miércoles, 8 de mayo de 2019

Canciones que nos emocionan: Estadio Azteca, Andrés Calamaro




"Cuando era niño... y conocí el Estadio Azteca

Me quedé duro, me aplastó ver al gigante
De grande me volvió a pasar lo mismo
Pero ya estaba duro mucho antes"


Así narra "Estadio Azteca" en su comienzo la emoción de un niño al visitar por primera vez el mítico estadio de Ciudad de México. Una emoción comparable a la que esta canción nos hace sentir cada vez que la escuchamos. Y ha sido gracias a otro estadio, el Coliseum del Getafe CF, dónde dejamos un disco de Andrés Calamaro para "devolver la música al mundo" (*) y la referencia que la @revistapajaroazul hizo a la canción en los comentarios de la foto publicada en nuestro Instagram @7dias7notas, para que esta emotiva canción volviera a nuestras cabezas y nuestros corazones. Desde ese momento esta reseña era inevitable.

Esta joya del cancionero de Calamaro se encuentra oculta en "El Cantante", su octavo disco de estudio, editado en 2004 y basado principalmente en versiones de clásicos latinoamericanos como "Volver" de Carlos Gardel, "El Arriero" de Atahualpa Yupanqui o "El Cantante" conocida sobre todo en la interpretación de Rubén Blades. Considerado un disco menor en su discografía por contar con tan solo tres temas nuevos firmados por él, sin embargo estos nuevos temas se encuentran entre lo mejor que ha escrito y habrían sido importantes en cualquiera de sus discos "mayores".


"Estadio Azteca", compuesta junto a Marcelo Scornik, es seguramente la mejor de las tres, pero "Las oportunidades" merecería igualmente una reseña en las "canciones que nos emocionan". Y probablemente un día la tenga. La tercera en discordia es "La libertad", un tema lento y esperanzador sobre los que han sido privados de la misma.

Tres canciones que el mismo debió considerar importantes cuando, tras un largo alejamiento de los escenarios a causa de un ataque de miedo escénico, las incluyó como canciones destacadas de su vuelta magistral al directo en "El Regreso" (2005). Es en este disco, que resume una serie de tres conciertos consecutivos en el Luna Park de Buenos Aires con el apoyo de la Bersuit Vergarabat como banda de acompañamiento de lujo, en el que  descubrí Estadio Azteca, y en el que la canción se eleva aún más con el acompañamiento de un público enfervorecido y entregado como el niño que acudió por primera vez a ese estadio.


Ese niño se hizo grande en un "mundo de tentaciones" y "caramelos con forma de corazones", un mundo en el que le tocó vivir cosas buenas y malas, y en el que nunca dejó de aferrarse a una esperanza, eterna e irremediablemente "prendido a tu botella vacía, esa que antes... siempre tuvo gusto a nada".


(*) Ver "7dias7cds: Devolviendo la música al mundo" en la página "El increible viaje del tiburón amarillo"

1 comentario:

  1. Que lindo recuerdo, en lo personal los que son de mi quinta recordarán a través de esta canción el mundial de México 86.

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