Coque Malla es un rockero, es un rebelde, le ha dicho adiós a
papa e incluso nos ha llamado Idiota, parece estar mas cercano al punk
antisistema que al angelito que podíamos ver en algunas de sus interpretaciones
en el cine, pero a este hombre de corazón duro, de guitarra y batería, de
alarido y sentencia, hubo un momento que le hizo click cierto tipo de imagen,
cierto tipo de música que en ningún momento hubiéramos pensado que lo podíamos emparejar
con él.
Nos encontramos en la segunda década del siglo XXI, Los
Ronaldos hicieron su última aparición a finales de la década anterior y Coque
Malla ha decidido labrarse una carrera en solitario, con algunos conceptos que dejo
abandonados en el grupo de su vida, pero con nuevos sonidos e ideas que le bullían
en la cabeza, ha publicado 3 discos en solitarios, de una calidad musical
incuestionable, pero quizás, pero aparentemente no con el éxito de fama que había
tenido con su grupo anteriormente, pero él sigue adelante, es feliz con lo que
hace, nada le impide entregarse a nuevas sensaciones. Pero el tenía una sensación
que le bullía por dentro desde hace muchos años, concretamente desde 1990
cuando pudo ver en concierto a Ruben Blades, desde entonces la admiración por
el cantautor Panameño ha ido creciendo, ha seguido sus pasos, se ha machacado
toda su discografía, pero el click salta en 2011, Blades se encontraba de gira
por Madrid y no iba a perder la oportunidad de disfrutarlo y es allí donde se
le ocurre que él tiene que hacer algo al menos que se parezca, y que tiene que
darle las gracias de alguna manera, y empieza a buscar músicos que conozcan ese
estilo y a embaucarlos en un proyecto que difícilmente tendrá una salida
comercial pero si de satisfacción personal, artística y espiritual, no necesita
más, los valientes, Pablo Navarro al contrabajo, Luis Guerra al piano, Juan
Viera en la conga, Yuvisnei Aguilar con el timbal y Roberto Pacheco y Santiago
Cañada con los metales. Y es así como se dedica durante el verano de 2012 a
realizar una serie de actuaciones en el café Gijon de Madrid y para satisfacción
propia realizan sus grabaciones, un sueño hecho realidad, un pasito mas que su corazón
cumple.
Fue tres años después cuando decide publicar esas
grabaciones, con el título de “Canta a Ruben Blades” una buena muestra de
aquellos conciertos en los que recorrió la discografía del autor panameño,
desde sus inicios, hasta sus éxitos más sonados. Escuchar el álbum es una
delicia absoluta, empezando por “El cantante” de la que Andres Calamaro ya hizo
su versión, es de admirar el tono tan sentimental que Coque le da en su versión,
la reivindicativa “Camaleón”, nos embelesa con la historia tan divertida y picaresca
de “Decisiones”, una especie de rap “GDBD” muy social, disfruta de los primeros
ecos de la salsa intelectual con “Pablo Pueblo”, estremecerse con el homenaje a
su país titulado “Patria”, esa maravilla titulada “Ligia Elena” una historia de
amor que rompe con los prejuicios sociales que rondaban la época en la que fue
escrita, para llegar al éxtasis al escuchar “Pedro Navaja” con ese toque tan
Coque Malla que le da en la vocalización. Un disco para disfrutar de una faceta nueva del bueno de Coque Malla.
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