martes, 22 de marzo de 2022

Grandes éxitos y tropiezos: Arctic Monkeys



Nuestro siguiente protagonista en la serie de artículos sobre Grandes Éxitos y Tropiezos es el grupo Arctic Monkeys, formado por unos chavales de Sheffield que nos devolvieron la esperanza en el rock alternativo justo después de que el globo de sus admirados The Strokes se nos acabara pinchando un poco. A lo largo de su carrera, los Arctic Monkeys han sufrido una evolución bastante drástica, y son el perfecto ejemplo de por qué esta sección es necesaria. Aquellos que busquen en los últimos discos la fiereza de las guitarras de sus primeras obras se llevarán una sorpresa que podría no resultarles agradable, y lo mismo ocurriría si alguien, enamorado de la sofisticación y los guiños crooner de los últimos discos, buscara esas señas de identidad en sus primeras entregas ¿Quieres comprar un disco de Arctic Monkeys? Esta es nuestra propuesta para que vayas sobre seguro.


Estás tardando en comprarlo: 

Whatever people say I am, that's what I'm not (2006) está considerado uno de los mejores discos de debut de una nueva banda, y en su momento muchos compararon el movimiento sísmico del aterrizaje de los "monos árticos" con el shock que en su momento produjo la aparición de los mismísimos Beatles. Con el tiempo, la euforia se fue rebajando y quedó claro que aquellas comparaciones no eran reales, pero el reconocimiento al talento de los Arctic Monkeys y de sus líder y frontman Alex Turner se ha mantenido casi intacto (a pesar de algún tropiezo que contaremos más abajo). El disco es una sucesión imparable de enérgicas y descaradas canciones de rock urgente y por momentos desenfrenado. Canciones como The view from the afternoon, I bet you look good on the dance floor, fake tales of San Francisco, Still take you home o When the sun goes down siguen haciendo que la adrenalina se dispare cada vez que las interpretan en concierto o suenan en la radio o en los pubs, recordándonos que con este disco dieron un golpe seco y duro sobre la mesa, haciendo saltar todos los vasos. Mi disco favorito de los de Sheffield, el que siempre quiero poner en el coche pero no me dejan, porque mi mujer y mis hijos prefieren poner el Favourite Worst Nightmare (2007).


El título de aquel primer disco era totalmente premonitorio (Lo que sea que la gente dice que soy es lo que no soy), ya que los Monkeys fueron alejándose paulatinamente de la urgencia y las guitarras a máximo volumen que les caracterizaba con cada uno de sus discos posteriores. Esta transformación de violento gusano a virtuosa mariposa se fue cocinando a fuego lento y disco a disco, y los frutos más brillantes se recogieron en el álbum AM (2013), en el que influenciados por bandas como The Black Keys (con los que compartieron gira) entregan un disco de rock con influencias cercanas al blues y a sonidos más propios de bandas estadounidenses. Siguen siendo rotundos en temas como R U Mine, y alcanzan la perfección con Do I wanna know, pero hay temas más pausados como Arabella, Why'd you only call me when you're high o I wanna be yours, en los que una electricidad más comedida combina en su justa medida con la nueva sofisticación reinante.


Si te queda pasta, llévate también:

Favourite worst nightmare (2007), la continuación del excelso disco de debut, refleja las dudas y los miedos al difícil segundo álbum, y como el grupo se debatía entre el continuismo de las canciones de la primera parte (Brianstorm, Teddy Picker, D is for Dangerous, Balaclava y la que para mí es su mejor canción, Fluorescent adolescent) y los primeros signos de evolución y cambio en la segunda parte del disco, que sin embargo y salvo excepciones (Do me a favour y, sobre todo, 505) dan sensación de pérdida de fuelle en un disco que en su primera mitad mantiene el nivel de su predecesor. Las cinco primeras son las favoritas de mis hijos, y suenan siempre en bucle en los viajes en coche. Las otras dos son las favoritas de mi mujer en ese disco, y tienen por tanto también un hueco en cada viaje.


Si Favourite worst nightmare (2007) era una transición evidente y marcada por dos caras bien diferenciadas, en Humbug (2009) esa transición ya se ha producido y el cambio es mucho más impactante. Las nuevas canciones se tiñen de una oscuridad y aspereza que en algunos momentos recuerdan incluso a The Doors (Potion Approaching) y la voz de Alex Turner suena mucho más grave y madura en algunos de los mejores temas de la banda, como My Propeller, Crying Lightning y, sobre todo, Cornerstone, la auténtica joya del disco. Su continuación Suck it and see (2011) no es un mal disco, pero de nuevo Turner y compañía se enfrascan en una nueva búsqueda que no maduraría hasta AM (2013). En el camino, entregan un disco correcto pero que no tiene ni la potencia de los primeros, ni la aspereza de Humbug, ni la calidad del mencionado AM. Quizá no llegue a la categoría de tropiezo, pero no es el mejor disco para adentrarse en el universo de los monos árticos.

Vuelve a dejarlo en el expositor:

Tranquility Base Hotel & Casino (2018) es un disco controvertido al que los fans de Arctic Monkeys dieron la espalda muy pronto. Tras varios años en los que Turner había estado más pendiente de su proyecto paralelo The Last Shadow Puppets, y planteándose incluso comenzar una carrera por su cuenta, el gran tropiezo fue sacar este disco bajo el nombre de la nave nodriza, cuando en realidad era un proyecto en solitario y unas canciones que estaban compuestas con un piano electrónico en la soledad de su casa de Los Angeles. El resultado es un disco en el que los teclados predominan sobre unas guitarras que se quedan en secundarias o inexistentes en la mayor parte de los temas, con un interesante enfoque conceptual, basado en la vida de una imaginaria y vieja estrella del rock, que vive sus días de decadencia amenizando con su piano a los clientes de un hotel-casino en la Luna.

El sonido del disco combina de manera brillante el lado crooner del personaje con la decadente atmósfera de sofisticación electrónica propias de semejante lugar en la Luna, y si esta obra viniera firmada por el David Bowie más experimental, o por el propio Turner como propuesta en solitario, habría sido reconocido y valorado de mejor manera, gracias a buenos temas como Star Treatment, Tranquility Base Hotel and Casino o Four out of five, pero firmado por los Arctic Monkeys dejó a todo el mundo extrañado y con la sensación de estar ante un tropiezo y una caída de la que tendrán que levantarse. Mientras lo hacen, y aunque el destino de nuestro viaje nunca sea la Luna, nosotros seguiremos poniendo sus discos en el coche, hasta que el frío del ártico haga que los monos vuelvan a juntarse al calor de sus guitarras.


Nuestro TOP 5

 1 - Fluorescent Adolescent
2 - I bet you look good on the dance floor
3 - Do I wanna know
4 - Cornerstone
5 - Crying Lightning

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