Nuestro siguiente protagonista en la serie de artículos sobre Grandes Éxitos y Tropiezos es el grupo Arctic Monkeys, formado por unos chavales de Sheffield que nos devolvieron la esperanza en el rock alternativo justo después de que el globo de sus admirados The Strokes se nos acabara pinchando un poco. A lo largo de su carrera, los Arctic Monkeys han sufrido una evolución bastante drástica, y son el perfecto ejemplo de por qué esta sección es necesaria. Aquellos que busquen en los últimos discos la fiereza de las guitarras de sus primeras obras se llevarán una sorpresa que podría no resultarles agradable, y lo mismo ocurriría si alguien, enamorado de la sofisticación y los guiños crooner de los últimos discos, buscara esas señas de identidad en sus primeras entregas ¿Quieres comprar un disco de Arctic Monkeys? Esta es nuestra propuesta para que vayas sobre seguro.
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Si te queda pasta, llévate también:
Favourite worst nightmare (2007), la continuación del excelso disco de debut, refleja las dudas y los miedos al difícil segundo álbum, y como el grupo se debatía entre el continuismo de las canciones de la primera parte (Brianstorm, Teddy Picker, D is for Dangerous, Balaclava y la que para mí es su mejor canción, Fluorescent adolescent) y los primeros signos de evolución y cambio en la segunda parte del disco, que sin embargo y salvo excepciones (Do me a favour y, sobre todo, 505) dan sensación de pérdida de fuelle en un disco que en su primera mitad mantiene el nivel de su predecesor. Las cinco primeras son las favoritas de mis hijos, y suenan siempre en bucle en los viajes en coche. Las otras dos son las favoritas de mi mujer en ese disco, y tienen por tanto también un hueco en cada viaje.Vuelve a dejarlo en el expositor:
Tranquility Base Hotel & Casino (2018) es un disco controvertido al que los fans de Arctic Monkeys dieron la espalda muy pronto. Tras varios años en los que Turner había estado más pendiente de su proyecto paralelo The Last Shadow Puppets, y planteándose incluso comenzar una carrera por su cuenta, el gran tropiezo fue sacar este disco bajo el nombre de la nave nodriza, cuando en realidad era un proyecto en solitario y unas canciones que estaban compuestas con un piano electrónico en la soledad de su casa de Los Angeles. El resultado es un disco en el que los teclados predominan sobre unas guitarras que se quedan en secundarias o inexistentes en la mayor parte de los temas, con un interesante enfoque conceptual, basado en la vida de una imaginaria y vieja estrella del rock, que vive sus días de decadencia amenizando con su piano a los clientes de un hotel-casino en la Luna.El sonido del disco combina de manera brillante el lado crooner del personaje con la decadente atmósfera de sofisticación electrónica propias de semejante lugar en la Luna, y si esta obra viniera firmada por el David Bowie más experimental, o por el propio Turner como propuesta en solitario, habría sido reconocido y valorado de mejor manera, gracias a buenos temas como Star Treatment, Tranquility Base Hotel and Casino o Four out of five, pero firmado por los Arctic Monkeys dejó a todo el mundo extrañado y con la sensación de estar ante un tropiezo y una caída de la que tendrán que levantarse. Mientras lo hacen, y aunque el destino de nuestro viaje nunca sea la Luna, nosotros seguiremos poniendo sus discos en el coche, hasta que el frío del ártico haga que los monos vuelvan a juntarse al calor de sus guitarras.
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