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sábado, 29 de febrero de 2020

El Mes Coque Malla llega a su fin


El primer mes monográfico de 7días7notas ha sido un largo viaje y toda una experiencia, hemos diseccionado la carrera de Coque Malla e intentado cubrir todo el espectro de colores y sonidos que la componen. Hemos reseñado su concierto de Febrero en el Wizink, hemos hablado de sus discos en solitario, de sus homenajes en directo a Lou Reed o a Rubén Blades, y de su faceta como actor y compositor de música para algunas de sus películas. Pero para cerrar este mes de homenaje, faltaba algún tipo de guinda o broche final, algo que fuera diferente a lo que hasta ahora habíamos contado.

Lo encontramos en la búsqueda en Internet de la letra de "El final" para hablar sobre ella en "Canciones que nos emocionan". En la mayoría de los casos, las entradas nos llevaban a la letra de "Hasta el final", y las únicas que nos devolvían la letra de "El final" lo hacían parcialmente, sin incluir el recitado con el que se cierra la canción y el disco "Sueños". En la edición en discolibro, que incluye las letras de las canciones y varios poemas y textos, tampoco aparecía el recitado. Lo mismo ocurría con el recitado de "Punto Cero" en la edición en CD. Ni rastro de esas palabras en el libreto interior, que sí incluía el resto de las letras. Y esa va a ser nuestra guinda, un repaso de los recitados que se incluyen (y se esperan) en cada disco de Coque Malla, una marca de la casa diferente y reconocible, que al juntarlas muestran una sorprendente unidad, casi como si contaran una historia oculta. No se nos ocurre una manera más interesante de cerrar nuestro #MesCoqueMalla:


"Si recordara solo los arañazos, todo sería más fácil, mucho más fácil. Pero ahora solo pienso en tus pequeños saltos, en la manera en que te agarrabas la falda, y en la distancia más larga que había entre tus anillos y yo. Parece estúpido, pero he decidido quedarme con eso, y estoy contento. Gracias a Dios, no te he robado nada, lo se porque me lo han dicho tus extraños mensajeros, y las fotos de los periódicos. Nadie puede contigo, porque sólo tú sabes dar vueltas a esa velocidad. ¡Sigue dando vueltas, enana, a la misma velocidad y en el mismo sitio... Sigue dando vueltas."
Punto Cero, de "Soy un astronauta más".


"Iremos hacia el precipicio final, con todas las botellas llenas, con toda la alegría disponible, e invitaremos a los demonios, a los ángeles o a los que no se parecen a nadie. Iremos hacia el precipicio final y todos los gatos estarán de nuestra parte repartirán sus sardinas y alimentaran a nuestros cachorros. Terminaremos las botellas antes de llegar, para preparar la caída. Caída larga, ¿eterna?... Corta. Amanecerá por quinta vez y no habrá disparos, de momento. Veremos una nube por encima de las montañas, pero será falsa, falsa para nosotros. Venderemos lo que no sirva a los cobardes, a los cobardes que no quieren lo que se les ofrece, y terminaremos tristes, no por la caída, sino por la despedida de los que aguantaron. Y lo recordaremos todo, hasta el último acorde...Todo.
 Las bandejas de fruta, la madre, el hermano, el padre, mi lápiz, los coches, los vuelos, los aviones que se estrellaban, las balas silbando por encima de las cabezas de los niños, los mosquitos, las playas, las antenas, Cuba, el pánico, mi camisa favorita, el principio... Y el final."
El final, de "Sueños".


"Todo lo que quiero que no sepas está escrito en una carta, y la carta está enterrada en el centro de la Tierra. Nunca quise hacerlo, pero todo lo que tengo es mi deseo de estar dentro de agujeros, y a la vez tocar el cielo con la punta de los dedos. Yo ya se que no eres alguien que provoque indiferencia, pero no tengo paciencia y ahora mismo quiero estar en otra parte. Ha caído ya el telón y no me queda munición, solo una extraña sensación de haber perdido el tiempo, urgando en tu cajón y llamando tu atención. Debería estar ardiendo, en el centro de un incendio. Debería estar rodeado de seis leones hambrientos. Debería ser el árbol, que se parte con el rayo, que se envía desde el cielo. Debería estar ardiendo. Debería darme cuenta de lo que tengo delante, deberían reemplazarme aunque sea por un instante. Debería haberte dicho que tengo ganas de matarte. Debería tantas cosas... Pero ahora ya nada de eso es importante."
 La carta, de "Termonuclear"


"Si desestimas mi presencia, pero reconoces la voz de las orillas, como un vuelo en el ala de la nieve... Te diré, desde ese millón de años que he cumplido: Serás el amo, el rey, el bufón, y mi desnudez ahí junto al lobo solitario. Entre mis pliegues, comprenderé tu nombre de marfil, tu manera de depurar las miradas, tu manera de cerrar puertas, de fumar en las veladas del duelo. Pero, audible, otra vez cuando me nombres en un trance, o en un desliz, tu esclavitud apelara a las cenizas y a las flores, al paisaje del horror, del amor para siempre, tu esclavitud gritando con sordina. Y en el baile de la rendición, todo el anhelo, la delicia de protegerme otra vez, será real. Porque estaremos aún mojados por la lluvia, y la unión de tus ojos y mis ojos será fatal... Y perfecta.
Mi asesina, de "Mujeres", escrito y recitado por Laura Gómez Palma

"Ella por fin maduró, dejo las drogas y el alcohol, y ahora es artista. Pero nada de novelas de autor, ni de canciones folk o de rock. ¡Que va!, tiene un cachorro de león, y es una perfecta equilibrista. Un hombre bueno la observa desde abajo, la mima y la protege, y hace todo el trabajo. Cada día cocina para ella con amor, le cuenta historias de terror, y toca el contrabajo."
Cachorro de León, de "El último hombre en la Tierra"


"Toma mis manos incandescentes. Sube a lo más alto, dónde solo hay música. Mi voz, tu voz y los pájaros ardiendo. Gira como siempre después del alba, pero ya no vuelvas, nunca más cautivos. Habitemos este fuego precisamente así. Y borrando cicatrices, adiós a la fragilidad, a las llaves, a la tierra temblorosa. Con viento a favor, olvida los límites. Adiós a los soles de invierno. Que te conmueva algo ínfimo. La corteza del árbol al desprenderse. Que se queme en tus costados lo inútil, el desamparo de tu reloj cuando dejen de existir las horas"

Polvo Cósmico, de "¿Revolución?", escrito por Laura Gómez Palma y recitado por Jaime Urrutia.

Y hasta aquí el #MesCoqueMalla. Hemos llegado al punto cero. Es el final. Y lo hemos hecho como si leyéramos una carta, sobre un cachorro de león y su asesina. Todo un polvo cósmico y, quién sabe.... ¿Una revolución? Hasta la próxima Coque. Llegan los vientos de Marzo, y con ellos un nuevo artista al que dedicaremos nuestro esfuerzo y reconocimiento durante todo un mes.

jueves, 27 de febrero de 2020

Coque Malla y el cine (Mes Coque Malla)


Los padres de Coque Malla tienen una gran vinculación con el mundo del espectáculo, pero al contrario que su hijo que se decantó por hacer carrera en el mundo de la música, los primogénitos del artista desarrollaron su carrera en el mundo de la escena, empezamos por su madre, Amparo Valle, que desde los años 70 participó en muchas de las películas del cine español, Pim, pam pum… fuego, Espérame en el cielo, Bajarse al moro o Flores de otro mundo fueron grandes éxitos tanto de público como de crítica. También destacó en televisión como integrante del mítico “Estadio 1” o en teatro donde recibió el premio nacional. Su padre Gerardo Malla se dedica principalmente al teatro donde desarrolla una carrera de gran prestigio, y tuvo algún escarceo en el mundo de la televisión y el cine. Con estos precedentes es curioso que el lugar donde Coque Malla haya decidido derrochar su talento haya sido en la música, pero también la tentación de entrar esporádicamente en el mundo que ha vivido desde pequeño estaba ahí, y desde luego no la iba a dejar pasar.



Así su primera incursión fue protagonizar el cortometraje “El columpio” dirigido por Álvaro Fernández Armero, y acompañado por la entonces desconocida Ariadna Gil, el columpio recibió el Goya al mejor cortometraje de ficción y está considerado como la precuela de Todo es Mentira. Este cortometraje le abrió las puertas a pequeñas apariciones en películas como “Madregilda” sobre el dictador Francisco Franco o “Dispara” a las órdenes de Carlos Saura. Estos escarceos y su buen hacer empujaron al cantante a ser el protagonista de “Todo es mentira”, aunque en esta ocasión la pareja protagonista femenina fue Penelope Cruz que empezaba a destacar en el panorama cinematográfico y también está dirigida por Álvaro Fernández Armero. Lo cierto que es una película con una mítica especial, personalmente es una de mis comedias favoritas de los noventa y cuenta con escenas multitud de veces recordadas, como la del “pisto”, “Cuenca” o “El portero” …. os invito a que la disfrutéis. Además, tanto Coque Malla como Álvaro Fernandez Armero fueron nominados a los Goya en su categoría de actor y director revelación respectivamente.

El éxito de Todo es Mentira y su quehacer en la misma hizo que el director de comedia por antonomasia del cine español desde los 90, Fernando Colomo, se fijara en él para protagonizar la comedia “El efecto mariposa”, si bien esta producción personalmente para mi es más irregular y no alcanza las cotas de la anterior. Su siguiente aparición en los cines le sacó de la comedia y le llevó al siglo a la Italia del siglo XVII para protagonizar “La leyenda de Balthasar el castrado”, si bien se había rodado dos años antes, se quedó guardada en un cajón por motivos comerciales, y que finalmente cuando vio la luz no tuvo el éxito que habían esperado de ella tratándose de un drama de época que en pocas producciones nacionales se veían. Cierra el ciclo de los 90 y quizás el de las grandes apariciones en el cine con “Nada en la nevera” recurriendo nuevamente a Fernandez Armero, que le había introducido en el mundo del cine. La verdad que sin llegar al nivel de Todo es mentira, esta obra nos ofrece una comedia muy divertida y con momentos realmente buenos.
La primera década del siglo XX del Coque Malla actor se desarrolla en pequeñas obras que no tenían mucha calidad y ningún éxito, producciones como "SeX" (2004), "Schubert" (2005) o "Íntimos y extraños. 3 historias y 1/2" (2008), apenas tuvieron repercusión. 

En la década pasada tuvo apariciones en dos obras, la brillante “Gente en sitios” de Juan Cabestany, una película de episodios donde Coque Malla, donde el cantante protagoniza una la cháchara afónica con un mendigo que busca un regalo para su novia en un desguace. Cierra su carrera en largometrajes de ficción con “Bite” una producción británica…. Y he puesto ficción porque falta el plato fuerte y es que a principios de 2019 pudimos disfrutar en las pantallas de un documental, “Mujeres, de Coque Malla” de la que podéis encontrar artículo en el blog y donde el cantante conversa por separado con varias mujeres sobre la vida y su música.

Pero no solo como actor tiene presencia en el cine, sino que su faceta musical se ha visto representada en diversos proyectos, que culminaron con el premio Goya a la mejor canción con la premiada “Campeones”. Antes sus canciones habían sonado en películas como la comedia “Las ovejas no pierden el tren” la terrorífica “Rec 3”, y el musical “El otro lado de la cama”.



lunes, 24 de febrero de 2020

Coque Malla y The Satellites: Un homenaje a Lou Reed - Transformer (Mes Coque Malla)




     "Hola, buenas noches, el 8 de diciembre de 1972 Lou Reed publicó su segundo álbum en solitario", Con estas palabras iniciaba The Satellites su particular homenaje a la figura del artista, un disco grabado en vivo en vivo en la sala El Sol y que Coque organizó en honor a la figura del artista, que había fallecido recientemente, concretamente el 27 de octubre de 2013. The Satellites no era ni más ni menos que Coque Malla rodeado de su banda habitual, Gabriel Marijuán (percusión), Marc Hernández (bajo y contrabajo), Claudio de Casas (guitarra) y David Lads (teclados).

     Aquella noche Coque también contó con la colaboración de amigos como Luis Martín (Los Ronaldos), Miren Iza (Elektrobikinis, Tulsa), la cantante Alondra Bentley. David Herrington (trompeta y tuba)  ó su hermano Miguel Malla (clarinete y saxo)

     Coque y The Satellites se arrancaban con Vicious, el majestuoso tema que Lou compuso a partir de una sugerencia de Andy Warhol, quien por entonces era el manager de Velvet Underground. continuaban con Andy's Chest, tema inspirado en el intento de asesinato que sufrió Andy Warhol por parte de la escritora feminista radical Valerie Solanas. Ya advertía Coque que ante semejante obra maestra, lo mejor que podía hacer es ser lo más fiel posible a la obra del artista, pues intentar ser creativo ante semejante obra era harto complicado.

     Después de habernos enganchado con los dos primeros temas, le llega el turno a Perfect Day, un tema donde el maestro nos recordaba lo bonito que puede resulta disfrutar de las cosas sencillas.
Hangin' Round, el momento ideal para mover las caderas después del tema lento anterior. Y llegamos, para mí, a uno de los momentos cumbre del disco, la maravillosa Walk On The Wild Side, donde Lou nos hablaba del otro Nueva York, del que casi nadie habla. Ese Nueva York al que los travestis se dirigían en busca de algo de fortuna, y acababan ejerciendo la prostitución, un paseo por el lado salvaje de la ciudad.



     Make Up, tema donde nos regala un dúo magnífico lleno de sensibilidad junto con Miren Iza, la cantante de Elektrobikinis y Tulsa.
Después le lega el turno a Satellite Of Love, precisamente el tema en el que Coque se inspira para poner el nombre del grupo, The Satellites, que ha escogido para la ocasión y su tributo a Lou Reed. Un tema que Lou ya había compuesto en su etapa en la Velvet Underground y de la que existe una grabación anterior a Transformer con la Velvet, aunque la letra entre la primera versión y la de Tranformer no es igual y sería variada para a grabación en el disco Transformer.

     A Satellite Of Love le siguen el marchoso rock Wagon Wheel, y New York Telephone Conversation, donde durante casi dos minutos Coque con la colaboración de la magnífica Alondra Bentley nos reproducen precisamente eso, una llamada telefónica.
Se acerca el final, y son los acordes de I'm So Free los que suenan, donde nos cuenta que es hijo de la naturaleza, es único y por tanto libre. No queremos que acabe este particular homenaje, pero como todo lo bueno llega a su fín, y lo hace con el último tema, Good Night Ladies, donde da las buenas noches a las señoras, y a los señores que le han acompañado en tan noble homenaje a la figura de Lou Reed y su obra maestra Transformer.

     Comentaba Coque Malla, que si bien haber grabado rarezas como el homenaje a Rubén Blades le había supuesto un auténtico reto, hacer el homenaje en vivo del enorme disco de Tranformer de Lou Reed le suponía un reto aún mayor, pues fue más exigente aún por el tema añadido del idioma. Al ser una actuación en vivo Coque no quería cometer ningún error con el tema del idioma y que todo saliera perfecto. Tranquilo coque porque tus Satellites y tú estuvisteis a la altura.


domingo, 23 de febrero de 2020

Coque Malla - Soy un astronauta más (Mes coque Malla)



Coque Malla, hasta ahora un artista desconocido para mí, y muchos de mis amigos me decían "como que no conoces a Coque Malla, de Los Ronaldos", pero pese a la insistencia de mis amigos, seguía sin conocer su música. 

Así que un buen día, me puse a buscar su música en Youtube, y encontré sus canciones y discos, y realmente pude descubrir un artista realmente versátil, el cual debo decir que me ha sorprendido, por ello tras su primer disco como solista, quisiera destacar una palabras del propio Coque Malla. 

"Fue un trabajo casi pornográfico. Me desnudé completamente. Y la verdad, se pasa mucho frío desnudo. Tuve una mezcla de euforia y melancolía durante todo el proceso. Era mi primer disco sin Los Ronaldos y se juntaron la sensación de libertad absoluta y la de soledad, casi a partes iguales. Contiene una de las mejores canciones que he escrito nunca y que me trae recuerdos muy intensos: NADIE EN LA TIERRA. Al componerlo y escribirlo encontré mi nave y pude volver a casa"

Coque Malla.

Por ello reseñare en esta ocasión su primer disco como solista "Soy un Astronauta más", luego de su paso por Los Ronaldos, como el bien dice, una obra al desnudo, que para mi muestra la esencia de ese rock de los Rolling Stones, será el sonido de esa guitarra a lo Keith Richards, pero con el toque particular que le da Coque Malla. 

Soy un astronauta más, es un disco que tiene 10 canciones las cuales debo decir que me han gustado mucho cada una de ellas, ya que he encontrado en cada una de las canciones pequeñas historias donde el artista en muchas de ellas pone como figura ese amor a las mujeres, lo que me reafirma este amor en un disco posterior llamado Mujeres.  

La mujer sin llave, da el pistoletazo de salida a esta aventura, como una historia intergaláctica de un viaje, junto a una mujer a la que el artista invita en este viaje imaginario, el sonido me recuerda a un rock clásico, a golpe de guitarra y una batería que acompaña. 


Que será de nosotros?, ya lo he dicho, un disco con un canto a las mujeres, y este segundo tema del disco, muestra el poder de las mujeres, ante una posible revolución de las chicas si dejaran de bailar, hipotética reflexión, con la que las mujeres ejercen poder sobre los hombres, la base de este canción mantiene el sonido del rock clásico del primer tema. 


No hay nadie en la tierra, introduce el artista coros para este tema, donde nuevamente el artista poetisa, un sentimiento de soledad o de ser único sobre una tierra vacía, en búsqueda de alguien que entienda que nada a cambiado en él, ya que es el mismo de ayer. 

Paula, me recuerda a esa canciones del rock de los años 60 o 70, una base del más puro rock and roll,  porque se llama Paula esta canción, pero podría decir que Little Richard también hablaba de una mujer pero llamada Lucille, nuevamente el rock and roll y las mujeres primeras en escena. 

Quiero ser como tu, entregado en la garras de los deseos de otra persona, Coque Malla en esta canción debo decir que esta entregado a los deseos de querer ser otra persona, no se si decir que es una balada que de repente explota junto a una guitarra y batería, afirmando el deseo de querer ser otra persona. 

Mentiras, nuevamente el rock and roll marcado en el sonido de este canción, invita a en forma espontanea invita al movimiento de tus pies al ritmo del rock and roll, realmente invita a bailar. 

Rosa's Motel, esta canción me llevo a los lugares comunes de una canción de los Rolling Stones, sera la base de esa batería por detrás que golpea sin cesar en todo momento. 

Aquí me desconcierta el artista, cambia en las últimas canciones de ritmo, no solo con Donde estabais? sino con la siguiente canción Tú y Yo y su última canción del disco Punto Cero, se vuelve más melódico, pero en ninguna de las tres pierde el sentido, en el centro de ellas siempre presente ese amor a las mujeres, y como dije en un principio cada una de las canciones encierra una historia. 

De un perfecto desconocido, debe decir que Coque Malla, con su álbum "Soy un Astronauta más" a pasado a ser de esos artistas que reconocería en cualquier parte por su calidad como músico, ahora si cada vez que me pregunten por Coque Malla, deberé destacar el amor a las mujeres que refleja en cada una de sus canciones. 

Daniel 
Intagram: Storyboy  

lunes, 17 de febrero de 2020

Coque Malla en Wizink 15-2-2020 (Mes Coque Malla)



No podía faltar, en el mes de Coque Malla, su esperado retorno al Wizink para traer a su Madrid el espectáculo de ¿Revolución? En la distancia, el recuerdo de su anterior actuación en La Riviera, cerrando su gira "Irrepetible" (ver reseña "La música en historias: Coque Malla "Irrepetible 6-12-2018 en este blog). Y así como aquel concierto fue realmente irrepetible, la duda con el concierto del sábado en el Wizink era si sería realmente una revolución. Tampoco tenía que serlo, si nos atenemos a los interrogantes del título del brillante disco que le tocaba defender a Coque en el escenario del arena madrileño.


Tuve la suerte de acudir al concierto con los dos mayores fans de Coque Malla del mundo mundial, mis dos hijos, que con tan sólo 9 y 12 años se saben todas sus canciones al dedillo, y que iban a presenciar su primer concierto. En el coche, propusieron que cada uno de nosotros adivinara cuál sería la primera y la última canción del concierto. En la primera no tuve ninguna duda, y fuimos varios los que acertamos, no hay mejor manera posible de arrancar la revolución que con la canción que le da comienzo. Los tambores de "¿Revolución?" precedieron a la salida de la banda, que encadeno la canción de arranque con el siguiente tema del disco, un "Solo queda música" que encantó a los reporteros más jóvenes de 7días7notas.



De no ser por la inclusión de "Escúchame" en la que Coque presentó a la banda, reforzada por una sección de metales en la que no faltaba su hermano Miguel Malla, el concierto en este primer tramo habría calcado la primera mitad del disco. "Un lazo rojo, un agujero" es un hit poderoso, convertido ya en un clásico de Coque, y la aparición de Kase O, muy aclamado por el público, levantó al Wizink en el recitado del rap de la canción. Tras marcarse un rapeo extra y marca de la casa, abandonó el escenario para que la banda de Coque atacara las primeras notas de "América", demostrando que las canciones más orquestales del disco funcionan también en directo. El primer tramo, si dividimos el concierto en lo que para mí fueron tres partes bien diferentes, acabó de manera triunfal con "Extraterrestre", recién estrenado single que suena en directo tan brillante como en el disco. Otro de los temas que huele a clásico, y el favorito de mis jóvenes acompañantes.


Tras la ya icónica "Berlín", en el tramo central del concierto abundaron las canciones más introspectivas, brillantes como cualquier otra pero de más complicado encaje en el formato de gran superficie del Wizink. Se notó en el ambiente que canciones como "La carta" o "Todo el mundo arde", separadas por ese otro temazo que es "El último hombre en la Tierra", habrían tenido más impacto en el entorno más intimista de los teatros y salas del resto de la gira.


La atmósfera repuntó con un tema tan redondo como "Me dejó marchar", tras el que Coque presentó a Jaime Urrutia, segundo invitado especial de la noche, con el que cantó a dúo "La sangre de tu tristeza", que volvió a revolucionar a un público agradecido con ese tipo de sorpresas. Reconozco cierta decepción cuando, tras acabar la canción, Jaime abandonó el escenario, pues habría sido el momento de regalarnos ese temazo que es "Polvo cósmico", aprovechando su presencia para hacerla con el recitado del disco. En lugar de ese tema, le llegó el turno a "El gran viaje a ninguna parte", primera de un grupo de canciones de "acústica y taburete" que Coque despachó con soltura y oficio, incluyendo guiños al "Fire" de Bruce Springsteen en el comienzo de "El ángel caído", una brillante e intimista interpretación de "Una moneda" y el ya tradicional final a capella de "Hace tiempo".

El tercer tramo fue una traca final más eléctrica, que arrancó con el escenario a oscuras y un foco de luz blanca enfocando a un Coque muy seguro de sí mismo con la guitarra, atacando un solo de marcados matices blues rock, para enganchar después con el riff stoniano de "Quiero que estemos pegados". La siguiente sorpresa de la noche fue que la cosa no quedara ahí, sino que atacaran otros dos temas más de "Los Ronaldos". Con el público entregado tras la revisión nostálgica de "Guárdalo" y "Por las noches", Coque anunció que "La señal" iba a ser la despedida y cierre de esa gran noche. Que ésto hubiera sido cierto habría sido toda una revolución, pero afortunadamente no desobedeció los cánones establecidos, y tras hacerse de rogar durante unos minutos, regresó al escenario con la banda al completo para los bises finales, en los que comprobamos que "Un árbol", otra de las gemas de ¿Revolución?, suena también brillante en directo. Para este tema, contó con la colaboración en los coros de Fon Román, que había sido el telonero de la velada.

Para la siguiente canción, era inevitable llegar "Hasta el final", sin importar si eso estaba bien o mal, y dejar abiertas las ventanas para que entrara el último soplo de aire, en forma de una de esas canciones sin las que no podemos vivir. Con "No puedo vivir sin ti" se acabó lo que se daba, y se cumplieron los pronósticos que hicimos en el coche. Y con el "Revolution" de The Beatles sonando de fondo, la banda hizo las tradicionales reverencias de agradecimiento al público, fundidos en el abrazo que se merece el trabajo bien hecho.

domingo, 16 de febrero de 2020

Coque Malla - Termonuclear (Mes Coque Malla)


En el mes de Coque Malla me toca enfrentarme a uno de los discos que más valora el propio autor y que fue fruto de una ruptura que dejó noqueado al artista, es por eso, que nos vamos a encontrar a lo largo del álbum toda una serie de cuadros dolorosos y desoladores que tienen un puntito de esperanza y supervivencia, vamos todo lo que viene a ser una ruptura amorosa cuando uno de los dos protagonistas aun siente por su sangre el latido de ella o el.



Arranca el álbum con “Despierto” y con una solemnidad y trascendencia marcada por el violin con el que, solo su melodía, nos sumerge en un estado de expectación absoluta, lejos del rock que hasta ahora había desparramado anteriormente, una voz cansada y que no se cansa de alargar las palabras dejando entrever una languidez extrema, mientras un pequeño acorde de piano la acompaña repetidamente. Una canción para que te ronde la cabeza en esas noches que como el titulo estas Despierto y la melancolía te carcoma por dentro, un dolor que al final se acaba convirtiendo en esperanza, en deseo de seguir adelante y de que nada cambien. A continuación, toma el mando la canción que da título al álbum “Termonuclear” una canción en pasado, cuando podías gritar al cielo la felicidad, cuando te sentías gigante y dominabas todo lo que te propusieras, pero mientras la cautela está presente, y en la canción esta la fuerza de la unión, el poder derribar cualquier cosa, mientras mi mano agarre fuerte la tuya, y aunque esa mano un dia desaparecio, la certeza de que aun podemos con todo. De nuevo nos encontramos con un tono sombrio en la canción, lánguido y casi lastimoso que nos traslada a ese estado de desesperanza que mantiene viva la esperanza, es otro buen tema, quizá demasiado parecido al primero. Cierra la primera trilogía “Puede ser”, con un inicio más común ya que es la guitarra la encargada de sacar el dolor, el dolor que expresa con la letra Coque Malla, la incertidumbre hace presa de su persona y sin llegar a entender lo que esta sucediendo, sin querer da crédito, quiere darse una oportunidad a la esperanza. El lamento se ha intensificado mientras juega con la guitarra.



Se pone más intimista con “Una moneda”, una canción cercana al pop para el tema mas corto del disco, no son más que apenas dos minutos y medio, donde la voz juega con una guitarra, donde se da una pausa, tanto en la canción, como en el dolor, se ha vuelto más optimista en el tono de canción, no en la temática, donde sigue presente el destino y el portazo que le ha dado en forma de incertidumbre. Con “La carta” se nos transforma en juglar que va recitando su epopeya de desamor y dolor, con cierta teatralidad nos sumerge en su dolor y en su tono podemos descubrir como por primera vez en el álbum saca la rabia para expresar un sentimiento ante el que no puede resistirse, por primera vez toma riendas las acciones para desde la rabia para construir su nuevo yo, escupe a todo aquel que quiera escucharle. Con “El barco” se monta en una canción de reivindicación propia, algo muy importante en la vida, quererse a uno mismo tras un fracaso amoroso y ha llegado el momento, por primera vez en el disco de quererse uno mismo, y lo hace nuevamente desde la rabia, desde la incontrolable necesidad de cuidarse, por primera vez, es quizás uno de los mejores temas que mezcla la dureza de la voz con la parsimonia a partes iguales, desde la tranquilidad de por primera vez desde el ocaso, saber lo que tiene que hacer uno.

Con "Despierta" todo es melancolía, una canción de amor ensoñado, bucolica, cual musical de los años 60, nos traslada a un hipotetico lugar donde los sueños se han hecho realidad, una acompañamiento musical brillante, para uno de los mejores temas del disco. "Lo intenta" es casi una cancion juglar, festiva dentro del dolor, un cuento, una nana para adultos, una cancion infantil llena de realidad, es casi todo y nada de eso, porque el desamor esta de nuevo presente aunque no lo quiera inocular de forma que no duela. Finaliza el album con "Dejate llevar" con un comienzo que parece que nos va a meter en un tema totalmente pop, pronto la guitarra interrumpe el tema para hacerse con el mando, acompañado de la voz.

Termonuclear es un disco para disfrutar con el sentido del corazon, meterse de lleno en los sentimientos de lleno que nos trasmite sin un apice de descanso, mientras sentado en penumbra en el sillon, miras la foto de aquella que pudo ser, y que sabes que ya nunca sera.... bravo Coque!

miércoles, 12 de febrero de 2020

Coque Malla - Canta a Ruben Blades (Mes Coque Malla)


Coque Malla es un rockero, es un rebelde, le ha dicho adiós a papa e incluso nos ha llamado Idiota, parece estar mas cercano al punk antisistema que al angelito que podíamos ver en algunas de sus interpretaciones en el cine, pero a este hombre de corazón duro, de guitarra y batería, de alarido y sentencia, hubo un momento que le hizo click cierto tipo de imagen, cierto tipo de música que en ningún momento hubiéramos pensado que lo podíamos emparejar con él.



Nos encontramos en la segunda década del siglo XXI, Los Ronaldos hicieron su última aparición a finales de la década anterior y Coque Malla ha decidido labrarse una carrera en solitario, con algunos conceptos que dejo abandonados en el grupo de su vida, pero con nuevos sonidos e ideas que le bullían en la cabeza, ha publicado 3 discos en solitarios, de una calidad musical incuestionable, pero quizás, pero aparentemente no con el éxito de fama que había tenido con su grupo anteriormente, pero él sigue adelante, es feliz con lo que hace, nada le impide entregarse a nuevas sensaciones. Pero el tenía una sensación que le bullía por dentro desde hace muchos años, concretamente desde 1990 cuando pudo ver en concierto a Ruben Blades, desde entonces la admiración por el cantautor Panameño ha ido creciendo, ha seguido sus pasos, se ha machacado toda su discografía, pero el click salta en 2011, Blades se encontraba de gira por Madrid y no iba a perder la oportunidad de disfrutarlo y es allí donde se le ocurre que él tiene que hacer algo al menos que se parezca, y que tiene que darle las gracias de alguna manera, y empieza a buscar músicos que conozcan ese estilo y a embaucarlos en un proyecto que difícilmente tendrá una salida comercial pero si de satisfacción personal, artística y espiritual, no necesita más, los valientes, Pablo Navarro al contrabajo, Luis Guerra al piano, Juan Viera en la conga, Yuvisnei Aguilar con el timbal y Roberto Pacheco y Santiago Cañada con los metales. Y es así como se dedica durante el verano de 2012 a realizar una serie de actuaciones en el café Gijon de Madrid y para satisfacción propia realizan sus grabaciones, un sueño hecho realidad, un pasito mas que su corazón cumple.


Fue tres años después cuando decide publicar esas grabaciones, con el título de “Canta a Ruben Blades” una buena muestra de aquellos conciertos en los que recorrió la discografía del autor panameño, desde sus inicios, hasta sus éxitos más sonados. Escuchar el álbum es una delicia absoluta, empezando por “El cantante” de la que Andres Calamaro ya hizo su versión, es de admirar el tono tan sentimental que Coque le da en su versión, la reivindicativa “Camaleón”, nos embelesa con la historia tan divertida y picaresca de “Decisiones”, una especie de rap “GDBD” muy social, disfruta de los primeros ecos de la salsa intelectual con “Pablo Pueblo”, estremecerse con el homenaje a su país titulado “Patria”, esa maravilla titulada “Ligia Elena” una historia de amor que rompe con los prejuicios sociales que rondaban la época en la que fue escrita, para llegar al éxtasis al escuchar “Pedro Navaja” con ese toque tan Coque Malla que le da en la vocalización. Un disco para disfrutar de una faceta nueva del bueno de Coque Malla.

lunes, 10 de febrero de 2020

Coque Malla - Sueños (Mes Coque Malla)



Dentro del #MesCoqueMalla, en el que estamos haciendo reseñas de discos, documentales, películas y conciertos, faltaba una dedicatoria en el apartado de "Canciones que nos emocionan". Puestos a solucionar "faltas", cuando surgió la idea de dedicar un mes a un artista lo primero que pensamos fue que cada uno haría la reseña de uno de sus discos, pero en 7días7notas somos 4, por lo que un disco suyo quedaría sin reseñar.

El descartado fue "Sueños", segundo disco de Coque Malla en solitario, hoy en día una rareza descatalogada del que puedo presumir de tener un CD original en formato disco-libro. Y por aquello de matar dos pájaros de un tiro, hoy la canción que nos emociona nos da pie a hablar de aquel disco, una mirada introspectiva y de difícil primera escucha, basada en los sueños y pensamientos del artista madrileño, en retazos de subconsciente convertidos en canciones (las 9 del disco) o poemas (los que conforman el libro). La música que acompaña a las letras del disco es igualmente introspectiva, y según el productor Suso Sáiz, crearon un disco al que algún día le gustaría darle una revisión y un lavado de cara, porque esconde mucho más de lo que muestra.

"Sueños" es, en definitiva, un puñado de canciones al buen nivel compositivo habitual, pero que conforman un disco que, salvo en puntuales momentos más enérgicos o eléctricos (canciones como "Mi asesina" "El faro" o "El sombrero" son brillantes), no consigue escapar de la dificultad de su carácter onírico y taciturno. Y es así hasta que llega "El final", un tema de cierre que musicalmente es totalmente diferente al conjunto del disco. Si tengo que describir "El final" en el contexto de un disco enfocado en los sueños, diría que es el primer café de la mañana. La noche ha podido ser prolífica en ideas, sueños y pensamientos, y Coque los reflejó perfectamente en este particular disco, pero "El final" es el necesario subidón de la cafeína y de la reparadora ducha, el despertar enérgico al nuevo día.

Es también la esperanza del resurgir, de una salida de las sombras de la noche, y Coque hace ese tránsito en la letra de manera brillante. De los descorazonadores mensajes iniciales: "No he vivido nunca un duelo, pero he cruzado los espejos, y ya se que no hay nada que encontrar", a la contradicción entre la letra del estribillo: "Se parece mucho al final" y los esperanzadores coros que la acompañan en el último tramo: "¡Y ahora vamos a empezar!" Como si de una premonición se tratase, el nuevo comienzo y la luz al final del camino llegaron justo después en forma de resurgimiento comercial ("No puedo vivir sin tí") y con la entrega de un tercer disco sobresaliente ("La hora de los gigantes").

Tengo la sensación de que Coque no se ha prodigado demasiado en directo con esta canción. Quizá considere que, como ocurre con el café, no es bueno abusar de su repetida ingesta, pero yo personalmente echo de menos el sabor de una canción que es amarga y dulce a la vez. En el concierto final de la gira de "Mujeres" en el Circo Price, después de tocar ese disco al completo con todas las artistas que participaron en él, dedicó media hora final a tocar algunos temas escogidos de otros discos. Cuál sería mi sorpresa, cuando la banda atacó las notas de "El final", y aquel momento se convirtió en inolvidable, como si en una agradable conversación con buenos amigos, alguien apareciera con una inesperada y humeante taza de buen café.

domingo, 9 de febrero de 2020

Coque Malla: El último hombre en la tierra (Mes Coque Malla)

El último hombre en la tierra


Si vamos al diccionario y buscamos la definición de la palabra Prejuicio, éste nos dirá que es una "opinión preconcebida, generalmente negativa hacia algo o alguien. Si realizamos la misma operación para la palabra Preconcebida, el diccionario nos dirá que significa "que ha sido pensado o analizado de antemano". Cuando tenemos algún tipo de prejuicio, debemos haber analizado antes los motivos por los que lo tenemos. El problema surge cuando ese prejuicio lo tenemos sin haber analizado los motivos, es decir cuando lo hacemos a la ligera. Eso es lo que me ha pasado a mí, durante mucho tiempo, con Coque Malla. Hace años ya, y habiendo escuchado más bien poco material de su discografía, basándome en las canciones que conocía de Los Ronaldos, decidí que aquello no me gustaba y que no lo escucharía aunque Coque fuera el último hombre en la Tierra que se dedicara a hacer discos.

Vivía con esa idea (falsamente) preconcebida sobre Coque Malla hasta que, allá por noviembre de 2018, dentro de nuestra sección del Disco de la semana (tenemos la obligación inexorable de escuchar religiosamente todos los discos de esa sección), Nevermind propuso el disco La hora de los gigantes, publicado en 2009. He de decir que mi concepto erróneamente preconcebido sobre Coque empezó a hacer aguas con la escucha de este disco, y me gustó lo suficiente como para seguir escuchando material suyo. Y la oportunidad me ha llegado ahora, con motivo del mes dedicado a Coque Malla, ya que en el reparto me ha tocado escuchar y reseñar su disco El último hombre en la tierra, publicado en 2016.

Mi primera impresión, nada más escuchar el disco, no puede ser más positiva. Me encuentro ante un disco más íntimo y personal, con unos arreglos orquestales magníficos, donde la temática gira en torno al amor, aunque también hay espacio para abordar la crítica y la incitación a luchar y no rendirnos por el cambio hacia un mundo mejor. Un disco donde las letras son excelentes y cobran más protagonismo, aún si cabe, que en anteriores trabajos.

Abre el disco La señal, tema que ya nos da una clara idea de lo que nos vamos a encontrar, una maravillosa sección de vientos y cuerdas, donde Coque nos habla del sentimiento de haber perdido un amor, de haber cometido errores que no debería haber cometido, y entonces ella no se habría ido. Le sigue Santo Santo, tema donde deja la temática del amor para hacer una plegaria en toda regla, a quien corresponda, para que haga un cambio en este mundo que se va al garete, en definitiva una oda a la lucha y a no rendirse. En Lo hago por tí Coque se marca quizás el tema más comercial del disco, donde recupera unos riffs y un sonido más popero y donde nos vuelve a sumergir en la temática del amor. El último hombre en la tierra es para mí una de las joyas del disco, en la que destacan sobremanera y de una forma exquisita esos arreglos orquestales tan bien preparados por su hermano Miguel Malla, y donde Coque nos sumerge con sus letras en un ambiente de romanticismo y nostalgia por lo bello que es amar. Cachorro de león, un tema que es imposible que no te sobrecoja, es la historia de una mujer que es capaz de sobrevivir a todo tipo de circunstancias adversas y oscuras, a relaciones con hombres que no la convenían, y que al final sale adelante y encuentra la felicidad y la estabilidad en pareja. Es sencillamente magnífica: "Ella por fín maduró, dejó las drogas y el alcohol y ahora es artista..." "No más desilusiones......sólo calma y claridad...".
En Escúchame, tema apoyado en una sección de metales que recuerda a las canciones de estilo Big Band, Coque le dice a un amor o amig@ que deje de mirarse su propio ombligo, todo un toque de atención a esa persona que está perdiendo el rumbo. En Me dejó marchar vuelven los magníficos arreglos orquestales, combinados con una letra compleja que podría referirse tanto a un amor perdido como a un episodio onírico con la propia muerte, que finalmente le dejó marchar.  
Todo el mundo arde, un blues en toda regla con una letra que de nuevo parece basada en un extraño sueño, y es que según Coque este tema es uno de los más complejos que ha escrito. Y se nota. ¿Un alegato a no rendirse cuando todo va mal? Quizás.
Pétalos, sonrisas y desastres, otra canción de amor con una letra buenísima, y no me cansaré de repetir y remarcar los arreglos orquestales tan buenos del tema y del disco, lo merecen. Casi llegamos al final con El cambio interior, tema donde Coque critica sin tapujos a todos aquellos que llaman al cambio y la revolución de cara a la galería y luego no son capaces de salir de la triste rutina y el ensimismamiento con la "caja tonta". Y llegamos al cierre del disco con Duerme, una hermosa nana para poner el broche de oro a un disco redondo, íntimo, personal y, simplemente, magnífico.

domingo, 2 de febrero de 2020

Coque Malla - Revolución (Mes Coque Malla)



¿Todavía crees en la revolución? ¿Todavía sueñas con cambiar las cosas?

Así empieza ¿Revolución?, el sexto disco de estudio de Coque Malla (si consideramos "Mujeres" un recopilatorio y no contamos rarezas interesantes como "Transformer" o el disco de canciones de Rubén Blades). O no exactamente, porque el disco y el tema que le da título arrancan realmente con una breve introducción basada en tambores militares y sonidos que parecen sacados de un viejo reloj y una caja de música.

La primera vez que escuché esos tambores, los relacioné inconscientemente con una escena de un programa infantil de televisión que, no sabría explicar por qué, se me quedó para siempre grabada en mi cabeza. La escena era un desfile de un batallón de soldados napoleónicos por las calles de un decorado que se suponía era París. Todos los soldados desfilaban coordinados y al unísono salvo uno, que se incorporaba tarde a la marcha en la última fila, intentando abotonarse a toda prisa la casaca. Aquel soldado parecía sobrepasado por las circunstancias, y no se le auguraba un gran futuro como militar, pero una bella dama en la hilera de espectadores de uno de los lados de la calle le dedicaba una cálida sonrisa a aquel soldado que se salía de la monotonía del conjunto.



Ya que hablamos de los tambores de la ¿Revolución?, ese abrumado soldado bien podría ser el Coque Malla que acababa de separarse de Los Ronaldos, intentando encontrar su sitio y no perder la marcha de su carrera como músico, durante los difíciles finales de los 90. Momentos de dudas y sinsabores, de patearse pequeños locales y tocar ante reducidas audiencias con el único acompañamiento de su fiel guitarrista, pero con la firme determinación y el talento de un compositor diferente e inquieto. Era cuestión de tiempo que la bella dama de la crítica musical pusiera sus ojos en él y le dedicara su exclusiva sonrisa. Él nunca dejó de creer que era posible cambiar las cosas, y las fue cambiando y mejorando disco a disco, hasta llegar hasta este ¿Revolución? que, tras los tambores, arranca con un teclado desnudo y la voz de Coque, para ir creciendo en intensidad hasta rozar la épica con el respaldo de la Orquesta Sinfónica de Bratislava.


"Todo lo que fuimos desapareció, sólo queda una canción... Sólo queda música". Dicen que hay dos fechas importantes en la vida. La primera es la del día en que nacemos, y la segunda la del día en el que descubrimos para qué hemos nacido. Si como en el caso de Coque, estás predestinado para dedicarte a la música, no debe ser tan grave que sólo quede música. Todo lo contrario, quizá sea esa la razón por la que este tema es uno de los más alegres y vitalistas de sus últimos discos. De corte más electrónico y desprovisto de los arreglos orquestales del anterior tema, pero con una frescura y energía que hacen imposible escucharla sentado. Si ¿Revolución? era una mirada al pasado, Sólo queda música es una apuesta optimista por el presente y el futuro.

El kaleidoscopio de sonidos y estilos que salen del baúl revolucionario de Coque no ha hecho más que comenzar, y en un nuevo y brillante bandazo nos traslada con "Un lazo rojo, un agujero" a la pista de baile y bola de cristal en el techo, vistiendo a un típico hit marca de la casa con un traje sonoro heredero de la Motown y del sonido Philadephia de los 70. Nada sobra en el exquisito tratamiento del conjunto, guinda incluida en forma de rap intermedio en colaboración con Kase O, en la que es la primera de las colaboraciones del disco.


Versatilidad y chispa ya demostradas en estos dos últimos temas, toca de nuevo abrumarnos con la segunda pieza sinfónica del álbum, América, en la que la aparentemente sencilla letra esconde el desencanto del momento en que descubrimos la cruda realidad detrás de los idealizados sueños. Imposible no cerrar los ojos e imaginar escenas de West Side Story, de grandes barcos de emigrantes llegando a Nueva York, y de personas sintiéndose insignificantes ante la primera visión de la gigantesca ciudad de metal. Todo ello contado al ritmo de una gran epopeya musical, con la grandiosa orquesta regalándonos otro momento excelso.


Extraterrestre vuelve a la senda directa y accesible de "Sólo queda música", pero con "buen humor, swing e ironía". Cuenta Arancha Moreno en el libro sobre Coque "Sueños, Gigantes y Astronautas" que "Este es el momento" fue la segunda canción que presentó para la película "Campeones", y que la primera (cuyo título no se menciona en el libro) se la guardó para este disco cuando fue descartada. Podría equivocarme pero, si tengo que apostar, diría que esa canción era "Extraterrestre". Si estoy en lo cierto, aquella negativa le ha permitido al disco subir varios enteros con el aporte extra de una canción brillante, con un ritmo pegadizo y un tramo final de inquietante mensaje coral aderezado con breves ramalazos industriales que recuerdan al peculiar sonido del disco "Earthling" de David Bowie.


En 7días7notas nos gusta pensar "en vinilo", por lo que me referiré a la siguiente canción como la primera de la "Cara B". "Un Ángel Caído" arranca con un pegadizo teclado marcando el ritmo, y la batería y el bajo acompañando. Arreglos de cuerda para acompañar la relajada voz de Coque, un tema tranquilo pero muy equilibrado.


Mantras En La Oscuridad’ comparte ese aire de canción para bailar tranquilo, con una copa de vino en la mano para brindar "por la libertad", con un estribillo tan calmado como irresistible. Al contrario que en la anterior, aquí el ritmo lo consigue con el sonido de las guitarras de fondo el sonido de guitarras y los metales sustituyen a las cuerdas en el acompañamiento. Dos maneras diferentes de alcanzar el mismo resultado brillante. El sonido de guitarras de "El Árbol" recuerda al de temas anteriores como "Lo hago por ti" de "El último hombre en la Tierra" pero dónde aquella se quedaba ésta continúa y crece con los brillantes juegos de los coros respondiendo a la voz principal: "Seré como un árbol, resistiré cien años"... "El águila que vuela será tu compañera". Tras este anticipo, y uno de los pocos espacios que en el disco se dejan a un solo de guitarra, los coros toman el control de la canción para elevarla a lo más alto.


A estas alturas ya podría despedirse de cualquier manera, y no evitaría que nos rindiéramos ante la evidencia de estar ante un disco enorme, pero todo artista tiene que guardar para el último momento el truco final, el espectacular cierre que haga que la gente se vaya a casa con el sabor de boca de haber visto o escuchado algo realmente mágico. Eso es en este disco "Polvo Cósmico", apoteósica despedida bañada de brillantes arreglos orquestales y armonías de metales. El propio Coque dice "Adiós" como si ésta fuera realmente una despedida, para dar paso al recitado de Jaime Urrutia, colaboración de grandes quilates para terminar de dar empaque a una de las joyas del disco. Los versos de Laura Gómez Palma suenan incandescentes en la grave voz de Urrutia en esta segunda colaboración del disco.


Y tras el adiós, dice el manual de los buenos artistas del circo que hay que salir a saludar y guardarse un buen bis, antes de iniciar realmente "El Gran Viaje A Ninguna Parte". Guinda o broche, este medio tiempo tiene un sonido más cercano a "Sueños" o a "La hora de los gigantes" pero no desentona con el conjunto y deja un buen sabor de boca en la auténtica despedida del disco, con los coros actuando de nuevo como gospelianos cómplices que responden, cuál conciencia, a la voz cantante.
¿Cómplices de una Revolución? Depende de si "crees todavía en la revolución" y de si "sueñas todavía con cambiar las cosas..."




sábado, 1 de febrero de 2020

Coque Malla - Mujeres (Mes Coque Malla)

En 7dias7notas hemos tomado la decisión de hacer un poco mas monográfico el blog, para lograr ese objetivo dedicaremos varios artículos durante un mes a un artista, desde reseñas de sus discos, curiosidades, canciones que nos emocionan, otros trabajos artísticos o su implicación en el mundo del cine al ser arte muy asociados. Este mes de Febrero el protagonista sera Coque Malla.

Con este primer articulo, damos la bienvenida al grupo de críticos de cine pertenecientes a Habladecine que desde 2012 nos ilustran sobre el mundo del séptimo arte desde el blog www.habladecine.com y a los que escuchamos desde mayo de 2017 a través de Radio Marca Zaragoza o en Ivoox con su programa semanal sobre los estrenos de cine y sus recuerdos a películas clásicas. En esta ocasión contamos con la colaboración de Jose Miguel Merino @jmerino11 que nos ha dejado un texto sobre el documental "Mujeres", dirigido por Coque Malla y estrenado en Enero de 2019. A fecha de hoy podemos disfrutarlo a través de la plataforma de Prime Video de Amazon.




Hace más de 6 años que Coque Malla, el ex-integrante y líder de la banda de pop-rock de gran éxito de finales de los 80 y 90 en España, «Los Ronaldos», decidió hacer un disco acompañado por 10 mujeres que de un modo u otro significaban algo en la vida de Coque Malla, como él dice en la película, al menos de los últimos 15 años. Aparecen desde su madre, la actriz Amparo Valle, que lamentable no podrá ver acabado este documental ya que falleció en 2016, a otras de gran nivel artístico como Leonor Watling, Rebeca Jiménez, Angela Molina, Anni B Sweet, Jeanette….

El documental sigue un esquema en el que se sigue a Coque Malla durante unas semanas en las que va pasando entre ensayos con cada una de las mujeres del disco, con las que siempre mantiene unos interesantes diálogos sobre su pasado, su presente y su futuro con las mujeres, desde todos los puntos de vista, el amor, el dolor, las novias, su mujer, el sexo, la naturaleza de las relaciones entre hombres y mujeres, y con una protagonista muy especial, su hija Cayena, que nació en Octubre de 2012, y que seguro como dice él en algunas de sus conversaciones con el productor Antonio Dyaz durante el recorrido del documental, no le cambió la vida de golpe, si no poco a poco.



Durante los 85-90 minutos del documental, Coque, Antonio y las mujeres que aparecen ensayando van planteando preguntas, e intentando contestarlas, como: ¿Qué queremos el uno del otro en una relación?, ¿Hablamos idiomas distintos?, ¿Cómo cambia la vida del hombre cuando empieza a relacionarse con la mujer, y con la hija?, ¿Cómo sabes que una mujer es la definitiva?…ó una pregunta ¿Qué será de nosotros cuando las chicas dejen de bailar? parte de una canción que forma parte del álbum debut en solitario de 1999 de Coque Malla, «Soy un astronauta más».

El hilo que va uniendo todas estas canciones, ensayos y conversaciones es el día a día de Coque Malla, en el que nos muestra varias facetas de su vida, como los ensayos y preparación para un concierto, momentos posteriores a una gala con unos fans, o otros más rutinarios como ir a hacer la compra, a comer con un amigo, a dar de comer a Cayena, o hacer la comida con su mujer Macarena, lo que hace del documental algo más que un reportaje sobre su disco.

Si tengo que quedarme con dos momentos en la película son sin dudar con las 2 canciones que más me gustan de las 11 que componen el disco, y que además están interpretadas por dos voces de lujo; la primera sería el «No puedo vivir sin ti», en una maravillosa versión con la cantautora Anni B. Sweet.


Pero si hay una que sobresale es «Berlín», canción escrita por Coque Malla en 2009, para su disco «La hora de los gigantes» y que encuentra un dueto hipnotizador con Leonor Watling. La conversación con Leonor es de las más interesantes, y durante la misma llegan a comparar la vida de Coque con la de Marcello Mastroiani en la obra maestra de Fellini, 8 y medio, al hacer este repaso de su vida a través de las mujeres que le marcaron, tanto las que tuvo como las que no pudo tener.

El documental está dirigido bien por Gonzalo Visedo, y producido por Antonio Dyaz y Corleone Films, y debió tener muchas dificultades para ser lanzado, ya que ya se anunciaba en 2013 junto con el lanzamiento del disco, pero ha tardado casi 6 años en ser distribuida, en este caso por la distribuidora Con un Pack.




LO MEJOR: Lo fácil que se ve y «Berlín».

LO PEOR: Que si no te gusta su música, seguro que te parece un rollo, pero hay que darle una oportunidad.

martes, 27 de noviembre de 2018

El disco de la semana 103: Coque Malla - La hora de los gigantes






Para el disco de esta semana me toca recomendar a un artista madrileño al que el destino me hizo descubrir hace 30 años. Quizá a estas alturas debería estar cansado de sus manos, de su pelo, de sus rarezas, pero quiero más, yo quiero más. Y así espero cada nueva publicación suya con la esperanza de que vuelva a sorprenderme como en muchas ocasiones lo ha hecho.

Mi primer contacto con su música fue “fortuito”, tendría unos 14 años cuando yendo en el Landrover de mi padre se quedó averiado en mitad de uno de aquellos “scalextric” que tenía Madrid y que posteriormente eliminaron para bien del medio ambiente y la fisonomía de la ciudad.

La grúa nos trasladó al taller más cercano y en el taller había una pequeña tele en blanco y negro en la que un grupo de adolescentes actuaba. El cantante no tendría más de 18, pero se manejaba por el escenario con la soltura de un músico experimentado. No recuerdo la canción que estaban tocando, pero esa imagen se me quedó grabada en el subconsciente.

Y así fue como descubrí a Coque Malla en Los Ronaldos. A partir de ahí fui descubriendo los discos de Los Ronaldos y sus conciertos, hasta su disco de despedida en directo “Quiero que estemos cerca” (entonces no sabíamos que habría “bola extra”)

Allá por el 1998 le había perdido un poco la pista, el grupo se había disuelto y durante un tiempo no hubo noticias. Luego descubrí que esa ausencia se debía a que había hecho un viaje muy lejos, más allá de la Cuenca mítica de “Todo es Mentira”, quizá hasta la Luna, porque regresó reivindicando que era “un astronauta más” que viajaba sin nave.

Puede que fuera verdad que viajara sin nave, pero eso no le impidió volver con un puñado de grandes canciones que me acompañaron en el año en que acabé la Universidad. Canciones más maduras, más alejadas de la línea seguida con su grupo. De alguna manera lo viví como un paralelismo entre lo que para mí era el paso de la Universidad al mundo laboral y el salto de madurez que él daba en su primer disco en solitario.

A ese debut le siguió un disco más difícil e introspectivo, influenciado por los sueños y a medio camino entre la poesía y el disco de autor, con letras más crípticas y un tono más apagado e intimista. De nuevo grandes canciones y el momento más brillante llega al final, o mejor dicho en el momento que se parecía mucho al final, con un rayo de esperanza en los coros que cantaban “Y ahora vamos a empezar…”

Y ahí es dónde empezamos, porque después de aquello sacó el disco de esta semana y que fue el comienzo de una serie de discos a cada cual mejor, a cada cual más maduro tanto en las letras como en la instrumentación. El astronauta que soñaba con espejos, vestidos y puñales mostró sus mejores cartas en “La hora de los gigantes”.

LA HORA DE LOS GIGANTES



El disco arranca con “Hasta el final”, comienzo de corte más acústico con rastros del mejor Dylan en el estribillo y reivindicando su salida de ese pozo de negatividad que se intuía en su anterior disco. “Y ahora enciendo un cigarrillo y aspiro hasta el final, no me importa si está bien, no me importa si está mal”. Declaración de intenciones y temazo para empezar.

“She’s my baby” es tan Rolling Stones como los temas clásicos de su “Saca la lengua” con Los Ronaldos. Single rotundo de rock and roll sobre una chica de armas tomar, que “ha nacido ardiendo pero no se quemará”. Otro tema con influencias muy visibles, en este caso Mick y Keith están claramente presentes.

“Abróchate” arranca con un pegadizo teclado, el ritmo de guitarra de nuevo rememora a los Stones más abrasivos, pero la letra es lo más cercano a la socarronería Ronaldiana que podemos encontrar en este disco de canciones gigantes.

Rebajamos el ritmo, que no la calidad, con un tema más pausado en “Quiero volverte a ver”, con estribillo redondo para emocionarse en directo, una de las mejores canciones del disco, y decir eso no es poco hablando de un disco que prácticamente no tiene fisuras. Aquí aparecen los revestimientos orquestales que tanto exploraría en discos posteriores, como el reciente y brillante “último hombre en la tierra”.

La sigue “Berlín”, que retoma la vena más minimalista y acústica con la que se abrió el disco, y además esta canción tiene en eso sus principales armas. Una de esas canciones tocadas por la varita mágica de la genialidad. Esas canciones que sabes que tienen algo, no sabes bien qué, pero brillan en dorado y se te cuelan en el corazón y en la cabeza

“Cada vez es mejor” tiene la misma línea positiva y rock del disco, de nuevo el estribillo es muy inspirado y pegadizo, y el ambiente que le dan las guitarras y teclados la elevan más alto. Estamos ante el disco más rockero de su trayectoria en solitario y eso se nota en cada tema.

“Me olvido de ti”. Parece más sencilla por su repetitivo esquema, pero al mismo tiempo es una de las más inspiradas y pegadizas. El estribillo y la guitarra te llevan al mejor rock setentero estadounidense. Un personaje cansado de una relación que desgasta, decidido a pasar página a ritmo de rock and roll. Un temazo.

“Hace tiempo” marca el primer cambio radical de estilo en el disco, con su toque a ranchera y su espíritu bohemio y taciturno. Si en la anterior quería marcharse y si hubiera alguna relación entre la temática de las dos canciones, entonces dejarla no fue finalmente una buena idea porque la echa de menos. La imagen visual que transmite es muy potente, cuando canta en clave de ranchera mexicana que, “ya se apagan las farolas, ya hace tiempo que quisiera estar contigo”. Canción importante de su cancionero porque recurre a ella muy habitualmente en sus conciertos.

Le sigue “Los hombres grises tienen traje nuevo”, en un nuevo y curioso giro. Estos hombres grises todavía no han llegado a la ciudad”, parece una referencia literaria a MOMO, y de nuevo una canción que rompe el estilo rockero del disco para adentrarse en un toque más indie, al que contribuye la voz femenina que pone el contrapunto a la voz de Coque en la canción.

“Cuidate” es prima hermana de “Me olvido de ti” en la temática, pero en lo musical es otro gran hallazgo por la cuidada instrumentación, con mucho swing y un toque cabaretero y casi de Big Band. Auténtica joya entre los grandes temas del disco. Tiene el aderezo de una batería que recuerda mucho al “Lust for Life” de Iggy Pop en las transiciones del tema, no sé si es casualidad o una de sus influencias.

Y este gran despliegue musical cierra de manera épica con la canción que le da título, llega “la hora de los gigantes”. Vuelta a lo acústico para dar el broche final. Cuando la canción y el disco se están ya despidiendo, todavía queda tiempo para una coda final inesperada, una vuelta de tuerca a la canción, que retoma el tema de atreverse y rebelarse con el que empezó el disco: “No pidas permiso, agárralo, sal a la calle y cógelo, es tuyo…”

La edición especial incluye una canción mítica de la última etapa "No puedo vivir sin ti". La versión con banda surgió en un amago de vuelta con Los Ronaldos en forma de EP, mientras la versión acústica brilla incandescente desde la sencillez de su propuesta, tan solo Coque con su voz y su guitarra acústica. Buena manera de dar hueco a un tema grande que necesitaba su espacio en un disco, y que mejor sitio que aquí entre el resto de gigantes. 

Termino con un párrafo que “Se parece mucho al final” de esta reseña, pero de nuevo “ahora vamos a empezar”. No pedí permiso y agarré las entradas en cuanto salieron, así que 7dias7notas estará presente el 6 de Diciembre en Madrid en la despedida de una gira que seguro será “Irrepetible” como su nombre.

Gracias Coque por la música. Y si "últimamente solo ves tres paredes y un cristal, si quieres salir del agujero y salir a respirar" aquí encontrarás historias de música, reseñas de discos, lugares míticos del rock que visitar y hasta un Tiburón Amarillo que anda por ahí perdido sin rumbo fijo.
Aquel viejo Landrover ya no llegó muy lejos, pero quizá nuestro mensaje si que llegue hasta “el último hombre en la tierra”.