La canción se estructura en un formato de dueto, con Roger Daltrey cantando las partes del "pasajero" que, cada día, sube al autobús mágico para ir a ver a su chica. El pasajero acaba haciendo al "conductor" (Townshend) una oferta para comprarle el autobús. El conductor se niega en un principio, pero finalmente acaba vendiéndole el autobús al pasajero, para que cumpla su promesa de conducirlo a diario hasta la casa de su novia.
La canción destaca por el uso de claves en la percusión, y por un característico ritmo "a lo Bo Diddley", pero también por una línea de bajo casi inexistente, por la que John Entwistle declaró que no soportaba interpretarla en directo, en lo que para el suponía estar tocando una sola nota hasta sentir náuseas. Publicada únicamente como sencillo, alcanzó el puesto 26 de las listas inglesas y el 25 en las de Estados Unidos, pero el recorrido del mágico autobús fue mucho más largo, convirtiéndose, mal que le pese a Entwistle, en pieza imprescindible de los conciertos de la banda.
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