por mantener su música fresca y sin concesiones, además es reconocido por su afán de tocar con una amplia variedad de músicos y mantener esas colaboraciones musicales durante mucho tiempo.

 

Lacy comenzó su carrera a principios de los años cincuenta como acompañante, tocando en la escena revival de Dixieland en Manhattan, trabajó con algunos músicos de Duke Ellington, incluido el cornetista Rex Stewart, quien lo bautizó como "Lacy”, fue Cecil Taylor quien puso a Lacy en un nuevo camino cuando le presentó a Thelonious Monk, quien, junto con Duke Ellington, se convertirían en los músicos más influyentes de su vida. Otra de sus grandes influecias fue Gil Evans, con el que grabó en 1957 y continuó trabajando con él de manera intermitente hasta la década de 1980. En 1958, él y el pianista Waldron grabaron el album Reflections: Steve Lacy Plays the Music of Thelonious Monk, tras escucharlo el propio Monk no dudo un minuto en enviarle una invitación para unirse a su quinteto durante cuatro meses en 1960. Tras esta experiencia creó un cuarteto con el trombonista Roswell Rudd y se dedicaron exclusivamente a la música de Monk. En 1965, Lacy comenzó a actuar en Europa, encontró tanto en Italia como en Francia una legión de seguidores que acudían a sus conciertos con verdadera pasión. Conoció a su mujer en Roma en 1966 y a finales de los sesenta se establecieron en París, donde creó un quinteto que podía expandirse o contraerse desde un dúo o trío hasta una big band. Comenzó colaboraciones con bailarines (Merce Cunningham en particular), artistas y actores, también comenzó a trabajar con poetas como Brion Gysin, componiendo escenarios musicales de sus poemas.

Su esposa la también musico Irene Aebi ejerció una profunda influencia en el arte de Lacy, él la llamó “su musa”, y fue para quien escribió su primera composición, The Way (1967), basada en las palabras del filósofo chino Lao-Tzu. Continuó inspirándose en la voz de su esposa y escribió obras para ella basadas en poesía de Anna Akhmatova, Mary Frazee, Anne Waldman y Judith Malina. Lleo a escribir una ópera, The Cry, con la poeta bengalí Taslima Nasreen. Durante un período que abarco muchos años, compuso The Beat Suite, un ciclo de canciones de jazz basado en poesía de Jack Kerouac, Allen Ginsburg, Robert Creeley y otros poetas beat. Ese trabajo tuvo su estreno mundial oficial en 2003 y ha sido grabado en un CD Universal.

Sobre Lacy, se ha comentado “Era un artista extraordinario, el tipo de persona que aparece solo unas pocas veces en cada generación de músicos. Su presencia no solo afectó al mundo del jazz, sino también a la vida musical en general”. “No podemos encontrar otro músico que haya estado involucrado en tantos capítulos diferentes en la historia del jazz, desde Dixieland hasta Free Jazz, y todo lo demás. Steve ha aportado su combinación única de mentalidad abierta, humor, inteligencia, rigor y arte, con la excepción de Sidney Bechet y John Coltrane, ningún otro músico ha aportado un sonido tan personal al saxofón soprano y pocos otros músicos han aprovechado el repertorio inexplorado de Thelonious Monk”.

Steve Lacy es un grande del jazz, sus composiciones e improvisaciones están llenas de sabiduría y vida, nos enseñó el poder de las palabras a través de su música, escuchar su interpretación de soprano fue la experiencia que le cambió la vida, porque abordó su sonido, improvisación y técnica como si creyera que era una prueba de la sinceridad del hombre.

 

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