La canción no solo relanzó la carrera de la banda, sino que con su energía desbordante y un mensaje generacional que, con el paso del tiempo, ha demostrado ser atemporal, se convirtió en uno de los grandes himnos del glam rock y en la canción más recordada del grupo. Su mensaje de búsqueda de la propia identidad durante la adolescencia, en un mundo que no siempre entiende las necesidades y sentimientos de las nuevas generaciones, va renovando su validez década tras década, ya sea en la voz de Ian Hunter, o en cada una de las interpretaciones que David Bowie hizo de su canción, que se convirtió en tema fijo de su repertorio en directo.
Musicalmente, la canción te engancha desde el primer minuto con su distintivo riff de guitarra, la intensidad de la proclama en sus estrofas, y un estribillo construido para cantar a coro en los estadios. En conjunto, estamos ante un espectacular himno que ha dejado también su influencia en la obra posterior de muchos artistas, no solo del glam rock (T. Rex), sino de grupos de décadas posteriores como Queen o Roxy Music, herederos pop de la androginia y la grandiosidad del glam rock de los años setenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario