No puedo explicar lo que, siendo adolescente, supuso para mí ver la película Quadrophenia. Aquel film sobre el despertar del sexo, drogas y rock and roll en un grupo de adolescentes mods marcó la línea divisoria entre el tipo de cine que había visto y el que optaría por ver después, pero sobre todo abrió la puerta a otro tipo de música, la de los discos de los tíos y hermanos mayores, y que era muy distinta a la que se escuchaba en los ochenta. Con los rescoldos de la banda sonora de The Who en la memoria, me lancé a buscar material de aquella banda, y así fue como di con I can't explain.
No puedo explicar que tiene este tema de The Who en particular, que se editó como sencillo en diciembre de 1964 en Estados Unidos, y en enero del año siguiente en el Reino Unido, pero el que fue segundo sencillo de la por entonces emergente banda británica supuso el verdadero pistoletazo de salida a una brillante carrera que les posicionaría por derecho propio entre las míticas bandas de los años sesenta y setenta.
No puedo explicar cómo una canción que en realidad se basaba en los esquemas rítmicos de temas como Louie Louie o All day and all of the night puede sonar a la vez tan característica del grupo de Townsend y Daltrey. Tampoco tiene explicación que en uno de los primeros temas de una banda primeriza, se acaba descubriendo que el músico de sesión que tocó la guitarra rítmica era ni más ni menos que Jimmy Page. Pero en el fondo nada de eso importa, porque basta con poner I can't explain en el tocadiscos para que sobren las explicaciones, y sólo quede espacio para disfrutar de la música de The Who en estado puro.
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