viernes, 17 de junio de 2022

El disco de la semana 280: Kings of Oblivion - Pink Fairies



Los primeros años de la década de los setenta en Reino Unido fueron un interesante período de transición entre el rock progresivo y psicodélico de bandas como Pink Floyd, el glam rock de David Bowie, el rock and roll de The Rolling Stones y los ecos de la separación de The Beatles, por un lado, contra el paulatino germinar del movimiento punk que estallaría definitivamente en 1977, pero que ya se atisbaba en algunas bandas, especialmente representadas por The Ramones y The Stooges al otro lado del charco.

Pink Fairies surgió en ese momento de cambio, configurando una interesante mezcla que aunaba la psicodelia pasada y los largos solos de guitarra del progresivo, con una propuesta fresca y agresiva más cercana al hard rock y al punk que estaba por llegar. La actitud del grupo iba también encaminada hacia la rebeldía del punk, acercándose a posturas anarquistas, y tocando de manera improvisada en las puertas del Festival de la Isla de Wight como contrapunto a lo que el festival de pago ofrecía de puertas para adentro.

Kings of Oblivion ("Reyes del Olvido") (1973) fue su tercer disco de estudio, tras el que se acabarían separando en 1977, para reaparecer una década después con cambios en su formación y un cuarto álbum llamado Kill 'Em and Eat 'Em (1987). Con nuevos cambios en el seno de la banda, publicaron dos discos más en años posteriores, pero ninguno de los discos posteriores a su primera separación llegó al nivel de sus tres primeros discos, de los que Kings of Oblivion, grabado con la formación de Larry Wallis (voz y guitarra), Duncan Sanderson (bajo, voz) y Russell Hunter (batería), quizá sea la mejor muestra. En el momento de su lanzamiento, fue considerado como el mejor álbum de Pink Fairies

El disco toma su nombre de una frase de la canción "The Bewlay Brothers" del disco Hunky Dory (1971) de David Bowie, mientras que la portada, diseñada por Edward Baker, parodia los adornos de patos voladores que tanto se habían popularizado en la Inglaterra de la época, pero convirtiéndolos en cerdos voladores, anticipándose varios años al famoso cerdo volador de la portada de Animals (1977) de Pink Floyd. Comienza con City Kids, rotundo tema de hard rock que curiosamente Wallis llegó a grabar también con Motörhead tras dejar los Fairies durante un breve período de tiempo, y unirse a la banda de Lemmy Kilmister para grabar On Parole, álbum debut de Motorhead en 1976 que terminó cancelándose y que finalmente sería publicado en 1979.

Le sigue I Wish I Was a Girl, pieza clave del disco con sus casi diez minutos de duración, en los que hay espacio para intensos solos de guitarra, que en conjunto configuran una de las canciones más melodiosas del disco, sin perder la esencia de hard rock predominante en un disco en el que las influencias de artistas como Alice Cooper son predominantes, como en When's the Fun Begin? que combina el rock pesado con el tono psicodélico de sus coros y sus apocalípticos teclados que parecen simular sirenas de emergencia anunciando un bombardeo, que acaba llegando en Chromium Plating, pieza de rotunda batería e intenso sabor psicodélico, que parece no terminar de despegar hasta el brillante solo de guitarra, que despeja todas las dudas y justifica por sí solo la existencia de este tema en el disco.

Las pulsaciones suben aún un peldaño más en Raceway, tema instrumental con uno de los riffs más acelerados del álbum, con la banda tocando con una energía que recuerda a los mejores Led Zeppelin, y derrochando fuerza y creatividad en unos espectaculares cambios de ritmo. No levantan el pie del acelerador en Chambermaid, tremendamente efectiva y con guitarras que son de nuevo brillantes y que saben a cuero, carretera y manta. Cierran el disco con Street Urchin, más rítmica y contenida, pero igualmente reforzada por energizantes solos de guitarra que, una vez más, nos hacen plantearnos la ironía del título de este gran disco, porque los Pink Fairies fueron una genuina banda de rock que hubiera merecido mayor reconocimiento y visibilidad de las que tuvieron, pero el destino quiso que quedaran desterrados a esa terrible isla que es el olvido, en la que desde el día que llegaron fueron auténticos reyes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario