sábado, 25 de febrero de 2023

Figuras de los 60: Gene Clark

 



Harold Eugene Clark nació el 17 de noviembre de 1944 en una pequeña población del estado de Missouri llamada Tipton. Clark y sus doce hermanos vivían felices escuchando la guitarra, el banjo y la mandolina de su padre, un gran aficionado a la música que introdujo su inclinación melómana a su hijo Gene, en especial los sonidos propios de la zona como el bluegrass y el country. Sus músicos favoritos por esta primera época eran Hank Williams, Elvis Presley y los Everly Brothers, de quienes admiraba sus cuidadas melodías y sus armonías vocales, posteriormente utilizadas profusamente en la mayoría de sus composiciones. Desde su temprana adolescencia, Gene Clark comenzó a formar parte de diferentes grupos llamados Joe Meyers & The Sharks, Rum Runners y The Surf Riders. Con posterioridad, comenzó a sentir apego hacia la música folk y en los años iniciales de la década de los 60 se unió a una formación denominada The New Christy Minstrels, con los que grabó un par de LPs.

Tras estos proyectos folk country, Gene se vio tentado, como muchos otros, por la música de una banda que se expandía como ua plaga por el mundo: The Beatles. Eso le cambió el panorama y decide emigrar a los Angeles, en donde conoce a otro fan de la banda, que en ese momento respondía al nombre de Jim McGuinn. Juntos inician un nuevo proyecto que terminó por convertirse en The Byrds, Jim adoptaría el nombre de Roger McGuinn. Desgraciadamente, los problemas internos surgieron entre la banda, debido a que McGuinn tomaba el rol de vocalista principal en las canciones de Clark, algo que molestaba a este último, y por otro lado, todos los demás miembros de la agrupación estaban molestos con Clark, debido a que recibía regalías extras por sus composiciones.

Al siguiente año, llega un contrato con A&M Records, y bajo su auspicio, inició un nuevo proyecto en la banda Dillard & Clark, donde contó con la colaboración del guitarrista Bernie Leadon, futuro miembro de The Flying Burrito Brothers y The Eagles. La vida de este proyecto fue muy corta, pero dejó dos excelentes álbumes, siendo el primero The Fantastic Expedition Of Dillard & Clark (1968), una auténtica reliquia de country acústico. El segundo, titulado Through The Morning, Through The Night, es otra joya, en donde el bluegrass es el hilo conductor.

Llegando la década de los 70’s, Clark vuelve a colaborar con The Byrds, grabando ‘One In A Hundred’  y ‘She’s The Kind Of Girl’, que fueron editadas hasta 1973, en el álbum solista de Gene, Roadmaster.

Hasta que llegamos a su punto culminate, el ambicioso No Other (1974), un álbum que en su momento no fue bien recibido y tampoco apoyado por Asylum Records y su jefe David Geffen, aunque a posteriori fue una obra muy aclamada que fusionó brillantemente el poder lírico de Clark con una mezcla etérea de belleza coral y rica musicalidad proporcionada por algunos de los mejores intérpretes de sesión. El perfil de Clark fue recuperado por el impulso que recibió de una nueva generación de músicos admiradores de la escena de moda ‘paisley underground’ de Los Ángeles. Quien esperase en el momento de su publicacion a un mito de los sonidos campestres se encontró con que estos solo predominaban en el tramo final, e de The true one y Lady of the north, mientras que Strength of strings remitía más bien a Neil Young con Crazy Horse y, por seguir con el canadiense, las armonías de la prodigiosa Silver raven podrían hacer sombra a las de Young junto a Crosby, Stills & Nash. From a silver phial es una canción tan bella como inverosímil de escritura, una filigrana extraña que nos gustaría diseccionar compás a compás. Pero todo el disco es subyugante, ambicioso, innovador, la obra cumbre de un cerebro preclaro. Asylum había dispuesto la friolera de 100.000 dólares para la grabación, pero no sucedió nada y Clark, que incluso había sopesado publicarlo como álbum doble, nunca comprendió el revés ni lo superó. Ahora podemos darnos cuenta de que No other es una de las grandes joyas desenterradas de la década

Hay algo de trágico en todo lo que rodea la figura de Gene Clark, el gran impulsor de The Byrds, genio prominente, pero en demasiadas ocasiones incomprendido, mártir precoz al que el alcohol y demás costumbres malsanas le costaron la vida en 1991, cuando aún no había cumplido ni 47 años. Probablemente hoy habría que determinar por consenso que su trabajo en solitario durante la primera mitad de los setenta fue tan relevante o más que su decisiva participación en uno de los mejores grupos de la historia.

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