domingo, 13 de marzo de 2022

El cantante - Andres Calamaro (Mes Andrés Calamaro)

 




Andrés Calamaro, después de su derroche primero con Honestidad brutal (1999), lanzado a la categoría de mito de la música en español, y con razón, y un año después con la publicación de El Salmon (2000) compuesto por 103 canciones, estuvo un largo tiempo sin sacar nada al mercado, el caso que Calamaro había pasado unos tormentosos años, de excesos y grabaciones y El salmón fue su punto culminante…y desapareció del primer plano,  fue en 2004 cuando estrena un disco, en el que canta a los clásicos exceptuando tres canciones de factura propia. “El cantante”, el disco no contenía apenas canciones propias, sino que era una suerte de disco de versiones de grandes clásicos latinoamericanos que iban del Tango a la Salsa, pasando por el Folklore es decir, Calamaro se salía con un disco nada calamarista para sus parámetros pero que iba a marcar buena parte de su rumbo en los próximos años, nos sirve un trabajo para escuchar tranquilamente, en el que cada detalle ha sido cuidado, editado en el tradicional formato de 12 canciones, podría decirse que Calamaro, por fin, se rindió a la industria, aunque escuchando se llega a la conclusión de que lejos de seguir las tendencias rumberas de los antes rockeros nacionales, el compositor argentino apuesta por un trabajo diferente. No será del gusto de todos, pues es una apuesta arriesgada, con canciones tan viejas como imperecederas, pero marca la diferencia en el panorama musical.

Comienza el álbum con “Malena” de Lucio Demare, este clásico tango clásico de Lucio Demare y Homero Manzi que Andres Calamaro canta con una pasión inusitada acompañado de la excelsa guitarra de Niño Josele, que consigue llevarla a un nivel superior. La segunda parada es el súper clásico de Gardel, “Volver”, gran versión, macarra en algún momento y a la que dota de una personalidad brutal, con la misma base de la guitarra de Josele y la voz de Calamaro aunque aquí se incorporan más instrumentación. Llega uno de los platos más exquisitos del álbum, la versión de “La distancia” de Roberto Carlos que hizo, adopta un tono todavía más nostálgico, destacando los coros y la incorporación de la trompeta de Jerry González que le da una nueva cadencia a la canción. La primera canción de cosecha propia que encontramos es “Estadio Azteca”, construida a partir de una misteriosa letra del escritor argentino Marcelo Scornik, parece hablar de fútbol y miseria, del sentimiento del hincha en los países más desfavorecidos de América Latina, donde el aficionado vuelca en su equipo toda su ilusión: “Agarrándome / dándole mi vida / a ese para-avalanchas”. Es una extraordinaria canción que se convirtió en un éxito inmediato en parte porque fue el primer single del disco y una letra brillante de la que el coautor fue Marcelo Scorni. El Tango retorna con “Sus ojos se cerraron”, también de Gardel y Lepera, con una interpretación intensa que va creciendo por momentos y en la adopta un tono personal. Cierra la primera parte del álbum “Algo contigo” de Chico Novarro. otro clásico que también le sale redondo, de nuevo interpretado con un gran sentimiento.


 

También de diez es “El arriero” de Atahualpa Yupanqui, un clásico el Folklore argentino con un tono de la canción brutal. Con Gringui Herrera compone “La libertad”, uno de los tres temas propios, con otra letra muy celebrada, aunque a mí es una canción que me deja un tanto frío, no llega al pelotazo de Estadio azteca pero es otra canción que del disco a la que el público le tiene una gran estima. Volvemos a los clásicos, para sumergirnos en “Alfonsina y el mar” el clásico argentino de Ariel Ramírez y Félix Luna que popularizó Mercedes Sosa, con Niño Josele destacado, incluyendo un fragmento de «Zamba de mi esperanza» de Luis Profili (Morales), que se convierte en uno de los momentos más brillantes del disco. “Las oportunidades” es la única canción que compone en solitario Calamaro y nos enlaza con Honestidad brutal, tanto en su música como en la letra, una rumba nostálgica con una melodía llena de gancho y una letra que contiene versos certeros: “La culpa es un invento muy poco generoso / y el tiempo, tremendo invento sabandija / será que será suficiente con que uno elija / porque si no la buena fortuna pasa de largo”. Es una canción que mira hacia atrás y parece plantear una recapitulación de lo vivido, sin olvidar el tono rumbero de la canción, quizás sea la más floja de las nuevas canciones del álbum. “Voy a perder la cabeza por tu amor”, escrita por Manuel Alejandro y Ana Magdalena y popularizada por José Luis Rodríguez «El Puma» y que también interpretó Julio Iglesias, comienza con la trompeta de Jerry González y luego Calamaro la dota de una intensidad que no tiene la versión de Rodríguez. El cierre del álbum lo protagoniza la canción que da título al disco “El cantante”, de Rubén Blades que interpretó Héctor Lavore, un tema autorreferencial, en el que Calamaro sigue ajustando cuentas, y realiza una gran versión.

 

“El cantante”, es un trabajo para escuchar tranquilamente, en el que cada detalle ha sido cuidado. Editado en el tradicional formato de 12 canciones, podría decirse que Calamaro, por fin, se rindió a la industria, aunque escuchando se llega a la conclusión de que lejos de seguir las tendencias rumberas de los antes rockeros nacionales, el compositor argentino apuesta por un trabajo diferente. No será del gusto de todos, pues es una apuesta arriesgada, con canciones tan viejas como imperecederas, pero marca la diferencia en el panorama musical.

 

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