En muchos sentidos, The Kinks son
un anacronismo, a menudo iban contra la corriente musicalmente, las letras de
Ray Davies siempre prestaron atención el estilo de vida británico, pero de una
manera casi como la de una niñera, era pintoresco, pero tenía un buen ojo para
los detalles, a menudo fantasioso, pero siempre elocuente y rara vez
predecible. Combinado con el llamativo estilo de guitarra de su hermano Dave
(¿el guitarrista 'punk' original?), The Kinks tenían un sonido único e
inconfundible. El álbum The Kinks Are Village Green Preservation Society se
presenta como una especie de breves ensoñaciones, cada una de las cuales
proporciona los detalles suficientes para transmitir un sentimiento particular,
el álbum se abre como un libro emergente de recuerdos del pasado, presente y
futuro en un orden desordenado. Hay fantasías infantiles e historias de terror
("Phenomenal Cat" y "Wicked Annabella"), recuerdos de la
juventud (Do You Remember Walter?), visiiones sobre el paso de la contemplaciones
abstractas sobre la transición de la vida (Last of the Steam Powered Trains) y
objetivos ("Big Sky"), todo incluido en una sensación cinematográfica
para mejorar cada sensacion.
Nos vamos a detener en Village Green, una buena canción en
términos de nostalgia, el comienzo es muy pintoresco que recuerda a los
palacios antiguos y su aspecto clásico, un aspecto que contrasta teniendo en
cuenta el concepto del álbum. Se nota un muy buen dominio de los instrumentos,
ya que realmente exhiben un buen sonido de épocas pasadas y ambientes clásicos,
la melodía melódica está muy conseguida porque ajustan el tono de voz, dando a
la canción su musicalidad y atractivo especial, además en la parte del coro la
percusión está perfectamente coordinada para darle un tempo un poco más rápido,
brindando un ritmo lo suficientemente interesante como para darle un atractivo
musical realmente relevantes. Es la pista orquestal más exuberante presente,
con clavicémbalos, trompetas y un oboe que desentrañan la pintoresca belleza de
la humilde campiña, Davies narra desde la perspectiva de la desilusión rota
después de que la llamada de la gran ciudad resulta insatisfactoria,
enfocándose en los elementos que extraña tras su paso por la ciudad: el rocío
de la mañana, el aire fresco, una iglesia, un viejo roble. Luego revela su
relación con Daisy, la amó y la abandono. Las cosas se ponen crudas cuando se
burla de los turistas que se maravillan ante la misma singularidad que recuerda
con tanto cariño antes de afirmar con indiferencia que Daisy se casó con un
tendero local. Aunque la canción termina con la imagen de que, a su regreso, él
y Daisy "tomarán té, se reirán y hablarán sobre el parque del
pueblo", la forma melancólica en que se interpreta y canta la canción te
da la pista que solo se quedara en eso y que todo lo que ha tenido lo ha
perdido por completo.
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