lunes, 27 de mayo de 2019

La música en historias: El club de los oídos




     Desde el origen de la música y desde que tenemos conocimiento de los primeros músicos de la historia hasta la actualidad, ésta ha ido evolucionando a pasos agigantados y a través de su historia han surgido infinidad de estilos musicales y músicos que han sabido elevar este maravilloso arte a cotas inimaginables.

     Dentro de ese inunmerable elenco de artistas que han pasado  por toda la historia de la música me voy a detener en ese grupo de músicos que sin tener ni idea de solfeo, sin saber leer una triste partitura y sin haber estudiado en su vida este noble arte ayudaron a engrandecerlo gracias a sus contribuciones.

      ¿Pero cómo puede ser que sin haber dedicado un sólo minuto ni siquiera a aprenderse las notas (ya fuera por falta de medios o porque sencillamente no lo necesitaban) pudieran tocar una sola nota y además a hacerse grandes? Gracias al oído, hay gente que con sólo oir una nota es capaz de reproducirla con una exactitud demoledora, cómo por ejemplo uno de los reyes del blues, nuestro querido Robert johnson el cuál aprendió a tocar la guitarra de oído escuchando temas en la radio y en el fonógrafo. Robert Johnson está considerado cómo el rey del Delta Blues, con todo lo que eso significa.

Robert Johnson
   
     También tenemos al mismísimo Jimi Hendrix, que sin apenas tomar clases de música cambió la forma de entender y tocar la guitarra eléctrica. De él se dice que cuando era joven afinó su guitarra yendo a una tienda de instrumentos y tocando alguna que otra nota de los instrumentos que allí había, quedándose con la copla de las notas tocadas para luego reproducirlas en su guitarra, ya que no tenía recursos ni para tener siquiera un afinador.

     El mismísimo rey del Rock & Roll, Elvis presley grabó su primer disco sin tener ni idea de de leer música ni de interpretar partituras, menos mal. Y que vamos a decir de Django Reinhardt, que empezó tocando la guitarra sin tener ni idea de leer ni escribir, y mucho menos solfeo. Django está considerado como una de las grandes figuras de jazz.

Jimi Hendrix

     Paul McCartney es otro de este selecto grupo, un músico que a pesar de no sabr escribir partituras era capaz de reproducir exactamente lo que quería hacer. Su compañero de grupo John lennon tampoco tenía idea alguna de leer e interpretar partituras. Menos mal, porque lo que hicieron estos dos chicos con George Harrison y Ringo Star con los Beatles forma parte de la historia de la música.

     Mozart, aunque su caso es diferente, pues si sabía solfeo, pero no con tres años, edad a la que ya sabía sacar melodías de oído, todo un genio.  Prince, el cuál fue abandonado por su padre cuando tenía seis años, su padre se llevó todas sus cosas menos un piano, un piano que éste utilizó para sacar melodías de sus series de televisión favoritas, casi nada.

Paul McCartney

     ¿Cómo puede ser que el mismísimo Luciano Pavarotti no tuviera idea alguna de leer partituras? Para aprenderse las canciones tenía a una persona que le enseñaba estas fonéticamente.

     B. B. King es otro de este ilustre y selecto grupo que nunca se molestó en leer e interpretar partitura alguna. Los Bee Gees componían todos sus temas de oído, el mítico guitarrista Pete Townshed, el principal compositor del grupo The Who, aprendió a tocar además de la guitarra eléctrica varios instrumentos de forma completamente autodidacta. Otro que aprendió de forma autodidacta es Rory Gallagher (uno de los mejores y más influyentes guitarristas de blues rock que ha parido madre) el cuál llegó a tocar la guitarra eléctrica, la mandolina, el banjo, la armónica y el saxo.

Pete Townshed

     Y muchísimos músicos más que me dejo en el tintero que sin saber leer una sóla nota han hecho cosas muy grandes en el noble arte de interpretar música.
Sirva este pequeño post cómo homenaje a este grupo de músicos, pues además de demostrar el inmenso talento que tienen o tenían nos han demostrado que nada es imposible y que sólo hay que proponérselo, lo único que hay que hacer es agudizar el oído, ¿Por qué no?

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