sábado, 26 de marzo de 2022

0450.- Luckie - Laura Nyro

 


Cantante nacida en el Bronx, por lo tanto, creció en la caldera multirracial de la Gran manzana de los postreros 50 y tempranos 60, y fue una de las primeras en dar cumplida respuesta a una gran cuestión, apenas esbozada antes. ¿Cómo te enfrentas a la vida si eres una mujer cabal en una sociedad tan pujante e innovadora como era entonces la neoyorquina? Pues salvaguardando tu sensibilidad. Laura Nyro recibió su educación musical en las calles del Bronx, donde salía de noche y se unía a los diversos grupos de doo-wop o grupos de chicas que animaban las calles, fue una de las primeras músicas que desafió el mito de la autenticidad, mientras escuchaban su voz, la mayoría de la gente creía que era negra, pero no, Laura era blanca, aunque deseaba ser negra, eso estaba fuera de discusión, y expresó su frustración con fuertes golpes de piano, y una voz poderosa e impredecible siempre fluctuó entre la ternura y la violencia. Aún confiando en el piano como su principal herramienta interpretativa, Laura incorporó cambios de ritmo, escalas modales, timbres inéditos y amplió la estructura convencional de la canción con desarrollos internos, haciendo con la balada algo similar a lo que The Incredible String Band estaba haciendo con la canción folk rock. Lanzó su primer disco en 1966 a la muy tierna edad de 19 años y se retiró a los 24 por falta de respuesta. ¿Todo puede suceder tan rápido? Bueno, parece que sí, sobre todo si lo que te importa es expresar tu interno carrusel emocional y te traen ‘al pairo’ otras consideraciones comerciales que no sean las puramente artísticas. Mientras tanto, artistas de lo más diverso hacían millones versionando sus composiciones. Su cancionero se convirtió en uno de los más cotizados de la época, tanto que su manager vendió los derechos comerciales a sus espaldas, ante la falta de éxito personal de su protegida.

 

Quizás lo más representativo de su música lo encontramos en su segundo álbum, Eli And The Thirteen Confession. Y nos vamos a detener en Lucky que comienza como una balada habitual de Nyro: ricamente texturizada y estilizada, pero impregnando la rabia y la pasión a través de los poros. Con una duración de dos minutos, la canción procede a subvertir todas las leyes de la apetecible teoría de la canción de Carole King. El ritmo se acelera, incorporando una acentuación sincopada, Laura se agita y “La confesión” termina con un bello motivo circular al piano. Pero curiosamente, la canción nunca parece estar en proceso de una transfiguración radical. Solo con su voz crea gran parte del atractivo de la canción, a veces triste, quejumbrosa, a veces alegre y chirriante, pero en todo momento infinitamente humana.  Si bien está un poco lejos de lo que estamos acostumbrados, es sin duda alguna, una balada exquisita.

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